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Proyecto imperial de fin de año
x Arsenio Rodríguez
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Todo está pensado.
Mientras la maquinaria de guerra comienza a moverse, lenta pero inevitablemente,
y solo falta dar la orden de ataque en contra del pueblo de Iraq, los
potenciales agresores no descuidan aspectos tan sensibles como necesarios
para lo que ello llaman la época "post-Hussein".
La noticia no sorprende.
El Gobierno de Hungría, según un despacho de la agencia
Prensa Latina, dio luz verde este miércoles a Estados Unidos
para que entrene en su territorio a 3 000 opositores iraquíes,
con vistas a que regresen a esa nación árabe una vez que
sea derrocado el actual Gobierno. Las órdenes imperiales se cumplen
lo más rápido posible para poder recoger posteriormente
la recompensa.
Es un hecho confirmado.
Fuentes oficiales húngaras informaron a la prensa local que
uniformados estadounidenses dispondrán de la base militar de
Taszar, en el Suroeste de Hungría, a 200 kilómetros de
Budapest, para entrenar a esos iraquíes como soldados, policías
e intérpretes.
No es la primera vez.
En ese mismo lugar radicaron fuerzas de la Organización del
Tratado del Atlántico Norte (OTAN), que luego participaron en
operaciones contra Yugoslavia, concretamente en la provincia de Kosovo
y en Bosnia.
Cumplir con un mandato.
El Gobierno húngaro confirmó entusiasmado que con esa
decisión se responde positivamente a una solicitud norteamericana
cursada hace solo una semana. La noticia coincide con la intensificación
de los preparativos bélicos y del encuentro de opositores iraquíes
en la capital británica, con vistas a qué hacer luego
de la agresión.
Vendrán otros invitados.
Los alumnos necesitan profesores y estos, lógicamente, serán
estadounidenses, que también serán recibidos y hospedados
en el país, calculándose en unos 1 500 los instructores
que prepararán a los futuros soldados, policías e intérpretes.
Una duda inevitable.
Que se preparen soldados y policías resulta comprensible, ya
que se supone que luego de una agresión armada, resulta necesario
contar con el personal "calificado" para imponer el nuevo
orden del ocupante.
Presencia imperial.
Ahora bien, los intérpretes evidentemente serán para
traducir a las fuerzas de ocupación, que al parecer aspiran a
apoderarse del petróleo iraquí, razón esencial
de la guerra que está a punto de estallar y por la cual deberán
permanecer en la nación ocupada hasta que logren armar un Gobierno
y unas Fuerzas Armadas que les sean fieles.
Inmoralidad de fin de año.
Así de fácil se prepara en el nuevo siglo no solo una
agresión armada en contra de una nación y su posterior
ocupación, ignorándose todo lo que pudo alcanzarse en
materia de soberanía, autodeterminación y de Derecho Internacional
en el siglo XX.
Si inmoral resulta el proyecto imperial de fin de año, que llenará
de luto a esa nación, también lo es el apoyo que otros
le brinden, ya sea militar o de cualquier otro tipo, como es el caso.
[Granma - 21/12/02]
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