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La embestida imperialista y la resistencia de los
pueblos
x Juan Andrés Lagos/El Siglo
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Para comprender la actual embestida del imperialismo yanqui
en nuestro continente, hay que tener muy presente la fragilidad estratégica
de la economía norteamericana y sus casi nulas perspectivas de
reactivación en el actual cuadro del capital financiero mundial.
En rigor, Estados Unidos, "cazado" por su propia globalización
capitalista, como Estado, enfrenta una fase de fragilidad que para salir
de ella necesita con cierta urgencia controlar nuevos flujos de capital;
poder total sobre los recursos naturales y la anexión de las economías
regionales.
El rostro de esta verdadera agresión, que busca modificar el cuadro
político actual de América, para iniciar un nuevo proceso
de acumulación rápido, es el ataque al pueblo colombiano
y su soberanía; es el intento acelerado de derribar al Presidente
Chávez de Venezuela; es seguir estrangulando al estado argentino,
hasta que se logre flectarlo hacia una nueva economía estratégica
que haga de esa nación un territorio de consumo, de generación
de altas tasas de plusvalía y de generación de capital "golondrina"
fácil de exportar en condiciones de transnacionalización.
En el reciente encuentro mundial de economistas sobre la globalización,
realizado en La Habana, hubo casi un consenso completo respecto de que
la llamada crisis de Argentina tiene como expresión escencial este
violento camino que le ha impuesto Estados Unidos y el FMI para su nuevo
rol en esta etapa distinta del proceso de acumulación capitalista.
En este evento, clausurado por el Comandante Fidel Castro, asistieron
dos premios nobel de economía; un premio nobel de la paz; delegaciones
oficiales del FMI y del Banco Mundial y los más destacados economistas
del mundo.
En ese cuadro se estableció el consenso al que referimos.
Procesos similares, no iguales, viven Perú, Ecuador, Bolivia,
Chile, Brasil y las demás naciones del continente, con conformaciones
políticas e institucionales matizadas, pero esencialmente con un
lineamiento estratégico casi idéntico.
La "iniciativa" la tiene el imperialismo, y es uno de los brazos
de este proceso que tiene como forma el guerrerismo norteamericano en
todo el mundo.
El imperialismo trata de avanzar para imponer su TLC y su ALCA a todos
los pueblos del continente. En su reciente viaje a China Popular, poco
usual para los tiempos que corren, Bush intentó que esa nación
suspendiera su compra de armas a Corea del Norte, a Irán y a un
tercer país, los cuáles son parte de la trilogía
que unilateralmente Estados Unidos ha criminalizado al punto de justificar
toda acción bélica en su contra por ser parte de las "naciones
terroristas", tras los atentados del once de septiembre. No consiguió
nada de eso.
Las provocaciones norteamericanas en el Oriente Medio buscan superar
las frágiles soberanías nacionales, étnicas, religiosas
y culturales que allí existen, para asegurar el control del petróleo
y algunas áreas geopolíticas estratégicas.
La situación del pueblo palestino es una expresión extrema
de cómo Estados Unidos e Israel violan todas las normas del derecho
internacional y las cláusulas básicas surgidas históricamente
después de la Segunda Guerra Mundial, para resolver a su favor
un conflicto de Humanidad que clama la solidaridad del mundo democrático.
Allí, los cuerpos humanos palestinos son ya segunda "pieza"
del objetivo militar judío, y hoy han incrementado la destrucción
de las casas, para exterminar vestigios incluso de materiales básicos.
Pero, si observamos con atención, la táctica de guerra
criminal es muy similar en Colombia, en contra de las FARC. Los medios
de prensa del sistema capitalista nunca hablan de seres humanos cuando
se refieren a los combatientes, siempre hay un intento de criminalizarlos
porque son "terroristas". En definitiva, la campaña también
tiene sentidos ideológicos en contra de Chávez y por cierto,
siempre, en contra de Cuba y Fidel.
Aunque lejos nuestro, el cuadro de Africa se tensa día a día,
porque allí diversos pueblos y naciones continúan llevando
adelante programas referidos a la construcción de una Unidad Africana
y a los Estados Unidos de Africa, mientras los norteamericanos y los colonialistas
europeos (especialmente Gran Bretaña y Francia) se tupen en sus
afanes de hegemonizar la embestida de nuevo tipo.
En este sentido, vivimos intensamente un momento histórico en
donde el tan mentado cambio civilizacional o epocal, se expresa intensamente
las 24 horas de cada día. Frente a esta realidad, la acción
política de los partidos y movimientos antiglobalización
capitalista, especialmente en Chile, debe apresurar bastante el tranco
para pasar del diagnóstico a la acción y a la propuesta.
No se trata ya de asumir "lo internacional". Es mucho más
que eso. De lo que se trata es de mirar nuestra propia realidad desde
el prisma real que tiene, esto es, cómo Chile está siendo
insertado con extrema rapidez en un proyecto estratégico de anexión
imperialista, y el servilismo tanto de la concertación como de
la derecha, que en este aspecto fundamental y determinante tienen la misma
posición y política.
Nuestra tarea es dejar en evidencia y demostrar que todo, absolutamente
todo lo que ocurre en Chile, sea en las poblaciones, en las empresas,
en la salud, en la educación, con los salarios, con la desocupación,
tienen su causa principal y origen en esta embestida imperialista. Esta
es la realidad, y no la que nos pintan los medios y la concertación
y la derecha. Esto es lo que hay que romper, para avanzar en los caminos
de la emancipación, y meternos a la historia que se nos viene encima
más rápido de lo que no pocas veces evidenciamos.
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