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Coyuntura nacional: Crisis social y dependencia
x Sistema Informativo Patria Libre. Ejército
de Liberación Nacional (ELN) - Colombia
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Colombia. Abril03.- El Fondo Monetario
Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM) manejan la economía
colombiana y las disposiciones laborales desde 1949, cuando fueronllamados
por Mariano Ospina Pérez, es decir, que hace 54 años somos
una presa más de los dos instrumentos de dominación creados
por la gran potencia.
Cuando estos organismos orientaron que lo más conveniente era
fortalecer el Estado de Derecho, eso se hizo. Y cuando le convino al
progreso imperial el proyecto neoliberal, en la década del 70,
ese modelo fue el que la muy obediente oligarquía colombiana
asumió.
El pueblo solamente ha sido espectador y víctima de los mandatos
de los dos organismos internacionales, creados en Bretton Woods. Los
economistas colombianos, no formados en Harvard por no pertenecer a
la elite social y política, han sido reducidos a analistas académicos,
cuyas críticas no cuentan para nada. Pero ahora, estamos viviendo
el período presidencial del más ferviente trabajador del
FMI y del BM: Álvaro Uribe Vélez. Ferviente y destacado,
pues hasta la última coma que le indican la coloca donde le dicen.
Eso se debe a su carencia absoluta de patriotismo, a su desprecio total
por lo nacional y su ideología fascista.
Para Uribe los trabajadores colombianos deben ser tan disciplinados
frente al mandato como él, o bien pueden descansar en los cementerios.
Esto no es una exageración. Basta ver el panorama social en cualquiera
de nuestras ciudades o en nuestro campo. Y para los que han tenido el
privilegio de realizar algún estudio y mantienen la dignidad
y el nacionalismo, solamente por curiosidad, lean la legislación
de la seguridad democrática. El tan mencionado Referendo, en
lo relativo al tema económico y laboral, va a congelar el gasto
público y los salarios de los empleados públicos, lo cual
significa en otras palabras: pérdida del poder adquisitivo (12%),
menos posibilidades de educación, salud, esperanzas de empleo,
vivienda, alimento, vestido. El argumento real es que los fondos del
presupuesto público los requiere Uribe para costear una parte
de la guerra y pagar los intereses de la devoradora Deuda Externa. Su
plan de desarrollo "Hacia un Estado Comunitario" es solamente
para favorecer la décima parte de la población. Los 25
millones de pobres no tienen nada que ver allí.
El desempleo crece diariamente en nuestro país. Teniendo en
cuenta estudios realizados por las ONG y algunas instituciones académicas,
se calcula que un 70% de la Población Económicamente Activa
(PEA) está sin trabajo o trabajando en condiciones precarias,
esto es, sin contratos, sin ninguna protección y temporalmente.
Ya ni los maestros tienen garantías laborales pues el proyecto
de descentralización y el trato empresarial al sector educativo,
los convierte en candidatos a desempleados o a trabajar por tiempos
mediante contratos.
La reforma educativa, llamada Revolución Educativa por Uribe,
es realmente una contrarrevolución, cuyos objetivos son preparar
a los hijos de las elites como tecnócratas en las universidades
privadas para ser gerentes de las filiales transnacionales y mano de
obra calificada, proveniente de los sectores populares, para se vendan
barato luego haber hecho la primaria, el bachillerato y una carrera
técnica. Para su proyecto no se requieren muchos profesionales
y con algunos miles de maestros basta. La cultura será la que
concibe el "modo de vida americano" y para asumirla se necesita
poco cerebro, pensar lo menos posible, menos aún tener pensamiento
crítico, por lo tanto los conocimientos amplios no son necesarios.
Por otro lado la privatización de la atención de salud
avanza, sin parar. Además, para completar el cuadro, el finado
Ministro de Protección Social dejó una legislación
que ha generado un conflicto entre los laboratorios nacionales y los
de las transnacionales de las medicinas, pues en un párrafo muy
ambiguo, prácticamente quita a los laboratorios nacionales la
posibilidad de producir una serie de medicamentos genéricos o
copiar otros. Si se decide aprobar esta ley, entrarán al país
más de siete mil medicinas provenientes de los Estados Unidos,
sin pagar ningún tipo de arancel (gracias a los acuerdos del
APTA) y a precios de importación.
Los conflictos ocasionados por la privatización de los servicios
públicos, estallan por allá y por acá. En febrero
se produjo un levantamiento de la población en Planeta Rica (Córdoba),
porque la empresa Electrocosta decidió quitar la corriente a
los barrios pobres y racionarla a los de estratos 2 y 3. En Cali se
adelanta la lucha contra la privatización de Emcali (Empresas
Municipales de Cali).
La Unión Sindical Obrera (USO) presentó un pliego de
peticiones que fue respondido con un contrapliego por parte de ECOPETROL,
donde los trabajadores perderán conquistas laborales y sociales
logradas en años de luchas, así como derechos sindicales.
La negociación está paralizada porque el gobierno no cesa
en su empeño de privatizar la empresa petrolera. El contrapliego
gubernamental no solamente es lesivo para los trabajadores en cuanto
a sus garantías laborales, sino porque elimina una serie de normas
de protección a la empresa nacional.
Será una lucha difícil y no faltará la mano represiva.
La historia de estos trabajadores nos muestra bastantes ejemplos de
su decisión de defender una empresa de las poquísimas
que quedan en manos del Estado, a costa de la vida y de la libertad
de cientos de ellos.
Ahora también están dispuestos a priorizar por sobre
sus reivindicaciones laborales y sindicales la empresa nacional. Los
cerca de cuarenta mil empleados públicos que quedarán
sin trabajo con la fusión de los seis ministerios y la desaparición
de instituciones regionales, vendrán a incrementar el número
de desempleados y a profundizar, aún más, el conflicto
social.
Estos hechos ilustran, por encima, el panorama de las ciudades. Si
miramos a nuestros campos la situación es aún más
desoladora.
Primero, vale la pena recordar que en Colombia el 1% de propietarios
posee el 53% de las tierras cultivables y el 47% restante se reparte
en minifundios. Además, hay cerca de un millón y medio
de campesinos sin tierra. Según el DANE (Departamento Administrativo
Nacional de Estadísticas) las hectáreas cultivadas se
han reducido, entre 1990 y 2001, de 4 millones 763 mil a 3 millones
948 mil. Esto ha llevado a que la importación de alimentos y
materias primas haya aumentado de 375 millones de dólares a 1.800
millones entre 1991 y 2001. Esta dependencia que se incrementa año
por año, está colocando en grave peligro la seguridad
alimentaria del país.
Hay que añadir a estas cifras dos elementos:
Uno: que los sectores más afectados por esta importación
de alimentos, semillas y materias primas son los campesinos propietarios
de minifundios, ya que ante el bajo precio de los alimentos importados
han quebrado y ya ni como jornaleros consiguen trabajo en las compañías
transnacionales que están acaparando tierras.
Dos: que la represión y la violencia estatal tienen especial
intensidad en el campo, donde los campesinos son masacrados, desplazados
por las fuerzas regulares e irregulares gubernamentales y extranjeras.
Por otro lado el marcado interés del gobierno de Uribe por regalar
el país a los gringos y viabilizarles todo para el ALCA, lo ha
llevado hasta el punto de eliminar a los cultivadores de café,
por la vía de la quiebra. ¿Qué quedará,
pues, para nuestros campesinos? ¿Cementerios por todas partes
y desplazados en las ciudades, aumentando el número de indigentes
y de delincuentes? ¿Y de nuestros indígenas, atropellados
y asesinados por los militares y paramilitares o por marines norteamericanos
como se avisora en el caso de los U’Wa? Sin lugar a dudas la paz
que busca Uribe es la paz de los sepulcros o fosas comunes en el campo
y la ciudad. La muerte está acabando a una gran parte del pueblo
colombiano por las balas, las bombas o por hambre.
Los que sobrevivan están destinados a vivir, en cuanto alimentación
y saber, escasamente con lo necesario para trabajarle al gran capital
transnacional, colonizados, en un país totalmente dependiente.
Las visitas semanales de los funcionarios del gobierno de EE.UU., la
presencia permanente de la DEA y la CIA, la ocupación de nuestro
país por tropas extranjeras y un presidente hecho al corte y
a la medida de las necesidades imperiales, nos condenarán si
no luchamos unidos por otro destino.
El conflicto social se agudiza, la resistencia y la lucha popular,
campesina e indígena expresadas en paros, huelgas, encuentros,
marchas se incrementan, pero nos falta coordinar más pues la
lucha es una sola, por la vida, por nuestra vida y por un futuro con
patria y dignidad.
El ELN ha planteado reiteradamente que no habrá paz sin resolver
el conflicto social, que es conflicto político también.
Vivimos un conflicto entre una clase arrodillada ante los señores
de la Casa Blanca portadores de los intereses del gran capital y la
clase trabajadora, portadora del patriotismo y la dignidad.
La clave para vencer en esta lucha, que por todos lados está
planteada a muerte, está en la unidad, en la movilización
organizada, en la solidaridad entre trabajadores y desempleados, entre
campesinos, indígenas y habitantes de las ciudades, entre jóvenes
y jubilados, en fin, entre todos los colombianos de verdad.
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