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Algunas multinacionales de la Farmafia acaban de
anunciar que aceptarán reducir los precios de determinados medicamentos
para que puedan ser consumidos en países pobres.
El asunto merece un análisis detallado y requiere tiempo y sedimentación.
Sin embargo, creo que hay al menos dos cuestiones a tener muy presentes:
Primera: los medicamentos –baratos o caros- responden a un modelo
sanitario que supone a su vez un concepto particular de la salud y del
mundo: son el modelo y el concepto occidentales modernos, determinados
por efectos de poder inseparables de su contexto general: la expansión
brutal del Imperio.
Segunda: el Modelo occidental de salud-enfermedad y los procesos que
han ido desatándose en su particular jurisdicción –superespecialización
de la ciencia, aplicación de la texnología al márgen
de criterios éticos, falta basoluta de participación de
los ciudadanos en la gestión de su salud, control de los servicios
sanitarios, de la investigación y de la formación e información
por las compañías farmacéuticas- vienen provocando
una deshumanización casi total de la salud a nivel planetario.
Tercera: el Modelo cumple además múltiples funciones al
servicio del Poder. En el caso que nos ocupa, la de desviar la atención
de las causas reales de la situación dramática en que
se encuentran millones de personas en numerosos países. El modelo
occidental moderno, basándose en las teorías de Pasteur
desplazó a los microbios las causas de los problemas de salud,
obviando así la influencia profunda de las condiciones de vida.
En general, la consecuencia más importante es imponer estrategias
terapéuticas a base de productos químicos para exterminar
microbios, lo cual deja intactas la verdaderas causas del problema y
evita enfrentarse al reto de cambiar las condiciones sociales.
En el caso particular del llamado “tercer mundo”, la estrategia
de ocultación resulta mucho más perversa porque contribuye
a esconder la influencia del proceso colonial occidental en la calamitosa
situación de esos países perpetuando el problema, haciéndoles
pagar por la supuesta “asistencia”, canalizando energías
bienintencionadas a través de ONGs y extendiendo una red cada
vez mayor de instituciones y dispositivos de imposición de los
modelos occidentales capitalistas.
28/09/03
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