“Un loco se ha subido al techo del mundo”, comenzaba un artículo de Enrique Simms, cuando Sadam Hussain, en 1991 desafiaba al Tío Sam e invadía Kuwait, en lo que se llamaría “la guerra del golfo”. Por ese entonces el petróleo, el derrocamiento del régimen de Irak, y la defensa de Kuwait, eran lo objetivos principales para el gendarme del mundo.

Desde las terrazas nuevamente Irak, está en la mira. Ya no es Rusia, disuadida por las secuelas de la guerra fría y sin poderío militar amenazante, el país en conflicto. Tampoco sería prudente que lo fuera China. Ahora EEUU ha definido al enemigo: los grupos terroristas internacionales, los Estados que los albergan o apoyan, y los que también poseen armas de destrucción masiva o están preparándose para construirlas.

Así, de esta manera, EEUU le puso nombre al enemigo: “El Eje del mal”. A la cabeza está Irak, seguido por Irán, y Corea del Norte. Afganistán solo fue un aviso de que el gobierno de G. Bush pretende defender el orden internacional establecido, tal como dicha potencia lo concibe, y en cuanto corresponda a sus intereses.

Bajo esta nueva política de “acciones preventivas”, EEUU acusa a Irán de dotarse de armas nucleares, al verse rodeado de países que ya las tienen (Rusia, Irak, Israel, Pakistán e India), además de ayudar al Hezbollah libanés, considerada como una de las organizaciones terroristas más importantes. Corea del Norte está bajo sospecha de proveer armamento a organizaciones terroristas.

La culpabilidad de Irak se remonta a 1998 cuando Sadam Hussain se opuso a que las inspecciones de la ONU (1991-1997) para controlar la dotación o construcción de armas de destrucción masiva, continuasen. En ese entonces no pasaban inadvertidas las declaraciones de EEUU transmitidas en directo por la CNN al afirmar que “el problema era el petróleo". Había que bombardear sin el consentimiento de los inspectores. El objetivo se había “corrido”: la intervención militar de los EEUU se focalizaba políticamente en derrotar al régimen de Sadam Hussein favorecido por el sometimiento al embargo que hambreaba a la población iraquí. EEUU presionó a los inspectores para que actuasen de espías y enturbiaran las investigaciones. Los ataques se hicieron presentes.

A pesar de que el viceprimer ministro iraquí, Tarik Aziz, bajo numerosas pruebas documentales, demostró que Irak jamás ha tenido armas químicas ni biológicas, y además de no haber tenido participación directa con el 11-s, la campaña orquestada desde Washington y Londres, es una clara justificación para tomar el preciado "oro negro" invadiendo Irak.

Tarik se centró en las acusaciones formuladas por George Bush en su discurso ante la sede de Naciones Unidas, en las que éste afirmaba que Irak albergaba a terroristas de Al Quaeda. Nada más lejos de la realidad, ya que ni Irak estableció jamás contacto con los talibanes, no sólo no reconociendo el Gobierno, sino incluso dejando de publicar las felicitaciones del propio Bin Laden frente a lo sucedido el 11-s.

Con respecto a los misiles de largo alcance, Irak se acogió a la legalidad de los acuerdos de la ONU, que permitían tener misiles de un alcance de 150 km. De la adquisición de tales misiles de países de la antigua URSS, había sido testigo EEUU, no siendo, por tanto, sino un temor infundado.

EEUU calla cuando se habla que desde 1989, empresas de capital yanqui, con el aval del Departamento de Estado, exportaron a Irak productos que podían utilizarse para fabricar armas bactereológicas.

Petróleo con sangre del pueblo

No hay duda que al terrorista de G. Bush no le importa la vida humana (ni siquiera la del pueblo estadounidense), ya que en públicas declaraciones afirmó que "EEUU compartirá el petróleo iraquí con los países que le apoyen en la guerra". Con la intención de romper los acuerdos que Sadam Hussein realizara con Rusia, Francia, Italia, India, China, Argelia y Vietnam; Bush promete a los aliados un porcentaje del petróleo (dejando claro, eso sí, que el mayor porcentaje le correspondería a EEUU).

Visto así, la "guerra contra el terrorismo" no es sino una extensión de la guerra imperialista, en la que la libertad y la autodeterminación de los pueblos y sus trabajadores, valen menos que los acuerdos de rapiña entre burócratas asesinos, que rinden reverencia a las empresas transnacionales y al "ejecutor de Texas". Los señores del petróleo no se preocupan por el financiamiento de la guerra. EEUU ha incrementado 50.000 millones de dólares el presupuesto de defensa para exterminar a los países que componen el eje del mal y sus aliados.

La guerra también le sirve a Bush para tapar definitivamente el escándalo que lo involucra en unos supuestos pagos a activistas republicanos para frenar el recuento de votos en Miami, Florida, cuya elección definió su llegada a la Casa Blanca. La maniobra había sido denunciada por los medios estadounidenses, pero recientemente la publicación de unos documentos confirmó sus fines.

Recordemos que a pesar de que el demócrata Albert Gore sacó medio millón de sufragios más que Bush Jr., el candidato republicano se quedó con la presidencia de la máxima potencia planetaria porque la ley vigente dice que la llave de la Casa Blanca quedará en manos de quien obtenga más electores y no más votos. Un recuento no oficial realizado por varios medios y la revisión de todas las boletas habría hecho presidente a Al Gore.

Segundo plano para América Latina

Frente a esta nueva política que ha profundizado EEUU hacia el resto del mundo, el mapa geopolítico, el deterioro económico, el aumento de la pobreza y el sometimiento hacia las políticas del privilegiado país del norte dentro de los organismos internacionales, hace tambalear aún más a toda América Latina.

EEUU plantearía ubicar en un segundo plano del “Eje del mal”, al “Estado de las FARC” en Colombia, a Cuba, a Venezuela, y a Brasil (países que moldean una incipiente construcción anti-imperialista en América Latina). Para que tal unión no se lleve a cabo, EEUU profundiza su política de defensa poniendo de relieve su poderío militar al resto del mundo, y ante estos países en disputa política. De ahí el Plan Colombia, el apoyo al golpe impulsado por Fedecámaras en Venezuela, la estrategia atemporal del bloqueo con Cuba, y el establecimiento de las bases militares en el norte argentino (relojeando lo que suceda en Brasil y en toda la región).

Argentina exporta crisis

El contagio de la crisis argentina a los países de la región ha llegado por la vía de la reducción del crédito. Así lo asegura el Banco Mundial en un reciente informe, que constituye el primer reconocimiento oficial de contagio de la crisis argentina. El organismo observa pasos similares a los que dieron pie a la crisis asiática de 1997 y 1998.

Hasta ahora, la comunidad financiera internacional, liderada por el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Tesoro de EE UU, habían negado todo contagio de la crisis argentina, salvo el caso evidente de Uruguay. Pero el Banco Mundial ha observado que los bancos europeos, con mayor exposición en la región que los estadounidenses, están reduciendo sus créditos en otros países latinoamericanos. A juicio del Banco Mundial, 'el nerviosismo provocado por Argentina puede estar extendiéndose a la región'.

Según los datos del organismo, en el primer trimestre del año el crédito global a los países emergentes (excluida Argentina) 'es menos de la mitad que la media de todo 2001'. La banca europea es responsable de la mitad de esos créditos, una cifra ocho veces superior a la exposición de Japón. Un informe del Citigroup advierte que el comportamiento que tengan los bancos en Argentina afectará decisivamente a la confianza de los consumidores en ellos en toda la región.

Por otra parte Argentina Farmland Investors, es uno de los tantos grupos económicos de capital yanqui que se aprovechan la crisis argentina. con base en Delaware (EE.UU.) esta entidad económica se ha quedado a partir de septiembre con 75.000 hectáreas de campo que controlaba Pecom Energía, la petrolera de Pérez Companc. Este grupo se dedica al negocio agropecuario. El condado donde fijaron domicilio, Delaware, es el que eligen muchas empresas de tecnología por ser donde se pagan menos impuestos dentro de los Estados Unidos. Toda una paradoja.

La lucha por la posesión de la tierra y la instalación de bases militares en nuestra región, parecen constituir las máximas aspiraciones de EEUU en latinoamérica. El gobierno argentino rendido a los pies de Bush, encaja como anillo al dedo. De esta manera se profundiza el deterioro de latinoamérica para con su soberanía. Los intereses de EEUU en Argentina se remontan a constituir un gran ojo político para controlar y analizar la crisis, de paso asesorar a las FFAA, y en casos extremos de conflicto, intervenir militarmente.

Es indudable, frente al hambre que sacude a millones de personas en nuestro país que todas las organizaciones sociales, políticas y sindicales analicemos la importancia de la unidad en la acción, tratando de conformar las herramientas para consolidar a la clase trabajadora y a los oprimidos en general. Debemos parara esta situación. Los de arriba no quieren, los de abajo tenemos que poder.