Do you love Giuliani?

x José Steinsleger
La Jornada

Las luchas contra la inflación y la delincuencia son relativamente fáciles de resolver. El primer caso requiere, técnicamente, la expulsión de los trabajadores a la calle; el segundo exige, jurídicamente, la criminalización de los trabajadores que sobreviven en la calle.

La resolución política de ambos problemas demandaría otro modelo socioeconómico. Pero quienes muestran poco interés en cambiar el vigente prefieren comportarse como el personaje de la novela de Michel Foucault que al ver a un grupo de obreros exclama: "me pareció ver a un grupo de presidiarios".

Con miras a su control, más que a su organización, se trata de administrar la agonía de la sociedad. Que la libertad no sea compromiso o responsabilidad y que todo se sacrifique en aras de la comodidad, los entretenimientos y el conformismo. Que la libertad sea igual a "seguridad", valor ilusorio pero necesario para quienes en la sociedad ejercen el dichoso oficio de mandar.

El valor "seguridad" es el sostén del neoliberalismo, doctrina que alimenta el instinto y los reflejos sociales del individuo. En Estados Unidos, la firma Giuliani and Partners (GP) se especializa en asuntos de seguridad y entre sus logros tiene haber cultivado exitosamente el mito propagandístico que revela la enorme distancia entre lo que los dirigentes de aquella sociedad hacen en su país y lo que la sociedad estadunidense piensa que sus dirigentes hacen.

El llamado alcalde de América, Rudolph Giuliani, dueño de GP que estuvo al frente del gobierno de la ciudad de Nueva York (1993-2001), ejecutó un plan de represión sistemática eufemísticamente llamado Opción cero, basado en análisis computacionales. En rigor: informática más plomo, golpizas, detenciones arbitrarias, torturas y asesinatos.

Reynaldo Reynoso, de la agencia de noticias Amate, de Los Angeles, reseña: que al haitiano Abner Louima, detenido a la salida de un centro nocturno, la policía le insertó un palo en el recto y en la boca y al vendedor ambulante Amadou Diallo sólo le dieron 41 balazos de los que 19 atinaron. Cientos de jóvenes fueron detenidos y fichados por no pagar el pasaje del Metro o no contar con identificación; gays y lesbianas fueron agredidos en manifestaciones en favor de su preferencia sexual; borrachos que regaron algún arbolito le representaron a la ciudad de Nueva York cerca de 27.3 millones de dólares a demandantes que probaron casos de abusos policiacos en 1998.

Uno de los casos investigados por Amnistía Internacional fue el de un muchacho asesinado por un policía reacio a que le limpien el parabrisas del coche. ¡Los limpiaparabrisas -dijo en su descargo- violan la ley al estar en la calle, ya que crean un ambiente de intranquilidad, temor y rabia!

En la década de 1980, Giuliani se lució como fiscal del Departamento de Justicia contra los haitianos que llegaban en balsas precarias a Florida. En una audiencia celebrada el 2 de abril de 1982 declaró: "estoy completamente seguro de que en Haití no hay represión política. La violencia simplemente no ocurre y los refugiados no tienen por qué temer al gobierno de Jean Claude Duvalier!" Como lamentablemente no se trataba de cubanos que luchan por la libertad, los refugiados fueron deportados.

Durante las celebraciones por el 50 aniversario de la ONU (1995), la obsesión del alcalde Giuliani consistió en obstaculizar las actividades protocolarias de Fidel Castro y tiempo después le tocó compartir la tribuna con el dirigente neonazi Jorg Haider, de quien aseguró desconocer su filiación pese a que los medios la habían divulgado con lujo de detalles.

Giuliani se adhiere a la filosofía de Carlos Cuauhtémoc Sánchez. Tras el atentado que derrumbó las Torres Gemelas en Nueva York declaró: "¡Todos los días nos enfrentamos a situaciones más peligrosas que el terrorismo... No vamos a dejar de andar en auto por el solo hecho de que un chofer borracho nos pueda embestir!"

El ideólogo de la Opción cero cobra 100 mil dólares por conferencias del tipo Liderazgo en tiempos de crisis. Los contratos por dos libros le han redituado casi 3 millones. Junto a George W. Bush y Tony Blair, Giuliani se halla entre las nominaciones para el Premio Nobel de la Paz.

 
         
   
 

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