El ecologismo como frente de lucha de clases
El mérito incuestionable de la activista adolescente sueca Greta Thunberg, ha sido el de convertir la lucha por la supervivencia del planeta en la agenda mediática. Al margen de que sus discursos, intervenciones públicas o su actividad en las redes sociales, puedan gustar más o menos, las movilizaciones de este pasado 27 de Septiembre en torno a la “Huelga Mundial por el Clima”, han tenido el mérito de movilizar a amplios sectores muy, muy jóvenes, en torno a la defensa de la sustentabilidad ecológica del planeta y a exigir a los gobiernos de turno, medidas para afrontar el cambio climático, cuyos efectos son potencialmente devastadores para la propia supervivencia de la humanidad.
Podrá ser considerado por los sectores más “criticastros” de la izquierda que se dice revolucionaria, como un fenómeno de moda, que hace tiempo ellos y ellas mismas vienen anunciando esta crisis climática lo que es cierto, pero preferimos quedarnos con la imagen de adolescentes y pre-adolescentes que, sin formación política y con el sentido común por bandera, comienzan a relacionar la crisis ecológica con el modelo económico depredador de manera natural.
Este movimiento es potencialmente muy peligroso para el sistema ya que de manera invariable, abordar la crisis ecológica y revertir el cambio climático conduce a un cuestionamiento del modelo económico, por mucho que una gran parte de esa masa de adolescentes, no sepan siquiera quien es Marx y perciban al comunismo como algo ajeno.
De otra parte, sectores muy jóvenes comienzan a experimentar la movilización, la toma de conciencia y la organización como instrumentos de acción política. Evidentemente, muchas y muchos, lo consideran una “moda” pero el poso como mínimo quedará , y las y los que sigan en la lucha, en ese proceso de toma de conciencia podrán llegar a conclusiones que necesariamente serán anti-capitalistas de hecho. Y comenzará a aflorar la necesidad de un modelo alternativo en el que la planificación, la redistribución de la riqueza y recursos y la ruptura con la ideología del consumismo, resurja bajo la idea-fuerza del socialismo.
El ecologismo precisa además de una orientación internacionalista y global, tanto en las movilizaciones y la presión popular contra los gobiernos de turno, como en las políticas que deban acometerse y las sanciones que deban imponerse a gobiernos y multinacionales que de manera impune destrozan las bases de sustentabilidad ecológica a largo plazo. El desastre que está ocurriendo en la Amazonia, debiera asumir la categoría de crímenes contra la humanidad, reflejando de manera evidente la irracionalidad de las lógicas inmediatistas del mercado y del beneficio. Sin tanta presencia mediática, que será efímera en todo caso, las masas forestales del centro del continente africano y los bosques de Siberia, también están siendo pasto de las llamas, producto de una misma lógica depredadora de acceso a recursos naturales, derivando todo ello en un significativo aumento de las emisiones de CO2 a la atmósfera.
Puede haber progreso tecnológico y bienestar material compatible con la sustentabilidad del planeta. No son mutuamente excluyentes como nos han querido hacer creer y no, no deseamos volver a la edad de piedra. Existen medios y tecnología para tener energías renovables, se pueden impulsar medidas para acabar con las obsolescencias programadas y para que el vestido y el calzado pueda ampliar su vida útil. El reciclaje puede convertirse en un nuevo sector de actividad económica con gran capacidad de creación de empleo y sobretodo, pueden afrontarse políticas efectivas internacionalmente coordinadas para obligar a las transnacionales que impunemente saquean, esquilman, explotan y roban a cumplir con los compromisos adquiridos, ya sea vetándolas, boicoteando sus productos o directamente sometiéndolas al control y regulación de su actividad.
El hecho es que de manera cada vez más clara, los efectos del cambio climático los vamos a ir sufriendo con más intensidad. Por ejemplo, el fenómeno de las llamadas “gotas frías” en las costas del Mediterráneo, ya han anunciado que se espera un aumento de su cadencia e intensidad, asociado al calentamiento del Mediterráneo. Este verano han sido registradas en el continente europeo unas altas temperaturas, con 34º en Copenague, 36º en Bruselas y 45º en Bilbao, por dar algunas pinceladas.
Cierto es que en HERRI GORRI hemos descuidado un poco este frente -no se puede estar a todo- dando por supuesto que socialismo sin sostenibilidad económica y ecológica carece de sentido, pero tenemos que tener presente que la crisis ecológica es estructural y la coyuntura política, económica y social se desarrolla en dicho contexto.