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Ecuador: Un cambio de gobierno entre lo real
y lo creado por el poder
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Lista Andalucía Libre
No se trata de matar ilusiones, pero resulta poco práctico creer
que con la elección de Lucio Gutiérrez habrá un
país en el que un ratón podrá dormir plácidamente
en el regazo de un gato, o en el que un gato podrá comer del
mismo plato que un perro, o en el que León Febres Cordero esté
dispuesto a apoyar altruistamente al gobierno “de los indios y
de los comunistas”.
Si bien el mensaje del Presidente electo, acerca de propiciar una gran
unidad nacional, resulta muy emotivo y halagador, sobre todo luego de
estos 24 años de democracia dirigida por la derecha, que han
ubicado a “la política “ y a “los políticos”
como la “clase” más abominable, es evidente que el
escenario que intentan fabricar los grupos de poder a través
de sus medios de comunicación y de sus conductores de la opinión
pública, es el de la necesidad de la concertación, entendida
como el renunciamiento a la trastocación del statu quo.
Se trata de hacer ver que los bolsillos de ese 10% de ecuatorianos
que se lleva el 45% del ingreso nacional no se verán afectados,
a condición de que se priorice la atención a la “chusma”.
A esa chusma ignorante, que se equivocó y no se dio cuenta de
lo buenos que eran candidatos como Osvaldo Hurtado (que quedó
penúltimo).
En ese sentido van las loas que ha recibido el tránsito “racional”
del poder, entre el actual Presidente y Lucio Gutiérrez.
Un escenario emotivo que casi llevó a las lágrimas a
Rafael Cuesta (en un programa de televisión), ex diputado del
PSC, que tuvo que renunciar al Congreso para salvarse de las acusaciones
de corrupción que pesaban en su contra en torno a la Red Peñaranda,
y que ahora dirige la información en TC Televisión.
Pero pese a todo este esfuerzo político de la derecha, Gutiérrez
existe como Presidente de la República en un escenario real:
el de los casi tres millones de ecuatorianos que votaron por su proyecto
de realizaciones y de salidas a la crisis, expresadas en los proyectos
que empujan las organizaciones sociales y los partidos políticos
de izquierda que lo apoyaron.
A eso se debe el primer gran mensaje de alivio que dio el nuevo Presidente,
acerca de no aplicar el tradicional paquetazo de inicios de gestión.
Así como el hecho de insistir en su propuesta de constituir un
cuarto poder del Estado, que combata y controle a la corrupción,
y el de reactivar a los pequeños y medianos productores, así
como garantizar una política de comercio exterior, que no parta
de las condicionalidades del ALCA, sino de la necesidad de proteger
la industria nacional.
Otro ámbito del análisis es lo que el país espera
de la CONAIE y Pachakutik, como parte de la alianza política
en el gobierno. Si bien tranquiliza escuchar que no están ahí
por cuotas burocráticas de poder, sino por empujar un proyecto
político más ambicioso y a largo plazo, aún falta
mirar de ellos una actitud de convocatoria a la unidad más franca
y transparente, hacia las organizaciones populares y políticas
que han venido labrando el camino que nos trajo hasta donde ahora estamos.
Si Lucio Gutiérrez, como Presidente electo, rechaza las estigmatizaciones
injustas, cómo no hablar directamente, por ejemplo, del papel
que debe jugar el MPD en el nuevo gobierno, así como de otras
organizaciones, sin las cuales las condiciones de la lucha por los cambios
habrían sido más difíciles sino imposibles.
Los problemas no faltarán, es más, podríamos decir
que se presentarán algo más complejos, sobre todo porque
ahora quienes siempre lucharon contra los que impiden los cambios, están
en el gobierno. Pero a la historia hay que mirarla de frente y objetivamente,
entendiéndola como un desarrollo hacia adelante, con bemoles,
pero siempre hacia adelante.
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