Carta abierta: Cuando la acción retrata más que la intención.
Escribo estas líneas tremendamente indignado para que sean de público conocimiento y para que se sepa sin tapujos en lo que se está convirtiendo, y sobre todo hasta dónde está llegando, la que aún tiene la desvergüenza de seguir autoproclamándose izquierda abertzale.
Pues después de lo visto el pasado domingo día 21 de marzo (en realidad hace años que esto se constata) ni izquierda, ni abertzale.
Sitúo el contexto. Se les quería rendir un homenaje a los 4 militantes de la organización armada vasca Comandos Autónomos Anticapitalistas, masacrados en la bahía de Pasaia el 22 de marzo de 1984. También, y como no podía ser de otra manera, a los únicos supervivientes de la misma: Joseba Merino y Rosa Jimeno. Este era el 37 aniversario.
Acudí sin saber quién lo realizaba, pero suponiendo que era alguna organización antifascista en clave de mantener viva la memoria combatiente que siempre ha acompañado a este pueblo.
Nada más lejos de la realidad. Mi sorpresa fue manifiesta cuando me enteré que tomaba la palabra Kizkitza Gil de San Vicente, pues intuí el carácter que podría adoptar el evento.
Así fue. Tuve que aguantar 10 minutos de discurso-sermón cuyo principal contenido fue que "la memoria es lo que nos ayuda a ser, a hacer camino", y el de que "no hemos podido conseguir mediante la lucha militar construir un escenario de oportunidades para la democracia, y nos derrotaron en ese terreno militar, pero políticamente estamos más fuertes que nunca".
Hasta aquí lo previsible. La misma bazofia llena de mentiras oportunistas típicas de un asimilado y rendicionista.
El colmo de la ignominia política por parte de los organizadores se produjo cuando Joseba Merino tomó el micrófono para dirigir unas palabras a los asistentes.
10 segundos. Ese fue el tiempo que la desvergüenza política de la que se sigue autoproclamando izquierda abertzale resiste el discurso de la verdad. No aguantó más estar frente a ese espejo que refleja todo lo que fueron y al mismo tiempo han dejado de ser.
Empezó a hablar Joseba: "Quiero dar las gracias a los organizadores y a los asistentes por mantener viva la memoria de mis compañeros masacrados. Pese a lo que muchos digan y piensen, no estamos más cerca de la independencia ahora que hace 30 años".
No le dejaron continuar. Una eficaz organizadora (censora sería lo adecuado) le interrumpió quitándole el micrófono y diciendo: "No, ahora no es el momento ni este el lugar más adecuado".
Joseba solo tuvo tiempo para reiterar su agradecimiento a los asistentes por su presencia.
Pero si este hecho ya es sonrojante y patético desde un punto de vista político, peor fue después lo que se pudo escuchar de los labios de la censora.
El expreso político vasco seguía diciéndole finalizado el homenaje: "Mis compañeros no han muerto por cualquier cosa. Han sido asesinados por una revolución social y por una independencia que ahora no está más cerca que antes".
Respuesta de la censora: "¿Y quién te dice a ti que si tus compañeros siguieran vivos ahora no estarían en el PNV?
Realmente un argumento lamentable que iba acompañado de todo tipo de frases que únicamente puede esgrimir quien se ha rendido y se ve obligado a hacer más digerible a sí mismo su propia decisión y la situación resultante de la misma, como esa de que "lo importante es que los presos están saliendo", sin poner el foco político en lo que están teniendo que hacer para salir.
Algunas reflexiones finales.
Que el homenaje lo organizaba la izquierda abertzale era evidente. que lo instrumentalizó para sus fines, también. Que era ella quien tenía el derecho formal de considerar qué se quería escuchar y qué no, desde un punto de vista formal, ya digo. pues evidente también. Pero por encima del derecho formal está la legitimidad ganada a base de resistencia y dignidad.
Y eso es lo que no conocen ni de lejos. Ni la resistencia ni la dignidad. Qué poquísima vergüenza se tiene que tener para quitar el micrófono al propio homenajeado, a esa persona que vio morir fusilados extrajudicialmente a sus camaradas a pocos centímetros de él.
Cuánta dignidad sin embargo en claro contraste la de Rosa Jimeno y Joseba Merino (dignidad que pasó por encima y pisoteó a los organizadores) y qué acertado el comentario de este último: "Bueno, ya hemos visto la libertad de expresión que hay y quiénes son los que la regulan. Ellos son quienes han quedado retratados".
Por último, destaco que si el homenaje tuvo posibilidad de desarrollarse de esta manera tan desatinada y entreguista, no se puede obviar que es por la falta aún de un verdadero movimiento popular antirrepresivo fuerte, que sea capaz de otorgar a los combatientes de este pueblo el sincero reconocimiento en el mismo espíritu que guió el actuar de estos: dignidad y resistencia.
¡Mi más combativo y cariñoso recuerdo para todos los militantes caídos en el consecuente practicar de sus ideas!
Un asistente al homenaje.