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Hasta para hacer bien el mal, hay que tener clase
x Marta Rojas - Granma
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La mejor película del sábado
duró más de doce horas y sin abrumar a nadie. Por el contrario
el interés no decayó. Lo de película del sábado
corresponde al argot nacional, pero en este caso el símil descansa
en una verdad contundente y es que la realidad supera la fantasía.
Como vimos minuto a minuto por la televisión. El argumento no fue
otro que el retorno del Presidente Chávez a la silla presidencial.
Hecho inédito en la historia de América por la forma y con
la rapidez que se produjo.
Muchas enseñanzas pueden sacar los reaccionarios en el mundo,
y en particular el gobierno de los Estados Unidos, sin que deban ser eximidos
de responsabilidades las potencias europeas ni aquellos tristes títeres
que aún habitan en Nuestra América. Para no enumerarlas
todas mencionaremos algunas enseñanzas que arrojó, por vía
del error fascista, esta película-verdad:
Primero, el de fabricar mentiras y la estupidez de creérselas
porque quedó demostrado una vez más que los productores
de mentiras se las creen. Segundo, que para ellos tiene valor "ético"
la libertad de expresión, pero lo primero que impusieron en el
fugaz ascenso al poder fue la censura de prensa más férrea.
Tercero, que son defensores militantes de los derechos humanos, y contradictoriamente
allanaron hogares, golpearon y humillaron a personas a trocha y mocha
(argot nacional). ¡Ah! Y la democracia, destrozada de un plumazo
haciendo trizas las instituciones sancionadas legalmente mediante el voto
directo y la pluralidad de partidos políticos. ¿Congreso
para qué? ¿Poder Judicial para qué? Basta la firma
de un empresario acostumbrado a los memorándum, para pretender
barrer la verdadera democracia.
El peor de todos los errores:
No creer en el poder del pueblo.
De que los medios de difusión en el mundo moderno son importantes
no cabe duda. Lo demostró la transmisión continua de la
verdad de lo que iba ocurriendo en Venezuela, que vimos el sábado
y la madrugada del domingo. Si algún corresponsal de prensa internacional
dijo algo consistente y real sería aquel que se remitió
a las informaciones, tan escuetas como contundentes por objetivas que
transmitía la televisión de Cuba.
Otros corresponsales colocados en el teatro de los hechos hicieron un
papel verdaderamente ridículo, vergonzoso desde el punto de vista
profesional.
Los sabuesos de la inteligencia virtual, sucumbieron en el marasmo de
una realidad solo virtual. Entiéndase CIA, diario El Nacional de
Caracas, un par ideal desde el inicio del programa de desestabilización
del gobierno del Presidente Hugo Rafael Chávez, junto a las estaciones
de televisión privadas y otros "comunicadores" en Caracas.
No merece la pena hablar de los ambiciosos empleados del Imperio en Miami.
Versus caso del regreso del niño Elián González,
en cuanto a desengaños y amarguras de los antes mencionados.
Los poderosos empresarios de Venezuela no fueron capaces de poner en
riesgo la vida, demasiadas comodidades tienen, demasiada riqueza, prohijada
por la corrupción de tantos y tantos gobernantes de su país.
Los ricos no arriesgan la vida, Carmona no fue Chávez y por tanto
sus correligionarios se escondieron rápidamente ante la avalancha
humana que bajó de los Cerros de Caracas y, en general, del pueblo
patriótico, para quien la pérdida de la vida podía
representar el porvenir de sus hijos.
Los fascistas venezolanos de "medio pelo" asediaron y le cortaron
agua y luz a la Embajada cubana. Es que hasta para hacer bien el mal hay
que tener clase. Ser metal de buena ley, aun si de fascismo se trata
La revolución bolivariana dio un ejemplo de sabiduría,
valor y autenticidad.
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