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PP, PSOE y los líderes mundiales lamentan pero no
condenan el asesinato del activista antiglobalización
La Haine
Murió asesinado a manos de un comando de la organización terrorista Policía Italiana el joven Carlo Giuliani, activo militante antiglobalización que ya había sido detenido en anteriores actividades políticas siendo acusado por los jueces de "ultraje y resistencia a la autoridad".
GENOVA, 21/07/01.- Carlo Giuliani, activista antiglobalización italiano, fue asesinado por la banda terrorista Policía Italiana ayer en Génova. El pistolero que acabó con su vida le descerrajó dos tiros en la cabeza -uno en la frente y otro a la altura del ojo- cuando se encontraba protestando contra las catastróficas consecuencias de la globalización neoliberal.
Carlo Giuliani, de 23 años, yace en una cámara del tanatorio municipal con dos balazos en la cabeza. Su militancia política le llevó en anteriores ocasiones a ser detenido y acusado de "ultraje y resistencia a la autoridad".
Los miles de manifestantes antiglobalización condenaron enérgicamente el brutal asesinato. Pero como bien señaló el diario El País, el presidente italiano, Carlo Azeglio Ciampi, "lamentó casi protocolariamente" la muerte del manifestante. Berlusconi compareció a la rueda de prensa de cierre de las sesiones de ayer, pero simplemente se limitó a adherirse a las condolencias expresadas por Ciampi.
Anoche, tras una cena ofrecida por el presidente italiano, los dirigentes del G-8, Naciones Unidas y la Unión Europea hicieron pública una declaración en la que señalaban que "Nosotros, líderes de las naciones participantes en las conversaciones para combatir la pobreza mundial, lamentamos la pérdida de una vida mientras nos reuníamos para sustanciar nuestras iniciativas". Dirigentes del PP y PSOE en España "lamentaban" en su discurso habitual este "trágico suceso" ante las cámaras de televisión, pero en ningún momento quisieron condenarlo.
El Gobierno italiano quiso demorar hasta el último momento la noticia del terrorista culpable. Para ello dió toda clase de versiones incompatibles. Primero atribuyó el homicidio a la mano de un paramilitar anónimo. Después dijo que el muchacho fue víctima de un atropello circunstancial. Y finalmente recurrió a la versión de una piedra lanzada al aire. Todo esto para ocultar no sólo que el terrorista de la organización armada Policía Italiana disparó casi a bocajarro contra el joven activista. También porque el coche con el que los terroristas llevaron a cabo la operación retrocedió sobre el cadáver aplastándolo con las cuatro ruedas.
Detrás de la cara democrática del gobierno italiano, así como del PP, PSOE y el resto de líderes mundiales, se esconde la demostrada complicidad con los bancos y multinacionales, quienes son los dirigentes del entramado político y económico del terrorismo internacional. Y sus cachorros, hoy los violentos de la Policía Italiana, se encargan de sembrar de miedo y sangre las calles de Génova asesinando a quienes verdaderamente luchan por la libertad y la democracia.
La democracia de la sangre es la única forma que tienen los terroristas de hacer política, y el lenguaje de las pistolas su única forma de diálogo. No podemos esperar de ellos que condenen la violencia porque ellos la dirigen, la patrocinan y la ejecutan.
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