Nuestra política para construir un presente y un futuro con Trabajo, Dignidad y Cambio Social

Acuerdos elaborados colectivamente por los Movimientos de Trabajadores Desocupados de Lanús, "Darío Santillán" de Alte. Brown, San Telmo y Lugano de Capital Federal, Berisso, y "Oscar Barrios" de José C. Paz, integrantes del Movimiento de Trabajadores Desocupados "Aníbal Verón"

Por qué este material, por qué ahora

En los últimos años vivimos un período de intensas luchas populares: en nuestro país, en América Latina y en el mundo. En ese contexto surgieron nuestros Movimientos de Trabajadores Desocupados. Más recientemente, las jornadas del 19 y 20 de diciembre de 2001 le imprimieron una fuerza y una riqueza importantísima en experiencias y creatividad a las luchas en nuestro país.

Sin embargo, a partir del llamado anticipado a elecciones en julio de 2002 el mismo régimen cuestionado retomó el control de la crisis, y con la asunción de Kirchner logró recuperar "legitimidad". Algo impensado hace apenas un año, cuando el gobierno apeló a la represión criminal para frenar la lucha popular, decisión que dejó como saldo los fusilamientos de nuestros compañeros Darío y Maxi. Ahora las expectativas parecen encausarse nuevamente tras la confianza en una dirigencia incapaz de resolver la gravísima crisis estructural de nuestro país. Ante esto, creemos que no alcanza con lamentarse por los aciertos de los otros: es imprescindible revisar los errores propios, y asumir que en toda esta etapa hubo fuertes limitaciones en el conjunto del campo popular.

De los partidos de la izquierda tradicional, los errores tradicionales. Del «progresismo» socialdemócrata, también, sus propios errores. Pero entre quienes buscamos caminos de liberación por fuera de aquellas lógicas, las limitaciones también se hicieron notar: no resultaron extrañas las actitudes "ombliguistas", los desconciertos y las incapacidades, entre el amplio abanico de movimientos "autónomos", sean piqueteros, asambleas vecinales, estudiantes o trabajadores que autogestionan su trabajo. Para nosotros, la elaboración de estas líneas implican asumir la parte de la responsabilidad que nos toca.

Creemos que en este momento político es posible –y necesario- superar esas limitaciones y avanzar en mayores niveles de organización popular.

Por eso echamos a andar estos apuntes surgidos de un proceso de acuerdos y articulación en prácticas comunes que desde hace meses iniciamos los MTDs que señalamos al principio. Las ideas que acá volcamos surgieron principalmente de nuestras prácticas, y también de incorporar aportes de otras experiencias de lucha popular. La "política" que siga orientando nuestros pasos surgirá del ejercicio de pensarnos, extraer conclusiones, y también de la capacidad que, como trabajadores, como pueblo, tengamos para apropiarnos de las herramientas teóricas existentes, y aplicarlas en forma creadora, para definir los trazos del camino que queremos caminar.

Buscamos compartir estas ideas:

Con los demás MTD que integran junto a nosotros la Verón: los que sentimos hermanados por una experiencia muy cercana, y con quienes nos reconocemos y respetamos mutuamente con concepciones diferentes, confiados en que de esta forma hacemos nuestro aporte.

Con quienes solemos encontrarnos en el camino, cada tanto: esperamos que el debate de estas y otras líneas nos sirva para que ese andar juntos se nos vuelva más frecuente.

Con quienes coincidan poco o nada con lo que aquí planteamos: harán bien en acercarnos su palabra, seguramente nos sirva reconocernos compañeros, también, en la diferencia.

Nuestro objetivo, el Cambio Social: un presente y un futuro con trabajo, dignidad, justicia e igualdad

De nuestra corta pero intensa vida como movimientos -y de tantas otras luchas anteriores- aprendimos que para lograr esos anhelos tan sencillos será necesario cambiar la sociedad. Ese Cambio Social que dice nuestra bandera, tiene dos aspectos:

Por un lado, significa la transformación desde la raíz de un sistema capitalista basado en el individualismo y la ganancia, para construir una sociedad basada en la solidaridad y la realización de las personas; una apuesta a la vida frente a la barbarie que nos somete al hambre, la indignidad y la opresión cotidiana, y conduce a la humanidad hacia su propia destrucción. Queremos que toda la sociedad cambie, porque mientras el sistema económico y social esté organizado por los capitalistas, éstos van a buscar mantenerse como clase dominante apelando a todos los medios: el engaño o la represión, las leyes que ellos mismos diseñan, o cuando éstas ya no les sirvan, incluso por fuera de la ley. Como estos poderosos, aún siendo una minoría, no quieren permitir que se organice una sociedad justa e igualitaria para todos porque acabaría con sus privilegios, hará falta un cambio revolucionario que expropie las grandes extensiones de tierra y las grandes empresas para ponerlas en función social, generando trabajo digno e igualitario, donde la prioridad no sea la riqueza de pocos sino el bienestar de todos.

El otro aspecto del Cambio Social es el cambio en las relaciones cotidianas: para que esa sociedad que deseamos sea posible, tenemos que empezar a practicarla desde ahora. Todos los días organizando nuestro trabajo, nuestras actitudes, nuestras relaciones, con dignidad, justicia e igualdad. A mal puerto van a dar las experiencias que depositan sus ideales en futuros tan puros como remotos, que se contradicen con prácticas cotidianas donde prima la soberbia, las jerarquías y el desprecio al prójimo.

I. Cómo lograrlo: nuestra política para el Cambio Social

La autonomía

Entendemos por autonomía la capacidad que, como pueblo, tengamos para organizarnos y "dirigirnos" por nosotros mismos.

Nuestros movimientos son independientes del Estado y sus instituciones, los partidos políticos y la iglesia, pero la autonomía va más allá de esa independencia: rechazamos la subordinación de las organizaciones populares a cualquier instancia superestructural, ya que creemos que deben ser los propios ámbitos donde el pueblo se organiza desde la base los que determinen, en forma democrática, las decisiones y las políticas a seguir.

Nuestra experiencia nos señala que cuanto más se ejercite la autonomía en las organizaciones populares, cuanto más amplio sea el desarrollo y la articulación, mayores serán las posibilidades de que los intereses, los deseos y las decisiones de l@s trabajador@s sean protagónicos.

Por eso entendemos la lucha política como algo inseparable de la lucha por nuestros derechos: no concebimos la separación de "lo político" y "lo social". Las experiencias más importantes y genuinas que se proyectan como referencia política al conjunto popular, surgen del movimiento de masas y sus luchas, y no de "partidos que dirijan a las masas" u "organizaciones de vanguardia" que se sientan por encima del propio movimiento de masas.

La autonomía es, sobre todo, acción, realización cotidiana. Por eso los pilares que la sostienen, más que en grandes definiciones, se encuentran reflejados más adelante, cuando describimos nuestras tareas en el MTD.

La democracia de base

Cuando decimos "democracia de base" hablamos de horizontalidad, entendida como rechazo a las formas jerárquicas: nos reconocemos como pares, compañeros, donde ninguno está por encima del otro. No creemos, sin embargo, que la idea de horizontalidad exprese cabalmente nuestra concepción de la organización: cuanto más crecemos en cantidad de integrantes y también geográficamente, nuestros movimientos toman la forma de un rico y diverso entramado de tareas, áreas de trabajo y responsabilidades, que poco se asemeja a una línea horizontal.

En las primeras asambleas barriales éramos pocos, y pudimos organizarnos para tomar todas las decisiones entre todos, cada semana. Pero, ¿cómo hacer cuando el movimiento integra a varios centenares de compañeros, y crece en distintos barrios donde cada uno tiene su asamblea? ¿cómo hacer si la decisión colectiva de cada MTD debe articularse, además, con lo que deciden otros miles en una veintena de movimientos de base distintos?

Superamos esos problemas con organización. Sin definir estructuras jerárquicas, manteniendo la soberanía de las asambleas de base, pero también creando áreas de trabajo específicas, y delegando responsabilidades puntuales a compañeros. Para que el funcionamiento sea democrático, los compañeros que cumplan esas tareas deberán ser elegidos y tener el mandato de la asamblea. También es importante que esos roles sean rotativos y revocables. Si tendríamos que graficar la idea de organización que ponemos en práctica, más que una línea horizontal, dibujaríamos una pirámide invertida, donde en la cima, por sobre todo, están las asambleas de base, y en forma subordinada se estructuran los ámbitos de trabajo y las tareas que se delegan. "Nuestro único dirigente es la asamblea", decimos, y a los compañeros que les toca el rol de hablar o "representar" en determinados lugares al movimiento, los llamamos "voceros" o "referentes".

Para nosotros, entonces, el concepto de "democracia de base" es más amplio que el de horizontalidad: reafirmando la idea de igualdad, define una concepción de organización que "armoniza" las decisiones de base con el funcionamiento de una estructura organizativa que naturalmente toma forma en la medida en que crecen nuestros movimientos.

Esta concepción nos permite superar el "basismo" que estancaría nuestras luchas en cada pequeña realidad. Hay instancias de coordinación que requieren determinada "agilidad" para hacer confluir todas las voluntades: por eso nuestros delegados que participan de esos ámbitos respetan los mandatos de base, a la vez que hacen el mayor esfuerzo por "flexibilizar" las posturas propias en busca de un acuerdo común. Las asambleas, de todas formas, tienen la última palabra y pueden impugnar o remover a ese delegado si comete un error grave.

También es cierto que hay asambleas y "asambleas": hablar de horizontalidad presupone una igualdad en el acceso a la información, el conocimiento y la formación política de todos, lo que rara vez se da en la realidad de nuestro pueblo hoy. Conocemos experiencias donde la asamblea es sólo una formalidad donde los que tienen más información o mejor discurso terminan decidiendo o "dirigiendo" la decisión de los demás.

Por eso entendemos la democracia de base como inseparable de la formación y la educación popular, y como proyección a futuro, donde, al igual que sucede con otros valores que hacen al Cambio Social, sólo se concretarán si los ponemos en práctica desde ahora.

La construcción del poder popular

Para nosotros, el "poder" no es una "cosa" que nos resulta ajena, sobre la cual tenemos que estar a favor o en contra: preferimos entenderlo como una relación social. Construimos poder cuando avanzamos en el cambio de las relaciones humanas, sociales y políticas, cuando conquistamos mejores condiciones de vida, y cuando crece la capacidad de organización y lucha del pueblo. A eso llamamos "poder popular". En un orden social de dominación -como impone el capitalismo- ese poder del pueblo habrá que construirlo en disputa permanente con quienes nos oprimen. Y en esa disputa no hay espacios "vacíos": donde hay individualismo, soberbia y prepotencia, donde hay desorganización y escepticismo, es porque prima el poder de dominación. Sólo estaremos construyendo una alternativa de liberación si se ponen en práctica los valores que pregonamos, y ese cambio de conciencia adopta formas organizativas concretas que superen la fragmentación y el aislamiento, masifiquen y potencien las luchas. El poder popular se construye desde y en las bases, con democracia y participación consiente, con relaciones que prefiguren la sociedad que anhelamos. No puede ser construido de arriba hacia abajo ni por la fuerza, porque eso implica subordinación y no liberación.

El cambio revolucionario que transforme de raíz las estructuras injustas de la sociedad, será un paso más en la construcción del poder popular. No "el momento único" pero sí un paso importante, ya que sólo podremos garantizar esas transformaciones sociales profundas y consolidar los valores que día a día construimos, cuando estemos en condiciones, como pueblo consciente y organizado, de disputar el poder necesario para evitar que las minorías privilegiadas sigan imponiendo sus condiciones de opresión.

De esta forma tomamos distancia de las visiones que limitan la idea del poder a la conquista del aparato del Estado, como objeto y fin último, a tomar por asalto en la batalla final. También de quienes dicen ubicarse por fuera del poder -como si fuera posible- y pretenden zafar así, "en situación", de las relaciones de dominación.

Tras esta idea de poder popular -entendido como relación social-, buscamos cambiar la correlación de fuerzas en la sociedad a favor de los intereses del pueblo, luchando por nuestras reivindicaciones inmediatas y participando en las coyunturas políticas que se muestran determinantes para el avance de la consciencia popular.

Contra la explotación del hombre por el hombre y la opresión de los pueblos

Junto al rechazo al capitalismo como sistema económico, cuestionamos al régimen político que lo sostiene diseñado para garantizar jurídicamente -o por la represión- que la propiedad privada y la ganancia estén por encima del derecho a la vida y la justicia. Por eso, a la vez que ponemos en práctica los más amplios métodos democráticos en nuestras asambleas y organizaciones, desde hace años nos manifestamos en contra de esta democracia "mentirosa" donde "el pueblo no gobierna ni delibera", ni siquiera "a través de sus representantes", que representan a sus propios intereses o los del poder. Nos ofrecen una democracia "clasista", de las clases altas, donde el entramado institucional garantiza voz y capacidad de decisión sólo a las grandes corporaciones económicas y sus voceros mediáticos, mientras ignora o reprime las genuinas expresiones del pueblo humilde y trabajador que reclamamos justicia.

Con la misma lógica del capitalismo, a escala mundial el imperialismo establece una relación de dominación entre potencias opresoras y pueblos oprimidos, apelando a guerras o planes económicos para extraer las riquezas naturales en cualquier parte del mundo, explotar y marginar a pueblos enteros. Con misiles o planes del FMI, la destrucción que propone el imperialismo para Latinoamérica ya está penetrando bajo el nombre de «Acuerdo de Libre Comercio para las Américas (ALCA)». El ALCA es la nueva herramienta de los Estados Unidos para extender su dominio económico e intervención político-militar en nuestro continente. Repudiamos estos planes, y tampoco confiamos en un MERCOSUR que se limita a ser una alianza económica de las grandes empresas locales, tan explotadoras como las trasnacionales. Creemos que no serán los empresarios y los gobiernos quienes pongan freno al imperialismo. Deberemos ser los movimientos y organizaciones populares, independientes de los Estados y los grupos económicos, quienes nos juntemos para organizar las luchas y la oposición regional al ALCA y romper la subordinación a los EE.UU., sus organismos internacionales y sus empresas.

Aspiramos a que cada lucha en cualquier parte del mundo encuentre a las organizaciones que sentimos hermanas, impulsando colectivamente y con criterio regional, la solución de los problemas inmediatos de los explotados: la distribución de la tierra, el hambre, la desocupación y la represión.

Por eso reafirmamos la idea de Soberanía de los pueblos, los procesos de liberación, más allá de las fronteras, como principal factor de resistencia y alternativa a la barbarie del capitalismo globalizado e imperial.

La puesta en práctica de valores de igualdad y solidaridad

Buscamos que nuestras mujeres y nuestros hombres sean cada día más libres, dignos y generosos. Esta es una pelea difícil y a contramano de los valores dominantes. Pero la idea de ir forjando cada día la sociedad que queremos nos impulsa a luchar con mas fuerza por los cambios revolucionarios que necesitamos para construir un país solidario y una humanidad con esperanza.

En un material de formación de base del MTD, planteamos estas definiciones:

La solidaridad es ver la necesidad del otro como si fuera propia, sentirse bien ayudando a los demás, y cosechando la ayuda de los compañeros cuando la necesitamos.

El compromiso es sentirnos protagonistas, entre todos, a la hora de resolver los problemas de todos. No tener una actitud pasiva mientras haya necesidades e injusticias. Sentirnos bien sabiendo que aportamos nuestro granito de arena.

La honestidad: cualquier ventaja individual que saquemos de un beneficio común, es un daño a quienes tenemos al lado. Ser honestos es, sobre todo, ser justos con nuestros compañeros y no sacar ventajas.

La alegría: el trabajo comunitario y la asamblea generan un clima de compañerismo, amistad y alegría. Aleja la competencia y la especulación, y nos hace sentir útiles en lo que hacemos, si todos aportamos parejo.

La libertad: en el movimiento intentamos construir espacios que rompan con la dominación. La libertad no la entendemos en forma individualista: "nadie libera a nadie, nadie se libera solo. Todos nos liberamos en comunidad".

Otros compañeros agregan:

El respeto a las diferencias: en nuestros movimientos, la palabra "compañeros" nos hermana a todos, más allá de las opciones religiosas, sexuales, culturales, de edad o nacionalidad.

La defensa de los recursos naturales y el medioambiente: cuando la ambición desmedida del capitalismo amenaza la propia supervivencia del planeta, el acercamiento a los movimientos campesinos y los pueblos originarios nos enseñó a respetar y luchar también por estos valores.

Reconocernos como parte de un proceso histórico

Nuestra práctica y la reflexión, principales fuentes de nuestras ideas, se nutren también de la riquísima experiencia de luchas de los trabajadores y los pueblos oprimidos, a lo largo del mundo y de la historia.

Incluso las ideas de autonomía, democracia de base y poder popular, a veces con distintos nombres, fueron parte de las más ricas experiencias de lucha que nos precedieron.

En todos estos años acompañamos el proceso autocrítico sobre las limitaciones de las experiencias populares y revolucionarias que fueron derrotadas en las ultimas décadas, y nuestra práctica surge también como búsqueda de los caminos que eviten reincidir en los mismos errores.

Pero no seremos tan soberbios de desconocer la experiencia histórica acumulada. Reivindicamos, incluso de aquellas experiencias frustradas, las enseñanzas políticas y el gran caudal de heroísmo colectivo, extrema solidaridad y entrega por el prójimo que expresaron generaciones enteras, con tanta fuerza y convicción, que el ejemplo aún alumbra y motiva nuestras prácticas.

II. nuestra política en el conjunto del campo popular

Nosotros pensamos que es necesaria la unidad de pueblo si queremos tener éxito en nuestras luchas. No nos referimos a las consignas huecas que buscan encolumnar a "los trabajadores", "el pueblo", tras liderazgos y proyectos que nos resultan ajenos y no responden a nuestros intereses. Hay fuerzas políticas que, en nombre de la "unidad", proponen acciones y alianzas que poco aportan y poco consideran los deseos populares. Por eso vemos que las mejores y más sólidas experiencias de unidad surgieron de procesos concretos de articulación y coordinación para luchas concretas, tras intereses comunes.

Articulación

Llamamos articulación a las relaciones en las que encontramos importantes coincidencias de criterios políticos, valores, afectos. Si coincidimos en los grandes trazos de un proyecto de Cambio Social, no importan las distancias, las particularidades o los tiempos de cada sector. Estos apuntes surgen de un proceso de articulación y creciente unidad entre los MTDs que señalamos al principio. También valoramos el intento de la Coordinadora de Organizaciones Populares Autónomas (COPA), donde desarrollamos la relación con los movimientos campesinos de Santiago del Estero, Córdoba y Mendoza, y otras asambleas, grupos barriales o estudiantiles del resto del país.

Nuestra experiencia y los mismos valores de autonomía que sostenemos, nos enseñan a ser respetuosos de los tiempos propios y de cada uno, no apresurarnos, pero tampoco despreciar la búsqueda de avances en mayores niveles de unidad entre quienes nos vayamos reconociendo hermanados en un camino común.

Coordinación

También reconocemos como compañeros de lucha a sectores del pueblo que eligen otras formas organizativas o definiciones políticas, otros caminos a transitar, muchas veces tras los mismos objetivos de transformación que aquí sostenemos. Por eso le damos mucha importancia a la coordinación.

Con otros movimientos y organizaciones de desocupados mantenemos diferencias, pero podemos coincidir puntualmente en la exigencia de más planes de empleo, aumento de los salarios y contra la represión. Con organizaciones de derechos humanos coincidimos en denuncias y actividades por el repudio a la impunidad. Con los trabajadores ocupados coincidimos en la reivindicación del trabajo digno y bajo control obrero, la lucha por aumentos de salarios y mejoras en las condiciones de trabajo. Con los trabajadores de la salud, en la defensa del Hospital público y una buena atención médica para todos. Con organizaciones sociales y políticas coincidimos en las jornadas del 19 y 20 de diciembre del 2001, y en otras luchas en común. Con organizaciones populares de todo el mundo hemos coincidido en el repudio a la guerra imperialista, en la lucha contra el hambre y por la preservación del planeta.

La Verón: una valiosa experiencia de coordinación, unidad en la lucha e identidad común

Como herramienta de coordinación para la lucha, el MTD Aníbal Verón es un "movimiento de movimientos", que alberga a MTDs que no necesariamente compartimos las mismas concepciones políticas. Por lo tanto es un espacio heterogéneo, que se basa en el respeto a los acuerdos, y también a las diferencias.

Para nosotros, la Verón es más que una herramienta para la "unidad en la acción". El piso de acuerdos es importante: coincidimos en una caracterización general de la etapa política que transitamos, en construir movimientos masivos de participación popular, con independencia del Estado y sus instituciones, los partidos políticos o la iglesia. Esos acuerdos nos permiten, además de confluir en acciones puntuales, construir una herramienta de coordinación en común, estable y con un funcionamiento regular. Así fuimos construyendo, incluso, una identidad de lucha común que sobrevuela y cohesiona las prácticas y concepciones diversas.

En una situación política de mucha dispersión en el campo popular, donde la autoreferenciación excesiva muchas veces resultó una traba para mayores niveles de lucha, valoramos esta experiencia creativa de unidad. Y buscaremos, en los próximos tiempos, que crezca y se amplíe.

III. Nuestros Movimientos de Trabajadores Desocupados

Nuestros MTD son el producto de las luchas de la última década por parte de trabajadores desocupados que nos organizamos democráticamente en nuestros territorios. En realidad, cuando hablamos hasta ahora de los valores, las ideas y las practicas -es decir: la política que sostenemos-, hablamos centralmente del aprendizaje en nuestros MTD.

Las decisiones se toman en las asambleas que se realizan periódicamente, habitualmente una vez por semana. La asamblea designa también a los compañeros que concurren a las reuniones del conjunto de los movimientos de la Verón, de los espacios de afinidad política, con otras organizaciones sociales, con funcionarios, etc. Nos organizamos también en áreas de trabajo que desarrollan proyectos productivos o comunitarios. También organizamos áreas de tramites, alimentos, salud, seguridad, prensa y formación.

Nuestra lucha por "Trabajo, Dignidad y Cambio Social", decimos, tiene tres aspectos principales: la lucha en las calles, el trabajo igualitario y la formación o educación popular.

La lucha en las calles

Los piquetes y cortes de ruta, las movilizaciones y acampes, son un componente fundamental de nuestras organizaciones. Porque a través de la lucha conseguimos y mantenemos los alimentos para nuestros comedores, subsidios y herramientas para impulsar nuestros proyectos productivos, y otras demandas de carácter político que de otra forma no serían escuchadas. Pero también porque en la lucha nos conocemos a nosotros mismos y podemos distinguir mejor a quienes nos apoyan, a quienes nos ignoran y a quienes tratan de reprimirnos. La lucha alimenta nuestra conciencia, así como las verduras de nuestras huertas y las cocinas de nuestros comedores alimentan nuestro cuerpo.

El trabajo igualitario

La producción en el MTD es popular y solidaria. El fin es satisfacer nuestras necesidades y mejorar calidad de vida de todos. Es opuesta al capitalismo que sólo busca la acumulación de riquezas, y esas riquezas siempre quedan en manos de unos pocos. Nosotros definimos nuestro trabajo como libre y compartido, que relaciona a una comunidad de hombres y mujeres socialmente iguales que se unen para trabajar a la par. En esa relación nace el afecto, la solidaridad y el compañerismo. Apostamos a los beneficios colectivos y no a salidas individuales. La autogestión económica tiene que ver con nuestra autonomía, con ser nosotros los que decidimos sobre todo los aspectos de nuestra vida, nuestro movimiento y nuestra lucha. Para eso tenemos que ser independientes también en lo económico. Esto no nos resulta sencillo por la situación de necesidad que atravesamos. Por eso nos manejamos con fondos comunes, con aportes de compañeros y con producción propia.

La formación y educación popular

La formación para nosotros es un elemento esencial en la construcción del Cambio Social. Nos formamos en la lucha, en el trabajo libre y compartido, en la participación en las asambleas y reuniones de áreas, y a través de los talleres de formación. Utilizamos herramientas y dinámicas de Educación Popular, que nos permiten participar a todos por igual. En estos ámbitos reflexionamos sobre la práctca, para ampliar la participación y el compromiso de los vecinos y el pueblo. Analizamos y comprendemos la realidad. Cuantos más seamos los que luchamos y pensamos, más certezas y poder podremos construir. Buscamos decidir por nosotros mismos, para eso necesitamos estar informados y formados, siempre colectivamente. Se trata de mejorar como militantes y como personas, de desarrollar y multiplicar los valores solidarios, nuevas formas de relacionarnos que derroten un poquito cada día los valores del dominador, sus ideas. Desde la educación popular partimos de estas premisas : Solo el pueblo puede cambiar esta realidad. Nadie sabe todo y no hay nadie que no sepa nada. El que lucha ya sabe, pero el que reflexiona sobre sus luchas, lucha mejor.

El MTD y los planes de empleo

En un país donde no hay posibilidad -en el corto plazo- de recuperación de los millones puestos de empleo destruidos por mas de 25 años de políticas neoliberales, los Planes de Empleo se pusieron en marcha y ampliaron sólo después de grandes puebladas y fuertes luchas. Son una conquista de los trabajadores desocupados que nos costaron muchos mártires. Nuestro movimiento lleva el nombre de uno de ellos, Aníbal Verón, piquetero asesinado en la Provincia de Salta.

La autonomía que también peleamos y conquistamos respecto a la administración de estos subsidios, nos permite atender algunas carencias básicas, nos da la oportunidad organizarnos y aprender a trabajar sin patrones. Conseguir un plan de empleo en la lucha no nos conforma, significa un primer paso que abre conciencias hacia nuevas reivindicaciones, nuevos sueños y nuevas luchas.

Lo que el gobierno paga por los planes de empleo revela lo que el capitalismo en la Argentina hoy está dispuesto a ceder a millones de personas despojadas de sus empleos, mutiladas del porvenir. Un valor que no llega a cubrir la mitad de la canasta de emergencia y que busca mantenernos en la indigencia.

El manejo corrupto de los planes de empleo por los «punteros» es una demostración más de la perversidad de un sistema político que lleva a millones de personas a la miseria y la desesperación y utiliza esa miseria y esa desesperación para perpetuarse. Apropiados por nuestras organizaciones, esos mismos recursos se transforman, en el marco de las relaciones sociales y laborales que nos proponemos, en un incentivo y un desafío para avanzar en la construcción del poder popular hacia el Cambio Social.

Junio de 2003 - a un año de la Masacre de Avellaneda

Darío, Maxi y todos los caídos en la lucha popular

¡presentes! ¡ahora y siempre!

MTD de Lanús mtd_lanus@inventati.org , MTD «Darío Santillán» de Alte. Brown mtdaltebrown@yahoo.com.ar , MTD de Berisso berissomtd@hotmail.com , MTD de Lugano mtdlugano@yahoo.com.ar , MTD de San Telmo mtdst@hotmail.com , MTD «Oscar Barrios» de José C. Paz mtdjosecpaz@hotmail.com .

integrantes del Movimiento de Trabajadores Desocupados «Anibal Verón»

copa [coordinadora de organizaciones populares autónomas - regional la plata]

 
       

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