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Madrid :: 22/01/2009

Analisis y alternativas ante la enseñanza no universitaria

CNT-Madrid (Enseñanza)

1. Entornos (un análisis anarcosindicalista del sistema educativo):

El nacimiento de los Sistemas Educativos Nacionales está vinculado al del estado liberal: generalizar la instrucción del pueblo, pero decidiendo el nuevo Estado qué, cómo, cuándo aprender, sustituyendo o complementando, según las latitudes, a la Iglesia como institución docente, a la sazón hegemónica, desde la Edad Media. En aquellos inicios se yuxtaponían tanto el optimismo pedagógico de los pensadores prerrevolucionarios como el pragmatismo burgués necesitado de mano de obra cualificada para la incipiente Revolución Industrial, al tiempo que se desarrollarían otro tipo de experiencias educativas fuera de la intervención estatal hasta la actualidad.

Si bien es cierto que las ideologías “progresistas” han sido iluministas al esperar que la educación contribuiría a la transformación de la sociedad, la diferencia entre ellas estriba en confiar en un Sistema Educativo Nacional como su vehículo o no hacerlo.

La idea de que una regulación nacional pueda transformar la realidad de la desigualdad social a los enseñantes anarcosindicalistas nos parece una falacia pues la práctica nos demuestra que la igualdad en el acceso al sistema no representa luego compensación de desigualdades, habiéndonos de enfrentar al hecho, pues, de que ningún planteamiento de Sistema Educativo, por bienintencionado que sea, sustituye a la transformación que ha de operar en el ámbito socioeconómico. No obstante, al igual que hace el Estado y la Iglesia, la educación sí puede actuar sinérgicamente con la transformación social, incluso revolucionaria, pero para ello ha de que sustraerse todo lo posible de la influencia de este tándem y ahí es donde estamos algunas personas trabajando y otras utilizándolo como servicio público.

Las admiradas experiencias pedagógicas y educativas libertarias, al margen del Sistema Educativo, dan origen a estudios, libros y congresos, sin embargo, el conjunto de enseñantes que con ideas libertarias trabajan en el sistema educativo, los “educacionistas” como decía Ferrer i Guardia, se enfrentan cada día a una realidad laboral, social y educativa muy distinta respecto a las primeras.

Ese día a día como educadores y educadoras de CNT con otras ideas en la cabeza y con otro mundo en el corazón nos plantea preguntas, problemas, contradicciones..., y a esto hay que añadirle la montaña rusa de cambios neoliberales en nuestro marco de trabajo: acentuación de las desigualdades en el sistema educativo, doble red y privatización incluidas; mayor burocratización y jerarquización, precarización del trabajo docente; consagración de los métodos tradicionales de enseñar, invasión de un clima de competitividad plasmado en pruebas estandarizadas, desaparición de lo poco que hubo de público y laico en la escuela, la objeción escolar... Todas estas cuestiones nos plantean nuevos retos como el de identificar los cambios tecnológicos y sociales y qué consecuencias tienen en la educación, también se impone actualizar las ideas pedagógicas alternativas, filtrándolas por los agujeros que el sistema de enseñanza genera. Y no menos reto será funcionar en unas condiciones adversas, superando la institución escolar para rechazar las medidas que, con la excusa de la calidad, parecerá que abordan los conflictos, pero en realidad sólo darán respuesta a las aspiraciones del sector peor dispuesto de la comunidad escolar y del profesorado.

Sabemos que la sociedad necesita una enseñanza diferente, un modelo de enseñanza autogestionada a lo largo de nuestra vida, basada en la igualdad real, en el apoyo mutuo, en la creatividad, en el espíritu crítico, en la autonomía y responsabilidad de los individuos y en la libre expresión del ser humano. Sabemos también que la educación es un proceso continuo durante toda nuestra vida que tiene que estar pleno de actividades gratificantes, positivas, alegres y sinceras con un papel activo del que aprende, organizada desde la comunidad, repartiendo las tareas, mediante el cooperativismo, sin premios, ni castigos, ni exámenes, ni notas, con la autoevaluación y la asamblea como modo de regulación y, desde luego, superando la disociación entre saber, saber hacer y saber ser, pero la realidad de la enseñanza cada día se aparta más de este horizonte.

Así, pues, con este panorama llegamos a la conclusión de que es preciso analizar y debatir la situación actual de las enseñanzas y del sistema educativo bajo una perspectiva diferente, anarcosindicalista, identificando la problemática laboral del sector para transformarla en propuestas de actuación alternativas.

Otro de los objetivos que debe tener este análisis es aglutinar esfuerzos, experiencias y participación, ahora dispersos, de diferentes compañeros y compañeras que trabajan en el sector de la educación y que sienten la necesidad de superar las barreras comunicativas de sus centros-islas.

Como anarcosindicalistas estamos sometidos, en la vida y en la enseñanza, a una doble tensión entre la libertad y la autoridad, entre la opresión estatal y la autonomía personal.

La actual política educativa tiende al autoritarismo, a la excesiva reglamentación y al estrecho control sobre la actividad docente. Las autoridades educativas se multiplican, el control político ha llegado a los centros de enseñanza, con la designación directa de los directores en Infantil, Primaria y Secundaria y de la mano de la ANECA en la Universidad, y el adoctrinamiento religioso gana terreno.

Este creciente autoritarismo se refleja en el día a día de profesorado y alumnado. Buenos ejemplos son la burocratización de los Departamentos de secundaria; la tiranía de las editoriales que imponen currículos y programaciones, y en la inflexible regulación de horarios y especialidades que impiden una respuesta educativa adecuada.

Además la creciente especialización de las profesoras y profesores provoca el aislamiento en cotos cerrados de un conocimiento que debe ser global y la aceptación acrítica de verdades reveladas por “sabios y expertos en la nada”, y de los alumnos, con la prematura elección de itinerarios de especialización científica.

Por otro lado, hay una peligrosa tendencia a la privatización de la enseñanza. Se adivina en el horizonte una triple red de centros, desde la Infantil hasta la Universidad; un primer grupo privado destinado a formar a las elites con el apoyo económico empresarial y lazos con Europa, una segunda trama de centros concertados destinados a adiestrar los mandos intermedios que son creados con el objeto de obtener un beneficio económico o confesional y, por último, una limitada red de centros públicos encaminada a cobijar a los hijos de las capas más desfavorecidas de la sociedad (económica o intelectualmente hablando) convertidos en guetos para abastecer de mano de obra barata y poco especializada.

Se está abandonando la red pública de centros de enseñanza, no hay que dejarse engañar por ciertas operaciones de maquillaje basadas en las nuevas tecnologías, en detrimento de los conciertos educativos, relajándose en control sobre las numerosas irregularidades que éstos presentan y aumentando su capacidad para conceder títulos de los distintos niveles formativos.

En la situación actual de la enseñanza no universitaria se da la paradoja de que la sociedad pretende que los educadores hagan de policías y que los policías tengan una función educativa.

Otra paradoja se da en el alumnado que, dependiente y pasivo en grado creciente, debido en gran medida a la educación familiar y a la infantilización invierte también los términos: en la hora de descanso se conecta el MP4 o el móvil y se aísla de sus iguales y cuando llega a la clase pretende relacionarse con ellos. Es absentista, pero interno, no va a la clase, pero tampoco abandona el centro. No le apetece seguir estudiando, pero sigue Bachillerato en lugar de tomar otra determinación.

Como trabajadores de la enseñanza padecemos con tan lamentable situación y, además, sufrimos los problemas derivados de la injusta forma de acceso a la carrera docente;, soportamos la creciente precarización laboral de muchos de nosotros; somos sacrificados con el aumento de las jornadas lectivas atendiendo a una demanda de guarda y custodia de los hijos de la clase trabajadora, que nosotros apoyamos, convertido demagógicamente en la ampliación de un periodo lectivo que ya es suficientemente largo, y nos afecta la privatización de nuestros derechos sociales que entrega a las empresas privadas nuestra salud y nuestras pensiones.

Debido a la gran extensión del texto, es imposible publicarlo todo en este medio. El documento se puede encontrar en el siguiente enlace:

http://ensemad.cnt.es/content/view/156/1/

http://ensemad.cnt.es/

 

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