|
|
|
|
|
Argentina: Disparen a la Aníbal Verón
|
Retruco
Uno fue asesinado. Otro tiene un balazo en un pulmón. Otros la
sacaron más barata, con aprietes a mano armada o palizas de madrugada.
El combativo grupo de piqueteros de Solano, que no se encolumna en ningún
partido político o central sindical, viene recibiendo una serie
de agresiones muy graves desde principios de enero.
No fue difícil ubicar al barrio La Fe. Está al sur de la
Capital, en el municipio de Lanús, una vez que terminan las calles
de asfalto, justo al lado de un enorme basurero de chatarra. Una montaña
de autos oxidándose al sol sirve de referencia para quien llegue
por primera vez. El asentamiento tiene un sector nuevo, de casillas en
construcción, todavía entremezcladas con el depósito
de basura. Ahí vive Juan Arredondo, el piquetero baleado el 15
de abril en la puerta de la Municipalidad, mientras participaba de un
corteen reclamo por el pago de los planes de empleo.
Arredondo es la última víctima de una serie de episodios
de violencia registrados en la zonasur contra los desocupados que cortan
rutas. El primero ocurrió a principios de enero, una noche en queLuis
Salazar volvía de una protestaen el Puente Pueyrredón. Dos
desconocidos lo interceptaron a metros de su casa y le hundieron un arma
en el estómago.
"¿Viste qué fácil?", le susurróuno
de los matones al oído. "Si te la damos acá nadie te
ve".
El 6 de febrero siguiente, un conductor de nervios frágiles asesinó
a Javier Barrionuevo en un piquete, en la localidad de Esteban Echeverría.
En marzo hubo un ataque más, esta vez contra Orlando Rivero, desocupado
de Solano. Un grupo de desconocidos que se movía en dos automóviles
le salió al cruce a las 5.30 de la mañana, cuando el muchacho
iba camino a la panadería comunitaria del Movimiento de Trabajadores
Desocupados de Solano. Le dieronuna golpiza y una advertencia: "Tené
cuidado con lo que andás haciendo". Y en abril pasó
lo de Arredondo.
Igual que el asesinado Barrionuevo, los demás
agredidos son integrantes de la Coordinadora Aníbal Verón,
organización de desocupados fuerte en el sur del Gran Buenos Aires.
La CTD-Aníbal Verón reúne a grupos de desocupados
de Lanús, Solano, Esteban Echeverría, La Plata, Quilmes,
Almirante Brown, Ezeiza y José C. Paz. Su característica
distintiva es que no están vinculados a ningún partido político
ni central sindical.
Tal vez esolos deje más expuestos a episodios de violencia, amenazasy
zancadillas judiciales.
En Lanús El municipio de Lanús tiene dos particularidades
únicas. La primera es Manolo Quindimil, el intendente más
reelecto de la historia argentina, leyenda viviente del peronismo. La
segunda es que, por voluntad de Quindimil, todo el distrito está
asfaltado.
Lanús se puede recorrer de arriba a abajo o de derecha izquierda
siguiendo los itinerarios más caprichosos con el mismo resultado:
hay asfalto por todas partes. Hasta la villa más pobre tiene sus
calles de asfalto. Excepto por La Fe.
Juan Arredondo recibe a Página/12 en la puerta
de su casa, que levantó a unos doscientos metros del obelisco de
chatarra. En el lugar, un grupo de vecinos está limpiando de basura
pequeñas parcelas de terreno para levantar, una vez que el barro
del fondo se seque, las próximas casillas de madera, chapa y bolsas
de nylon.
Para tener derecho a estas manzanas de suelos contaminados,
los pobladores de La Fe tuvieron que enfrentarse a Quindimil y a una cooperativa
denunciada por estafas. Su orgullo es haberlo conseguido. A las once de
la mañana, el lugar resuena por los martillazos, por los clavos
perforando el zinc y los serruchos cortando madera. El barrio está
metido en ese proceso de transformación por el cual los cajones
de manzanas se convierten en muebles, las chapas de los más diversos
orígenes y edades pasan a ser paredes o techos, y cualquier cosa
plana viene bien para tapar los agujeros que queden. En el aire hay un
olor acre, producto delos desechos químicos tirados quién
sabe desde dónde. Arredondo tiene orden médica de no hacer
esfuerzos.
La bala le entró por el costado derecho del
tórax, atravesó un pulmón y salió por la espalda,
a centímetros de la columna, sin tocar la médula, por lo
que no quedaron secuelas graves. Fue una cuestión de suerte. El
motociclista que le disparó tras encolerizarse porque no lo dejaban
atravesar el piquete frente a la Municipalidad es un agente del Servicio
Penitenciario Federal de costumbres particulares. Cuando se le ocurrió
cruzar por el medio de la manifestación que cortaba la calle llevaba
puesto un chaleco antibalas y un arma no registrada en la cintura.
Conducía además una moto sin patente.
Arredondofue trasladado al hospital. Las primeras horas, su esposa Graciela
y su hija Isabel esperaron en la puerta de la habitación donde
quedó internado.A medianoche Graciela salió a comer algo
y justo entonces un supuesto auxiliar de Justicia se presentó en
el lugar para llevarse a la hija "a declarar". La joven se negó
y el funcionario abandonó el hospital; era casi la una de la madrugada.
Minutos más tarde, un custodio del sanatorioavisó que había
llegado "el remise solicitado" para que Isabel volviera a su
casa. Ella tuvoque aclarar que no había pedido ningún auto.
Por las dudas, las mujeres decidieron no moverse del hospital ni separarse
hasta que se hiciera de día.
El piquetero pasó más de una semana
internado, hasta que le dieron el alta y lo mandaron a su casa sin antibióticos
ni ambulancia. "¿Te animás a caminar?" le preguntó
a su mujer como si la convaleciente fuera ella. Y se largaron a andar
hasta la estación de trenes, despacio.
Una cuadra antes de llegar, desde dentro de un bar les salió al
paso un hombre joven vestido contraje y corbata. "Usted es Arredondo",
los saludó antes deinvitarlos a "conversar sobre lo que había
pasado" adentro de la confitería. El baleado se sorprendió
porque su cara nunca había aparecido en televisión, ni su
foto en los diarios, así que le preguntó a su interlocutor
cómo lo había reconocido y qué hacía en esa
esquina esperándolo. El otro hizo silencio, le ofreció una
sonrisa y finalmente dijo "acá todo se sabe".
"A mí nunca me habían pasado tantas
cosas raras en tan pocos días", dice ahora Arredondo. "Ninguno
de ellos volvió a aparecer".
Civiles, pero no tanto
Salazar, el desocupado al que le hundieron un arma en el estómago,
vive a dos cuadras de allí. La noche del apriete andaba en bicicleta,
escuchó que lo llamaban por su nombre desde un taxi y se acercó
pensando que sería algún conocido.Salazar, que es uno de
los fundadores del MTD de Lanús, la sacó barata, con nada
más que un muy mal rato. Orlando Rivero, en cambio, tuvo menos
suerte: con la golpiza que sufrió en Solano le tuvieron que dar
varios puntos.
Los piqueteros dicen que es frecuente que en sus cortes sufran provocaciones
de autos de civil con personas armadas. El 23 de enero, en el Puente Pueyrredón,
un hombre a bordo de un BMW se largó también a cruzar a
través de la protesta mostrando una arma. Los manifestantes pudieron
fotografiarlo y el sujeto se fue sin disparar. Algo similar pasó
el 11 de febrero con una camioneta blanca en un reclamo sobre la autopista
Buenos Aires-La Plata, que quedó fotografiada. En todos los casos
había una custodia policial cortando el tránsito antes del
piquete. Los conductores la sortearon sin que la policía se diera
cuenta.
Jorge Bogado, el automovilista que mató de un disparo a Javier
Barrionuevo está en su casa beneficiado con la prisión domiciliaria.
Los piqueteros de Solano que quisieron movilizarse a Lanús para
repudiar el ataque sufrido por Arredondo terminaron en la comisaría,
una docena de adultos y chicos presos, ente ellos uno de tres años.
También eso es parte de un orden de cosas en el que el acceso a
la Justicia, a la seguridad, ala igualdad ante la ley se han convertido
en bienes tan improbables como el trabajo y la comida.
En esos subsuelos todo se vuelve imprevisible e inestable, aún
más de lo que ya lo es para el resto de los ciudadanos. Arredondo
tuvo la suerte de que el proyectil no tocara su médula espinal.
También se salvó de quedar entrampado en una causa judicial
por el delito de interrumpir el tránsito. Mientras era llevado
al hospital, una delegación acordó con la intendencia el
pago de los planes de empleo que habían ido a reclamar. El fiscal
Oscar Acevedo, presente en el lugar a raíz de los incidentes, amagó
con "oficializar" este acuerdo incluyéndolo en un expedientejudicial.
Con el mismo recurso, años atrás el mismo funcionario terminó
encarcelando a Raúl Castells por pedir comida en elhipermercado
Wal Mart de Avellaneda. Esta vez, los piqueteros habían convocado
abogados a presenciar sus negociaciones. Así evitaron la posibilidad
de que la historia se repitiera.
Laura Vales
|
|