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Argentina: ¿Situación revolucionaria?
x Osvaldo González
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La última fase histórica de la humanidad,
de contraofensiva mundial del imperialismo, llamada eufemísticamente
de “globalización”, durante 20 años congeló
las revoluciones obreras y populares triunfantes, en todos los continentes.
Al tiempo que las revoluciones ya consolidadas, incluida la de más
envergadura, la revolución rusa, desaparecieron, bajo el avance
de la restauración capitalista.
Tal situación llevó a una serie de apreciaciones teóricas
contrapuestas. Las mismas influyeron a la izquierda desde, por ejemplo,
la posición que consideró finalizadas las revoluciones,
como las del japonés Fukuyama que pronostico “el fin de
la historia”, hasta por otro lado, el extremo opuesto triunfalista,
que con la caída de los estado obreros de Rusia y de los países
del Pacto de Varsovia, vio una “revolución política
socialista” y no lo que en realidad fueron:contrarrevoluciones
capitalistas.
El puro sentimiento, de espíritus derrotistas o triunfalistas,
borraron el estudio serio de las revoluciones, quedando destartalados
y a merced del pensamiento vulgar y sociológico, los conceptos
históricos de análisis.
En nuestro país, por ejemplo, algunas corrientes de izquierda
vieron en el comienzo de la democracia en 1982, un paralelismo con la
revolución democrática Rusa. “Los febreros”
argentinos, le llamaron al ascenso de Alfonsín y a su continuidad
Menem, la ubicaron en la misma fase.
Hoy por ejemplo se califica de “revolución bolivariana”
el proceso antiimperialista, iniciado con el ascenso del chavismo en
Venezuela, pero no se dice que carácter de clase tiene tal revolución
y cuáles son sus alcances y limitaciones. Lo peor es que se califica
a quién intenta hacer un análisis basado en la lucha de
clases de la clase obrera, como dogmático o anacrónico.
En Argentina, luego de las grandes movilizaciones del 19 y 20 de Diciembre
del 2001, muchas organizaciones de izquierda, consideraron el hecho
un punto de inflexión, el comienzo de una “situación
revolucionaria”.
Esa calificación ha abierto un debate, con gran cantidad de
conceptos y matices, que colocan a distintas corrientes políticas
de izquierda, desde diferentes posiciones para intervenir en la acción
política de los explotados y en la crisis de la economía
y la política, planteadas aún, con todo vigor en el país.
El concepto “situación revolucionaria”.
Desde el punto de vista de la teoría marxista, la existencia
de una situación revolucionaria, se define por el inicio de una
acción independiente, histórica, de las masas y por el
desarrollo de la conciencia que adquieren estas. Lo que las impulsa,
desde un momento histórico determinado,(en nuestro país
hacemos memoria del Cordobazo en mayo de 1969) a no aceptar la situación
en que viven. Hecho que las empuja a buscar una salida “por afuera
de los carriles de la vieja sociedad” que las oprime, abriendo
así, una situación que modifica la época en que
“las masas se dejaban expoliar tranquilamente”, creando
una nueva fase, turbulenta, tras “esa acción histórica
independiente”, que abre así una situación revolucionaria.
Sabemos que no puede ser el método de análisis reproducir
las citas de los clásicos, repitiendo sin inteligencia viejas
fórmulas aprendidas, sino estudiar con detenimiento las particularidades
de una nueva situación, de la nueva realidad. Pero igualmente
y al solo efecto de reaprender en nuevas circunstancias históricas
aquellas ideas, es necesario volver a establecer el valor histórico
de esos conceptos, que por su valor y persistente vigencia, se hicieron
clásicos entre los revolucionarios de todo el mundo.
Para introducir a los estudiosos en los conceptos históricos
de este debate, vamos a transcribir el análisis de situación
revolucionaria formulado por Lenin en el folleto “La bancarrota
de la 2º Internacional” y luego transcribiremos algunas apreciaciones
de León Trotsky tomadas de los “Escritos”. Con nuestros
subrayados trataremos de llamar la atención en algunos aspectos,
muchas veces poco tenidos en cuenta, de las conocidas citas que reproducimos.
Lo que sí queremos aclarar, es que despreciar estos conceptos
en aras de un sociologismo vulgar, referido a las limitadas experiencias
escritas en los libros de historia que analizan las luchas de las décadas
del 60 y el 70 en Argentina, es muy limitado y no cubre el conjunto
de los conceptos que son necesario para acceder a una caracterización
de la etapa actúal de lucha de clases en el país. Para
insistir en la importancia relativa de las citas, en el análisis
de la lucha de clases, decimos que una parte de ellas han sido tomadas
por ejemplo, por el Che Guevara, cuando aborda esta misma temática.
Dice Lenin en la obra citada: ¿”Cuáles son, en
términos generales, los signos distintivos de una situación
revolucionaria”?
“Estamos seguros de no equivocarnos al señalar estos tres
signos principales:1) la imposibilidad para las clases dominantes de
mantener su dominio en forma inmutable; tal o cual crisis “en
las alturas”, una crisis política en la clase dominante,
que abre una grieta por la que irrumpen el descontento y la indignación
de las clases oprimidas. Para que estalle la revolución no basta
que los de abajo no quieran vivir como antes sino que hace falta también
que los de arriba no puedan vivir como hasta entonces.2)Una agravación,
superior a la habitual de la miseria y las penalidades de la miseria
de las clases oprimidas-3)Una actividad de las masas, que en tiempos
pacíficos se dejan expoliar tranquilamente, pero que en épocas
turbulentas, son empujadas, tanto por la situación de crisis
en conjunto, como por las alturas mismas, a una acción histórica
independiente.
Sin estos cambios objetivos, independientes no solo de la voluntad
de tales o cuales grupos y partidos, sino también de la voluntad
de estas o aquellas clases, la revolución es por regla general
imposible. El conjunto de estos cambios objetivos es precisamente lo
que se llama situación revolucionaria.
(...)La revolución no surge de toda situación revolucionaria
sino solo de una en que a los cambios objetivos antes enumerados viene
a sumarse un cambio subjetivo, a saber: la capacidad de la clase revolucionaria
para llevar a cabo acciones revolucionarias de masas lo bastante fuertes
como para destruir (quebrantar) el viejo gobierno, que jamás
“caerá”, ni siquiera en las épocas de crisis,
sino se lo hace caer.
Para otorgar la importancia que tienen los textos de Trotsky, diremos
que los militantes del MAS, que afirmaban ser sus seguidores, en lugar
de aferrarse a las divagaciones de Moreno sobre la revolución
democrática y los febreros que empezó en 1982 y ningún
trabajador percibió, las distintas tendencias se hubieran abocado
a comprender seriamente la realidad argentina, siguiendo por ejemplo
lo que escribía Trotsky en 1931. En ese caso hubieran dejado
alguna enseñanza valedera a sus propios militantes y al conjunto
de la izquierda.
Veamos entonces como enfocaba Trotsky el problema de la situación
revolucionaria:
1) Para analizar una situación desde un punto de vista revolucionario
es necesario distinguir entre las condiciones económicas y sociales
de una situación revolucionaria y la situación revolucionaria
misma.
2) Las condiciones económicas y sociales de una situación
revolucionaria se dan, hablando en general, cuando las fuerzas productivas
de un país están en decadencia.
Cuando disminuye sistemáticamente el peso del país capitalista
en el mercado mundial y los ingresos de las clases también se
reducen sistemáticamente; cuando el desempleo ya no es simplemente
la consecuencia de una fluctuación coyuntural, sino un más
social permanente con tendencia a incrementarse. Estas son las características
de la situación de Inglaterra; podemos decir que allí
se dan y se profundizan las condiciones económicas y sociales
de una situación revolucionaria. Pero no debemos olvidar que
a la situación revolucionaria la definimos políticamente,
no solo sociológicamente y aquí entra el factor subjetivo,
el cual no consiste solamente en el problema del Partido del proletariado,
sino que es una cuestión de conciencia de todas las clases, por
supuesto fundamentalmente del proletariado y su partido.
3)La situación revolucionaria se da cuando las condiciones económicas
y sociales que permiten la revolución provocan cambios bruscos
en la conciencia de la sociedad y de sus diferentes clases ¿qué
cambios?.
a) Para nuestro análisis tenemos que tener en cuenta las tres
clases sociales, la capitalista, la clase media, el proletariado. Son
muy diferentes los cambios de mentalidad necesarios en cada una de estas
clases.
b) El proletariado británico sabe muy bien, mucho mejor que
todos los teóricos, que la situación económica
es muy grave. Pero la situación revolucionaria se desarrolla
solo cuando el proletariado comienza a buscar una salida, no sobre los
carriles de la vieja sociedad, sino por el camino de la insurrección
revolucionaria contra el orden existente. Esta es la condición
subjetiva más importante de una situación revolucionaria.
La intensidad de los sentimientos revolucionarios de las masas es uno
de los índices más importantes de la madurez de la situación
revolucionaria.
c) Pero la etapa siguiente a la situación revolucionaria es
la que permite al proletariado convertirse en la fuerza dominante de
la sociedad y esto depende hasta cierto punto (aunque menos en Inglaterra
que en otros países) de las ideas y sentimientos políticos
de la clase media, de su desconfianza en todos los partidos tradicionales
(incluyendo al partido laborista, que es reformista vale decir conservador)
y de que deposite sus esperanzas en un cambio radical, revolucionario
de la sociedad. ( y no en un cambio contrarrevolucionario o sea fascista).
d) Los cambios en el estado de ánimo de la clase media y del
proletariado corresponden y son paralelos a los estados de ánimo
de la clase dominante, cuando esta ve que es incapaz de salvar su sistema,
pierde confianza en si misma, comienza a desintegrarse, se divide en
fracciones y camarillas.
Para considerar la situación en Argentina.
Volver a tomar este punto de debate entre los revolucionarios no es
ocioso. Nuevos hechos ayudan a aclarar, que situación política
atravesamos en la lucha de clases en el país.
Sería harto manipulador utilizar el chiste de que era una situación
revolucionaria, pero se tenían que cumplir luego las condiciones
subjetivas y organizativas requeridas para que avanzara. Justamente,
que no existieran esas condiciones convirtieron lo subjetivo, en condiciones
materiales,objetivas, inexistentes, que negaban la idea de que existía
una situación revolucionaria y la acercaban más a un despertar
de las batallas generalizadas de las masas en el país.
Ciertamente, una serie de acontecimientos abrieron “la grieta
por la que irrumpieron el descontento y la indignación de las
clases oprimidas” en las jornadas de diciembre del 2001.
Se sumaron:
1) La serie de cortes de ruta y saqueos alimentarios en supermercados,
por parte de desocupados; el rechazo a la confiscación de los
ahorros en los bancos por medio del corralito; anteriormente las puebladas
en grandes ciudades del interior; las movilizaciones por los DD.HH y
contra la impunidad registrados en fechas recordatorias ante acontecimientos
de asesinatos, presos y represiones; la experiencia de los paros generales
impotentes y sin perspectiva llevados a cabo por la burocracia sindical;
como un hecho sumamente destacable, la crisis política de gobernabilidad
de De la Rua, con la derrota en las elecciones del mes de Octubre, y
la emergencia de un acontecimiento de cuestionamiento indiscutible y
de gran envergadura política: en esas elecciones se destacó
por sobre todo, los 11.000.000 de abstenciones, votos impugnados y votos
en blanco, que superaron con creces, el nivel tradicional de repudio
y constituyeron el punto más alto de desestabilización
política del régimen, del parlamentarismo burgués,
los partidos y candidatos que lo sostienen.
2) Un punto a considerar de importancia es la situación de la
clase obrera con trabajo que no ha podido superar a la burocracia desde
el punto de vista sindical y desde el punto de vista político
las ideas con las que convive desde hace 50 años que la educó
el peronismo, por las cuales es la conciliación de clases la
forma de resolución de sus problemas y necesidades. Por el contrario,
a esta falta de protagonismo de los trabajadores con trabajo que quedaron
sujetos a control burocrático, se desarrollaron en esta fase
una mayor organización del ejercito de reserva y su unidad para
la lucha.
3) Un punto a tener en cuenta es que en las jornadas del 19 y 20, las
fuerzas represivas mataron a cuarenta luchadores, incidiendo el hecho
sobre el peso muerto que para la conciencia de las masas, juega todavía
los 30.000 desaparecidos de la dictadura. Que, por más que el
pueblo dio signos de coraje y espíritu de combate ante la represión,
su desorganización en el terreno de la autodefensa y de milicias
populares de combate, influyó como una imposibilidad ante lo
que aparece como una imponente fachada de represión.
4) Ante los acontecimientos, los partidos de la izquierda, hayan jugado
un papel efectivo o no(queda pendiente todavía la polémica
histórica que planteo James Petras en su nota donde afirma “que
estaban debajo de la cama”)no tuvieron la capacidad de actuar
rápidamente luego en forma unitaria, tratando de responder rápidamente
al nivel que la represión, que se había hecho de 40 muertos,
para que también esta recibiera golpes de milicias populares.
Así fueron las cacerolas de la clase media, las que continuaron
el movimiento.
5) Que esta vanguardia haya sido la que asumió la continuidad
del 19 y 20, la clase media cacerolera, explica por ejemplo la circunstancia
que, en los últimos meses el salario en dólares de los
trabajadores haya bajado en un 70% y no haya habido en ese tiempo un
solo paro obrero, por salario. Al tiempo que el gobierno trataba de
aplastar y aislar el reclamo de planes trabajar de los desocupados con
los planes de jefes y jefas de familia, controlados por los punteros
políticos y por la mesa de gestión del gobierno con algunas
organizaciones piqueteras cociliadoras como la CTA y la CCC.
6) De estos detalles sacamos la conclusión que propagandizar
como lo hacen algunas organizaciones políticas de la izquierda
“por un nuevo argentinazo” es, al menos, poco profundo,
porque lo que el movimiento iniciado necesita para avanzar, no es repetir
las jornadas del 19 y 20 de diciembre, sino organizar la participación
de los trabajadores con trabajo y unitariamente la autodefensa y la
acción de milicias de ataque a los represores policiales vestidos
de civil que salen a matar militantes; y por sobretodo organizar a través
de Asambleas Populares, de desocupados y ocupados, puntos de debate
y organización democrática de la luchas, en la línea
de no entrar en las disputas electoralistas y de rechazo y movilización
contra la farsa y el desvío electoral.
7) El objetivo es organizar y formarnos en la tarea política
y organizativa que requiere lograr que el movimiento que se inició
en Diciembre avance hasta una situación en la que las masas puedan
darle un contenido revolucionario a la consigna popular “que se
vayan todos”, es decir la derrota del sistema, sus fuerzas represivas
y el estado de sostenimiento del régimen de confusión
y engaño parlamentario del capital.
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