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Argentina: Procesan 3 ex-líderes guerrilleros
por su participación en la "contraofensiva" al
golpe militar de 1976
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Argentina. Página 12. 15/08/03.-
El juez Claudio Bonadío procesó a tres ex-líderes
guerrilleros, miembros de la dirección montonera de 1979, entre
ellos Mario Eduardo Firmenich, supuestamente por su decisión de
que decenas de militantes volvieran a Argentina en medio de la represión
militar dictatorial. El juez Dijo que ésa fue “una conducta
lesiva a la comunidad”.
Roberto Cirilo Perdía y Fernando Hugo Vaca Narvaja, ex miembros
de la Conducción Nacional de la organización Montoneros,
fueron arrestados ayer por orden del juez federal Claudio Bonadío,
quien además solicitó a España la captura de Mario
Eduardo Firmenich. El magistrado no formula ningún cargo concreto
ni termina de tipificar conductas, aunque describe hechos y desliza sospechas.
Un funcionario de tribunales dijo a Página/12 con pedido de reserva
de su nombre que Bonadío parece inclinarse por acusar a los tres
procesados de “partícipes necesarios” de la desaparición
de quince militantes que volvieron al país en el marco de la “contraofensiva”
contra el golpe militar de 1976. Añadió que pudo haberse
basado en la figura de “dolo eventual”, que significa que
los acusados debieron representarse lo que iba a ocurrir si quienes se
habían escapado de la dictadura regresaban para enfrentarse con
los militares.
Aunque colaboradores del juez negaron que la medida estuviera destinada
a equilibrar la balanza porque los militares represores están cada
vez más cerca de ingresar o quedarse en la cárcel, los organismos
de derechos humanos vivieron la noticia como un intento de reinstalar
la teoría de los dos demonios (desarrollada en los 80 que sostenía
que la dictadura militar fue producto de una guerra entre extremistas:
militares y terroristas).
Vaca Narvaja fue sorprendido mientras paseaba su perra. Perdía
fue arrestado en su casa. Ambos fueron trasladados a la misma unidad en
la que pasa sus días la ex funcionaria menemista María Julia
Alsogaray y hoy declararán ante Bonadío. Firmenich vive
en España pero su abogado, Guillermo Martínez Agüero,
presentó un pedido de eximición de prisión en el
que argumentó que el ex dirigente montonero fue indultado. Pero
el perdón presidencial no se aplica a este caso, ya que aquí
se lo acusa de haber contribuido al secuestro de sus propios compañeros,
hecho por el que nunca antes había sido denunciado judicialmente.
Los líderes montoneros fueron detenidos en la misma causa en la
que Bonadío arrestó, entre otros, a los ex jefes del Batallón
de Inteligencia 601 Carlos Alberto Tepedino, Pascual Omar Guerrieri y
Santiago Manuel Hoya; al fallecido dictador Leopoldo Fortunato Galtieri
y a Cristino Nicolaides.
“Me sorprende que un tema que venimos tratando desde hace tiempo
se resuelva 48 horas después de que el Congreso declarara la anulación
de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final, sobre todo porque, al
transferir la complicidad de las muertes a la cúpula, se vuelve
a la teoría de los dos demonios convirtiéndolo en uno solo”,
aseguró a Página/12 Edgardo Binstock, esposo de la desaparecida
Susana Pinus y querellante en la causa. Binstock afirmó que esperará
a que hoy declaren Perdía y Vaca Narvaja y a saber si existen pruebas
que sostengan la acusación de Bonadío. “Siempre que
hay una derrota hay responsabilidades, pero eso es una discusión
política. Los militantes que regresaron al país tampoco
eran unos estúpidos. Si hubo un infiltrado es una cosa, pero acusar
a toda la conducción implica a toda la organización”,
agregó.
En el escrito con el que Bonadio ordenó los arrestos de Vaca Narvaja,
Perdía y Firmenich, el juez describió cómo se llevó
a cabo la llamada contraofensiva. Señaló que se inició
entre fines de 1978 y principios de 1979 en un plenario presidido por
Perdía, en el que se presentó a consideración de
los participantes la propuesta de sumarse a la operación, que consistía
en que militantes que estaban en el exterior regresaran al país
para sumarse a la lucha contra la dictadura. La organización evaluaba
que la ofensiva represiva había llegado a un tope y que una acción
fuerte, podría ayudar a la caída de los militares. En 1979
entró a Argentina un primer grupo de personas, que en su gran mayoría
desapareció. Al año siguiente, la dirigencia insistió
con el planteo, lo que suscitó dos crisis que a su vez provocaron
el alejamiento de varios militantes.
En base a las declaraciones testimoniales de, entre otros, el periodista
Miguel Bonasso y Cristina Zu- cker, hermana del desaparecido Ricardo Zucker,
documentos del Batallón 601 y comunicaciones desclasificadas del
Gobierno de Estados Unidos, Bonadío reconstruyó los secuestros
que se llevaron a cabo en 1980 y que son objeto de su investigación.
El hecho abarca a quince personas: Horacio Campiglia y Susana Pinus de
Binstock, quienes fueron secuestrados en Río de Janeiro el 12 de
marzo y luego traídos a la Argentina, y otros 13 militantes, que
conformaban las tropas Especiales de Infantería (TEI) e ingresaron
al país a principios de febrero de 1980, entre los que había
dos menores de edad. Todos ellos fueron detenidos entre la segunda quincena
de ese mes y la primera del siguiente.
Las desapariciones se iniciaron –según surge de los documentos
del Batallón 601– cuando una de las víctimas fue a
buscar material que la organización había dejado en un guardamuebles
que estaba siendo vigilado por el Ejército. “Los integrantes
de la Conducción Nacional no podían desconocer que la ‘operación
guardamuebles’ era conocida por la inteligencia del gobierno militar,
toda vez que eran plenamente conscientes de cuáles eran los métodos
de obtención de información de los servicios de inteligencia
del aparato represor ilegal estructurado por el Gobierno argentino de
la época”, señaló Bonadío en su escrito.
Para el juez, los líderes montoneros “sin duda siempre debían
haber tomado todos los recaudos necesarios para que sus decisiones no
fueran funcionales a la estructura ilegal de la represión”.
Pero en este caso particular, dijo Bonadío, “se advierte
una conducta lesiva de los mínimos valores jurídicos que
hacen al establecimiento de una comunidad”.
Colaboradores del juez rechazaron la hipótesis de que estas detenciones
tuvieran la intención de reflotar la teoría de los dos demonios
o de perjudicar al Gobierno. Recordaron que cuando Bonadío ordenó
el arresto de más de cuarenta represores, se especuló con
que era una maniobra orquestada con el entonces jefe del Ejército,
Ricardo Brinzoni, para apurar en la Corte Suprema la ratificación
de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final. Dijeron que se trata
de una investigación sobre un hecho puntual, que no se esperan
nuevas detenciones y que no es un intento por realizar una revisión
histórica de las agrupaciones armadas de los años ’70.
Sin embargo, no pudieron evitar que, cerca del mediodía, se esparciera
la falsa noticia de que Bonadío había ordenado el arresto
de dos sobrevivientes de la Escuela de Mecánica de la Armada.
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