Daesh, los 'neocons' de Obama, Trump y Leo Strauss
Washington teme a lo que pueda decir Bannon
Un debate organizado por el Hudson Institute sobre el tema «Contrarrestar el extremismo violento: Qatar, Irán y la Hermandad Musulmana», tuvo lugar en Washington el 23 de octubre de 2017. El Hudson Institute es una 'ONG' de adivinación del futuro, creado por el futurólogo Herman Kahn y reúne en su seno a numerosos adeptos del filósofo Leo Strauss.
El público presente en el debate se componía de altas personalidades, miembros del Congreso de EEUU y del gobierno, embajadores y periodistas.
En el debate, Leon Panetta, ex director de la CIA y ex secretario de Defensa, y su sucesor a la cabeza de la CIA, David Petraeus (ambos nombrados por Obama), dirigían su índice acusador hacia Irán mientras apoyaban a Qatar y la Hermandad Musulmana.
El Instituto había invitado también, como contraparte y para darse una imagen de aperturismo, a Steve Bannon, ex consejero especial del actual presidente Donald Trump. Al presentar a sus invitados, el embajador y director del Hudson Institute, Hussain Haqqani, dijo que Panetta y Petraeus eran «preclaros» y tildó a Bannon de representante de las «fuerzas oscuras» (sic).
En su intervención, después de los dos ex directores de la CIA, Steve Bannon calificó al New York Times de «partido de oposición», refutó el calificativo de «aislacionista» que ese diario ha utilizado para describir la política exterior del presidente Trump y recordó la acción de este último contra el Emirato Islámico (Daesh).
Daesh fue creado por Bush
El Emirato Islámico en Irak (el actual Daesh) fue creado bajo la administración de George Bush hijo y bajo el control del general Petraeus –por entonces comandante de las tropas de EEUU en Irak– para desviar la cólera de los iraquíes de las tropas de ocupación y transformarla en una guerra civil entre sunnitas y chiitas, maniobra que Leon Panetta heredó y respaldó.
El senador estadounidense John McCain se reunió con los líderes de Daesh y por mucho tiempo mantuvo con ellos estrechos vínculos en nombre de una estrategia que calificó de «vietnamita» contra Siria.
Al abordar la disputa entre Arabia Saudita y Qatar, Bannon se felicitó por el cambio de actitud de Arabia Saudita ante los yihadistas y condenó a Qatar, tema sobre el cual la Casa Blanca no ha tomado posición oficialmente. El público presente seguía con profunda atención las palabras del ex consejero especial del presidente Trump.
Seguidamente, Bannon inició una crítica de la política del ex presidente George Bush hijo y del senador John McCain pero el presidente de la sesión lo interrumpió y puso fin abruptamente al "debate".
Red Voltaire
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Leo Strauss, el padre secreto de los 'neocons'
Esteban Hernández
Leo Strauss fue un filósofo secreto, cuyos pensamientos no se mostraban transparentes a sus lectores y sólo eran accesibles leyendo entre líneas. A pesar de que [aparentemente] dedicó su trabajo académico a la interpretación de autores clásicos como Platón o Maquiavelo, en la actualidad está de moda y está siendo tremendamente influyente entre quienes llevan a cabo tareas de dirección en la administración Bush.
Strauss nació en Alemania a finales del siglo XIX, pero su aliento ha llegado hasta el XXI. Es conocido por ser uno de los padres, y el pensador más influyente, de los neoconservadores actuales. (...) Strauss (1899-1973), quien emigró a EEUU en 1938, enseñando primero en la New School of Social Research de Nueva York y más tarde en la Universidad de Chicago, fue, además de un profesor influyente, un personaje contradictorio, amigo de las formas autoritarias y enemigo de la modernidad hippie, capaz de imponer la música clásica (Mozart) a sus alumnos para evitar que se aficionasen al pop y, dicen, transmisor selectivo de sus enseñanzas, a las que sólo accedían estudiantes afines.
Huntington, Fukuyama y Wolfowitz, entre sus discípulos
La reputación de Strauss aumentó grandemente en la medida en que alumnos suyos fueron tomando posiciones en el suelo público. Primero en ámbitos académicos, donde la presencia conservadora fue creciendo gracias a Irving Kristol, Norman Podhoretz, Samuel Huntington, Seymour Martin Lipset, o Daniel Bell. Allí también tuvieron éxito ex alumnos y protegidos de Strauss como Francis Fukuyama, Allan Bloom, autor de El cierre de la mente moderna (Plaza y Janés, 1989), Harry Jaffa, Harvey Mansfield y, aunque no se considere ahora dentro de la escuela de Strauss, Robert Kagan.
También es nutrida la lista del sector público, donde, entre otros, aparecen Paul Wolfowitz, el considerado cerebro de la reacción estadounidense tras el 11-S; el Magistrado del Tribunal Supremo Clarence Thomas y el Juez Robert Bork; también los neocon Lewis Libby, y William Bennett; John Ashcroft, el ex Fiscal General; o el editor de National Review William F. Buckley.
Pero su influencia no ha sido sólo directa. El Proyecto para un Nuevo Siglo Estadounidense (PNAC, en las siglas inglesas) dirigido por su ex alumno William Kristol, uno de los grupos neoconservadores de mayor relevancia, por el que han pasado un buen número de funcionarios, y al que pertenecen Dick Cheney, Donald Rumsfeld, Richard Perle, o Richard Armitage. Es uno de los think-tanks de mayor peso en la política estadounidense.
El uso de la mentira y la manipulación política
Para la profesora canadiense, de la Universidad de Calgary, Shadia B. Drury, las ideas de Strauss han impregnado sobremanera la práctica de la administración Bush. Según afirmó en Leo Strauss and the American Right y en The Political Ideas of Leo Strauss, el filósofo de origen alemán creía firmemente en la eficacia de la manipulación en política. Las mentiras podían ser útiles y debían usarse si servían para que la mayoría, que necesita ser dirigida, siga el camino correcto. También recordaba cómo Strauss recogía la visión de Carl Schmitt de que toda acción política estaba basada en el combate de amigo contra enemigo.
Pero, sobre todo, negaba que Strauss fuese un defensor a ultranza de la democracia liberal y partidario de la extensión de esa clase de régimen por todo el planeta. Según Drury, los valores defendidos como esenciales por los neoconservadores como la religión (a la que califican como el cemento de la sociedad), el patriotismo o la moral, sólo eran válidos para las masas; no para quienes sabían elevarse por encima de ellas, abrazando así ideas propias de Nietzsche. Strauss creía en el derecho natural, pero el del fuerte a dominar al débil.(...)
Para la gran mayoría de los autores estadounidenses, Leo Strauss continuará siendo no sólo el padre de los neoconservadores, sino la figura que mejor representa una cosmovisión ligada a la fuerza, el patriotismo, la religión y el liberalismo económico. (...)
filosofia.mx