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Pasajes de la lucha revolucionaria: Congo
Ernesto Che Guevara
Primera parte
Nota de la redacción
A comienzos de 1965 el Che desapareció de la vida publica. Se especuló mucho acerca de su suerte. La prensa de aquella época lanzo toda serie de versiones, la mayoría de ellas contrarias a la revolución cubana y al comandante en Jefe Fidel Castro. Se decía que estaba en un hospital psiquiátrico en París, se rumoraba que la mafia lo había asesinado y enterrado en un sótano en las Vegas o que Fidel lo había asesinado por diferencias políticas. La verdad era otra. El Che actuando como siempre actuó, con un profundo sentido revolucionario decidió trasladarse a África para luchar contra el imperialismo que en ese momento desplegaba todas sus garras para evitar las luchas anticolonialistas de estos pueblos.
Los antecedentes de la vinculación directa del Che en esta lucha se
remontan a la gira que como diplomático realizara un año antes
por ese continente. Consideraba el Che que "África representaba
uno, si no el más importante campo de batalla contra el imperialismo"
y que era "un deber solidarizarse con ellos sin condición alguna".
El Che escogió El Congo porque creía que al igual que con Vietnam
"los revolucionarios y progresistas del mundo debían suministrar
a estos países todos los instrumentos de defensa que fueran posible"
para que pudieran resistir la ofensiva lanzada contra ellos.
Hay que recordar que en el Congo existía un movimiento de liberación que luchaba contra el Gobierno títere de Tshombe que había derribado a Lumumba del poder. Ese movimiento de liberación, heterogéneo como el que más, con tendencias y voluntades de distinto tipo e intereses habló con el Che y solicito ayuda en dinero y en hombres para su lucha. Lo que no esperaban muchos de esos dirigentes, enseñados a una vida cómoda en el extranjero, lejos de sus tropas, es que fuera el mismo Che quien se apersonara de la situación viajando a las selvas africanas para convertirse en un combatiente más de la lucha de liberación de ese país.
Con el fin de que se conozca más sobre esta situación y de aportar a las reflexiones sobre la lucha revolucionaria el Correo del Magdalena presentará en los próximos números algunos extractos del recientemente aparecido libro del Che "Pasajes de la guerra revolucionaria: Congo". Tendremos una vez más la oportunidad de observar la brillantes y honestidad del Che en todas las cosas que a lo largo de su vida hizo y la forma objetiva como analizó cada uno de los pasos que a lo largo de su vida dio.
A continuación ofrecemos a ustedes la parte primera del libro.
PASAJES DE LA GUERRA REVOLUCIONARIA: CONGO
ADVERTENCIA PRELIMINAR
Esta es la historia de un fracaso. Desciende al detalle anecdótico,
como corresponde a episodios de la guerra, pero está matizada de observaciones
y de espíritu critico ya que estimo que, si alguna importancia pudiera
tener el relato, es la de permitir extraer experiencias que sirvan para otros
movimientos revolucionarios. La victoria es una gran fuente de experiencias
positivas pero también lo es la derrota, máxime considerando las
circunstancias extraordinarias que rodean el episodio: los actuantes e informantes
son extranjeros que fueron a arriesgar sus vidas en un territorio desconocido,
de otra lengua y al cual los unían solamente los lazos del internacionalismo
proletario, inaugurando un método no practicado en las guerras de liberación
modernas.
Cierra la narración un epilogo que plantea las interrogantes de la
lucha en África y, en general, de la lucha de Liberación Nacional
contra la forma neocolonial del imperialismo que constituye su modalidad de
presentación más temible, dado los enmascaramientos y sutilezas
que conlleva y la larga experiencia que en este tipo de explotación tienen
las potencias que la practican.
Estas notas serán publicadas transcurrido bastante tiempo desde su dictado y, tal vez, el autor no pueda ya hacerse responsable de lo que aquí esta dicho. El tiempo habrá limado muchas aristas y, si tiene alguna importancia su aparición, los editores podrán hacer las correcciones que crean necesarias, mediante las pertinentes llamadas, a fin de aclarar los acontecimientos o las opiniones a la luz del tiempo decantado.
Más correctamente, esta es la historia de una descomposición. Cuando arribamos a territorio congolés, la Revolución estaba en un periodo de receso; sucedieron luego episodios que entrañarían su regresión definitiva, por lo menos en este momento y en aquel escenario del inmenso campo de lucha que es el Congo. Lo más interesante aquí no es la historia de la descomposición de la Revolución congolesa, cuyas causas y características son demasiado profundas para abarcarlas todas desde mi punto de observación, sino el proceso de descomposición de nuestra moral combativa, ya que la experiencia inaugurada por nosotros no debe desperdiciarse, y la iniciativa del Ejército Proletario Internacional no debe morir frente al primer fracaso. Es preciso analizar a fondo los problemas que se plantean y resolverlos. Un buen instructor en cl campo de batalla hace más por la revolución que instruir una cantidad considerable de novatos en ambiente de paz, pero las características de ese instructor, catalizador en la formación de los futuros cuadros técnicos revolucionarios, debe ser bien estudiada.
La idea que nos guiaba era la de hacer luchar juntos hombres experimentados en batallas por la liberación, y luego contra la reacción en Cuba, con hombres sin experiencia y provocar, con esto, lo que nosotros llamábamos la "cubanización" de los congoleses. Se verá que el efecto fue diametralmente opuesto y como se produjo con el tiempo la "congolización" de los cubanos. Llamamos congolización a la serie de hábitos y actitudes frente a la Revolución que caracterizaron al soldado congolés en aquellos momentos de la lucha; esto no entraña una opinión despectiva hacia el pueblo congolés; lo entraña, si, hacia el soldado de aquel entonces. Las causas de que esos combatientes tuvieran características tan negativas también tratarán de explicarse en cl curso de la historia.
Como una norma general, norma que siempre he seguido, aquí solo se
dice la verdad, al menos mi interpretación de los hechos, aunque esta
pueda ser enfrentada por otras apreciaciones subjetivas o corregidas, si se
deslizan errores en el relato de acontecimientos.
En algunos momentos en que la verdad resultare indiscreta o inconveniente se
omite la referencia, ya que cosas hay que el enemigo debe ignorar y aquí
se plantean los problemas que puedan servir a los amigos para un eventual reordenamiento
de la lucha en el Congo (o su inicio en cualquier país del África
o de otros continentes cuyos problemas sean semejantes). Entre las referencias
omitidas están las vías y métodos para llegar al territorio
de Tanzania, trampolín de nuestra entrada al escenario de esta historia.
Los nombres de los congoleses que figuran aquí son reales pero casi
todos los de los integrantes de nuestra tropa están dados en swahili,
según los bautizáramos al penetrar en territorio congolés;
los verdaderos nombres de los compañeros participantes figuraran en una
lista anexa, si los editores lo consideraran útil. Es necesario destacar,
por último, que si, ateniéndonos a la verdad estricta y a la importancia
que pueda tener para futuros movimientos de liberación a iniciarse, hemos
puntualizado aquí distintos casos de debilidad, de hombres aislados o
por grupos, y hacemos énfasis en la desmoralización general que
nos había ganado, eso no quita nada a lo heroico de la gesta, la heroicidad
de la participación está dada por la actitud general de nuestro
Gobierno y del pueblo de Cuba. Nuestro país, solitario bastión
socialista a las puertas del imperialismo yanqui, manda sus soldados a pelear
y morir en tierra extranjera, en un continente lejano, y asume la plena y patriótica
responsabilidad de sus actos; en este desafío, en esta clara toma de
posición frente al gran problema de nuestra época, que es la lucha
sin cuartel contra el imperialismo yanqui, esta la significación heroica
de nuestra participación en la lucha del Congo.
Es allí donde hay que ver la disposición de un pueblo y de sus
dirigentes no solo para defenderse, sino para atacar. Porque, en cuanto al imperialismo
yanqui, no vale solamente el estar decidido a la defensa; es necesario atacarlo
en sus bases de sustentación, en los territorios coloniales y neocoloniales
que sirven de basamento a su dominio del mundo.
Ernesto Che Guevara.
Tomado de: Pasajes de la guerra revolucionaria: Congo
Editorial Mondadori, 1999.
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