Principal España | País Vasco | Internacional Pensamiento autónomo Antimúsica |
El crecimiento del movimiento antiglobalización supone la ruptura del discurso con que el capitalismo legitimó su expansión a partir de la caída del Muro de Berlín. En aquel momento se presentó a la economía de mercado como compañera inseparable del Estado de Derecho y del credo democrático. Los años transcurridos han indicado que la tan mentada economía de mercado ha acelerado un proceso de concentración y centralización de capitales que ha repercutido en la profundización de un cuadro de desigualdad cuyas aristas se palpan al señalar que mientras en 1960 las diferencias entre el 20% más rico y el 20% más pobre de la población mundial eran de 34 a 1, en 1990 saltaron a 60 a 1 y en 1997 se ubicaron en 74 a 1. En este marco lo que se comprueba es justamente lo contrario de lo que el discurso decía. Lejos de consolidarse los procesos democráticos, se asiste con asiduidad a su vaciamiento y al creciente cercenamiento de las reglas básicas del Estado de Derecho.
Es en la resistencia a estas condiciones donde se va consolidando la conciencia
antiglobalización. Conciencia que se despliega de manera marcada a partir
de la convocatoria zapatista realizada en simultáneo con el ingreso de
México al acuerdo Nafta, y que adquiere un punto de inflexión
en el marco de la reciente convocatoria que se desarrollara en el Foro Social
Mundial de Porto Alegre. Punto de inflexión ligado al hecho de que en
dicho encuentro no sólo se manifestaron las resistencias al orden global
sino que se dio cuenta de la vigencia de estrategias novedosas en capacidad
de disputar con el capitalismo el sentido mismo de la idea de democracia. El
aporte que en esta dirección supone la vigencia del Presupuesto Participativo
a nivel de Porto Alegre e incluso de Río Grande do Sul son muestra contundente
de este cambio de etapa.
Ciertamente, el clima social y político que vive nuestro país
se encuentra en línea con lo que ocurre en otras partes del mundo. Varios
elementos así lo indican:
a) Atravesamos una fuerte Crisis de Gobernabilidad cuyo eje radica en la más
absoluta incapacidad del régimen neoliberal de concitar mínimos
consensos en la sociedad. La resistencia social logró en nuestro país
romper el consenso neoliberal vigente e impuesto por la hiperinflación
a comienzos de la década pasada.
b) No casualmente una de las delegaciones más numerosas en el Foro Social
Mundial fue la propia delegación argentina, estabilizándose incluso
luego el funcionamiento del Comité Argentino encargado de coordinar la
presencia nacional en el encuentro futuro.
c) La importante movilización local que se realizó en ocasión
de la reciente reunión preparatoria del Encuentro de Quebec, en repudio
al intento de acelerar la constitución del ALCA en América latina.
Por último, parece razonable suponer que dado el colapso que el modelo neoliberal exhibe en nuestro país, sería razonable que cobraran importancia la afirmación de estrategias que comenzaran a otorgarle un mayor papel a la redistribución progresiva del ingreso y a la regulación pública necesaria para garantizarla. En este sentido, el modelo neoliberal no sólo ha incrementado el endeudamiento externo al extremo de colocarnos en un cuadro de cesación de pagos, sino que además luego de las estrategias de apertura, desregulación y privatizaciones nuestro país al crecer multiplica geométricamente su necesidad de endeudamiento. Por lo tanto, si la deuda tocó límite, el mantenimiento del modelo sólo es compatible con un cuadro de estancamiento perpetuo. Es fácil saber que en la situación social que está el país esto puede habilitar modificaciones institucionales que (esperemos) le abran la puerta a una experiencia política que revise los rasgos más nefastos del modelo vigente.
Claudio Lozano - Economista de CTA.
Página 12
Kolectivo
La Haine
|