|
La pobreza generadora de violencia
|
Colombia: Tres operativos
de la Fuerza Publica en la Comuna 13 de Medellín dejan más
de cien civiles muertos en lo que va del año
Anncol
Mientras se llevan a cabo allanamientos y operativos con serias irregularidades
en la Comuna 13 por parte de las autoridades, los “paras”
se pasean como pedro por su casa y tienen bombas de gasolina".
Las siguientes denuncias fueron hechas por habitantes de la Comuna 13
quienes fueron víctimas y tuvieron que abandonar la zona por
temor a retaliaciones contra sus vidas y la de sus familias. Por este
motivo asumimos derecho de reserva de fuente y por lo cual algunos de
los nombres fueron cambiados.
La situación geoeconómica
Antioquia es un departamento privilegiado en términos geográficos,
hídricos y de navegación dada su cercanía a la
selva del Chocó y la cercanía al Río Cauca. En
la zona occidental hay un macroproyecto de circulación y de tránsito
de mercancías, asociado al túnel de occidente que tiene
que ver con Urabá y con todo el tránsito de mercancías
del Valle, Cauca, Centro Andino, Antoquia y el Caribe. Es un terreno
muy apetecido y vulnerable. Además la zona occidental es cercana
al Río Atrato y gran parte de la circulación de mercancías
ilegales se da en esa zona. Lo mismo ocurre con el potencial energético
de la zona nororiental de Antioquia.
La Comuna 13 está ubicada en el occidente de Medellín
y es conformada por los barrios el Blanquizal, Olaya, Iguana, Vallejuelos,
Pesebre, Santa Rosa de Lima, la Divisa, Juan XXIII, la Quiebra, Villa
del Socorro, Antonio Nariño, San Javier, San Javier la Loma,
Eduardo Santos, 20 de julio, independencias 1, 2 y 3, el Salado, Belencito,
Corazón y la Arenera. Todos los enfrentamientos que ha habido,
provienen del sistema de montañas occidentales, es decir la zona
aledaña al Corregimiento de San Cristóbal. Desde 1999
se han intensificado los enfrentamientos con la aparición del
Bloque Metro de las Autodefensas.
Los operativos militares
En lo que va corrido del año ha habido tres operativos de la
Fuerza Pública en la Comuna 13: Operación Mariscal que
fue llevada a cabo en mayo de este año y tuvo una duración
de 12 horas. En ésta se vio una respuesta de la población
quien salió protestar contra dicho operativo y los abusos de
la Fuerza Pública.
En junio se llevó a cabo la operación Antorcha en donde
también hubo heridos y detenidos, en estas operaciones militares
hubo una parcial presencia de la prensa, Procuraduría y algunas
ONGs de D.D.H.H, de estas dos operaciones resultaron 42 civiles muertos,
entre quienes estaban 15 niños. Según Juana Maldonado
habitante de la zona: “muchos de ellos murieron en sus casas,
cuando estaban en el baño o incluso acostados”.
Por las irregularidades y abusos que se llevaron a cabo en la Operación
Mariscal, se abrió un proceso que estuvo a cargo de la Oficina
de Investigaciones Especiales de la Procuraduría en manos del
Asesor José de Jesús Díaz Moncada. Díaz
Moncada en su diligente trabajo manifestó la necesidad de vincular
a dicha investigación a dos generales de la república
(uno de la Policía y a otro del Ejército Nacional), así
como a dos directores de la Policía Judicial y a un Procurador
Judicial, y a otros servidores públicos.
A un mes de haber manifestado estas decisiones Díaz Moncada
fue relevado de esa responsabilidad por parte de Ruth Miriam Escobar,
coordinadora seccional de la Dirección Nacional de Investigaciones
Especiales, quien según el propio abogado, intentaba truncar
su trabajo de muchas formas.
Así las cosas: Cuando era más clara la participación
de los altos oficiales en este caso, la funcionaria dio instrucciones
de no practicar más pruebas, hasta tanto no hubiera un pronunciamiento
sobre ese primer informe, poco después se le ordena Díaz
Moncada la entrega del expediente. El funcionario fue relegado a una
oficina y bien alejado del caso y con el agravante de amenazas contra
su vida, sin que le haya dado protección.
En la operación Orión llevada a cabo en el mes de octubre,
la situación fue diferente en algunas cosas. No se le permitió
el ingreso a la prensa, ni siquiera a la Procuraduría, ni mucho
menos a organizaciones defensoras de Derechos Humanos. Debido a esto
fue bastante difícil obtener las cifras exactas de víctimas
civiles y detenidos. Así como datos de abusos por parte de las
autoridades estatales. Sin embargo se habla de aproximadamente 300 detenidos
y 70 muertos, entre ellos dos menores de edad. También se habla
de por lo menos cinco desaparecidos.
Mientras el General Mario Montoya, Comandante de la IV Brigada del
Ejército, quien fue también responsable de dicha operación,
asegura en una entrevista realizada por El Espectador con fecha de octubre
27, que 212 personas fueron enviadas a la Fiscalía y que todas
eran integrantes de grupos guerrilleros, lo cierto es que, según
testimonios de habitantes del sector y de ONGS, entre las personas detenidas
en los allanamientos de estas operaciones militares hay algunas personas
que fueron militantes de la Unión Patriótica o del Partido
Comunista Colombiano, así como dirigentes comunitarios que no
tienen antecedentes delincuenciales. En la misma entrevista el General
no da datos de “paras” detenidos.
Se presentaron casos como el de un habitante que se dedicaba a la confección
de ropa, la Fuerza Pública pretendió obligarlo para que
confesara que confeccionaba uniformes a las milicias, como se negó
le rompieron la cabeza con la culata del fusil.
Ignacio Torres testigo de estos operativos aseguró a VOZ que:
“A las personas que han dejado en libertad por falta de pruebas,
las autoridades les han hechos firmar una especie de acta en donde se
comprometen a no dar declaraciones a los medios, o a otras entidades
para denunciar los atropellos a que fueron sometidos y los maltratos
que sufrieron en las inspecciones de seguridad”.
Muerte de inocentes e irregularidades en los operativos
La Fuerza Pública según voceros del sector, reciben información
de parte de las Autodefensas y con base en ellas retienen gente y realizan
allanamientos. Carmen observó ese día como un encapuchado
iba señalando a personas que sacaban de las casas, e inmediatamente
se procedían a realizar las órdenes de captura. Al parecer
de abogados expertos en el tema, con este procedimiento se invierte
prácticamente el proceso penal. Ya que primero debe haber una
acusación formal por un delito y una investigación que
antecede a estos allanamientos.
En estos operativos se han violado varios aspectos normativos, como
el hecho de que en la actualidad no se permiten testigos secretos, y
los encapuchados se han valorado como tal. Abogados defensores de derechos
humanos, aseguraron a este medio que han recibido información
de que se han invertido cerca de 200 millones de pesos en falsos testigos
para estos allanamientos. De igual manera recibimos datos de que en
muchos operativos los mismos fiscales o miembros de la Fuerza Pública
proceden encapuchados.
Además se le ordenó a la Fiscalía que no se procesara
por rebelión a los detenidos, sino por concierto para delinquir
con fines terroristas y se vieron cosas como abogados firmando indagatorias
sin haberlas asistido. Los operativos fueron llevados a cabo con el
respaldo de la Fiscalía, hay que recordar que la Fiscalía
es un ente acusador no un órgano de control.
Jorge Ortega aseguró que cuando se realizaban los operativos,
en muchas partes si no estaba el presunto miliciano, procedían
a llevarse a cualquier otra persona que estuviese en la casa.
Otro aspecto importante que vale la pena destacar es que la Fuerza Pública
concentró toda su atención en los barrios en donde hay
presencia miliciana, pero no en donde las AUC tienen el control político,
económico y militar.
Este tipo de operativos, así como las zonas de rehabilitación
y consolidación son proyectos en donde no hay control paramilitar
y lo que se está implantando es su expansión pues es sabido
de medio mundo que ya tienen bombas de gasolina en la comuna 13, para
abastecerse y sobrevivir económicamente, una de ellas queda en
cercanías a San Michel entre El Liceo y La Independencia.
Gabriel Matiz dijo a VOZ que: “las incursiones paramilitares
son para reprimir la protesta social, ya que está aprobada por
parte del gobierno municipal la ubicación de un relleno sanitario
muy cerca de nuestras viviendas y como la gente seguramente va a protestar
por ello y con toda razón, nos quieren es amedrentar”.
La Fuerza Pública en la operación Orión según
Jorge Ortega: “empezó a disparar a todo lo que se moviera,
de allí los resultados de muertos y heridos civiles. Lo peor
es que a las personas que han colocado las denuncias las han detenido
acusándolos de milicianos, les han obligado a firmar unos papeles
en las inspecciones y en misma cárcel Bellavista diciendo que
las autoridades no los presionaron”.
La Fuerza Pública ha medido los resultados en números
sin importar las consecuencias que han traído para la población
civil estos operativos. En este sentido el Colectivo de Derechos Humanos
Semillas de Libertad CODEHSEL denunció cómo el Ejército
disparó indiscriminadamente contra dos jóvenes, que llegaban
a sus casas: Elkin de Jesús Ramírez Vélez, seminarista
de la Comunidad Menor Capuchina, quien murió horas después
por falta de asistencia médica (El Ejército no permitió
su traslado a un centro médico) y su hermano, Alexander, quien
resultó gravemente herido.
Centros de tortura en Medellín
Son cosas que todo el mundo sabe, pero nadie se atreve a decir por
temor a la guerra sucia que se vive hoy en Medellín. Según
nuestras fuentes los centros de tortura más conocidos en Medellín
están ubicados en la Estación de Policía de San
Blas de la Comuna Nororiental, la de Villatina en el Centro Oriente,
la Estación Laureles en Centro Occidente y la Escuela de Policía
Carlos Holguín. Allí se llevan varios de los “sospechosos”
quienes a punta de torturas y abusos oficiales se ven sometidos a largos
y brutales interrogatorios."
Published by Sara Cifuentes, Voz
|