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Estado español, Pensamiento :: 13/02/2009

Informes confidenciales

Editorial Virus
Extracto del libro «Crónicas del 6 y otros trapos sucios de la cloaca policial», en el que se recuerda el escándalo del Dossier Valdecasas

El informe confidencial del Grupo 6 dirigido a la prensa llegó al movimiento okupa de la mano de un periodista indignado. La copia facilitada a los okupas —que respondieron punto por punto con el contrainforme Dossier Valdecasas— casi le costó el despido al periodista, del grupo PRISA, que fue degradado laboralmente.
Toda una guerra de informes. El de los agentes del Grupo 6, convertidos repentinamente en sociólogos, empezaba así:
En un amplio estudio sociológico sobre las tribus urbanas de Barcelona, realizado en 1993 y actualizado en 1995, se hablaba de los okupas como un grupo de tendencia estable, aunque en clara regresión. ¿Cómo se explica, entonces, su eclosión espectacular en 1996? ¿Se equivocaban los sociólogos en sus estudios sobre las trece subculturas juveniles detectadas en Barcelona? ¿Eran los okupas una tribu adormecida que ha decidido pasar a la hiperactividad reivindicativa después de incluirse la penalización de la usurpación de la vivienda en el Código Penal? ¿O son un grupo instrumentalizado y empleado por organizaciones antisistema más estructuradas que han encontrado en ellos un filón que les da una causa que puede contar con una cierta comprensión social y mediática?
Es necesario un amplio análisis para encontrar algunas respuestas, pero es posible que aquellos grupos radicales que intentaron sin éxito campañas contra los Juegos Olímpicos, el Quinto Centenario, empresas multinacionales, franquicias de establecimientos de restauración, etc., hayan encontrado ahora, junto a grupos independentistas partidarios de métodos violentos, una causa que les da cierta legitimidad.


Portada del n.º74 del semanario catalán Directa dedicado al juicio por torturas de Jordi (a la izquierda), máximo responsable del Grupo 6


Carátula del informe

En la carátula, sin sello ni firma, escribían:
En los últimos cinco años, los grupos violentos han realizado 65 manifestaciones y acciones con destrozos de mobiliario urbano, rotura de escaparates, ataques a entidades financieras, agresiones a personas y otros actos vandálicos. También se han producido en Catalunya 284 atentados con artefactos explosivos e incendiarios de baja intensidad, en lo que se ha venido a llamar terrorismo de baja intensidad.
Estos grupos no pueden imponer una kale borroka catalana, ni buscar la impunidad a través de las estrategias de abogados que tienen entre otros méritos la defensa de colaboradores del comando Barcelona de ETA o la justificación de los atentados de Hipercor y Vic.
No es positivo que haya dudas ante los violentos, ni que se sientan fortalecidos porque será un problema más difícil de erradicar. Estos grupos aplican métodos de violencia en la calle que, en ocasiones, representan un paso previo a actuaciones más graves como lamentablemente ha ocurrido otras veces.

De El Salvador a Via Laietana
En el análisis de la ocultación sistemática de la realidad salvadoreña durante la guerra, se señalan cuatro elementos del modelo de propaganda:
a) construcción de una verdad oficial que ignore aspectos capitales de la realidad, distorsione otros, falsee muchos e invente los que haga falta;
b) ante cualquier información contraria «establecer un cordón sanitario» y un círculo de silencio, desprestigiando a la fuente y, si sale publicada, forzar un rápido olvido;
c) las denuncias de violaciones de los derechos humanos son consideradas «subversivas» y quien se atreve a denunciar se convierte también en víctima;
d) un elemento adicional es el grado de corrupción de los funcionarios del Estado y de los gobernantes, que miran a otro lado.

El Grupo 6 aplica los cuatro en su informe:
a) «kale borroka catalana», «Jarrai», «lucha armada»;
b) «abogados de ETA», «cuando algún auto judicial les favorece promueven rápidamente su divulgación», «rentabilizar una información», «la presencia mediática extiende miméticamente el valor de sus acciones y los retroalimenta», «no es positivo que haya dudas ante los violentos»;
c) «si son detenidos, en muchas ocasiones es pedido el habeas corpus», «presentan denuncias y torturas publicitadas a través de la prensa, aunque sean archivadas», «contribuyen a ofrecer una imagen represora de la policía»;
d) procesos judiciales abiertos contra los agentes; complicidad y silencio político.
Es el país que tenemos. El país que se nos queda.

Rutinas cotidianas de la cultura (impuesta) del miedo
Que cuando entres en el metro oigas una voz: «¡Cuidado! ¡El carterista acecha!». Que cuando vayas al aeropuerto escuches a todo trapo: «¡Cuidado! ¡Vigile sus pertenencias!». Que cuando vayas al cajero leas: «No marque el número delante de un desconocido».
Que cuando vayas en metro a la Audiencia Nacional a solidarizarte con Egunkaria, veas un cartel que reza: «1.000 cámaras vigilan el metro de Madrid». Que, cuando vuelvas, tomes una cerveza en la plaza George Orwell de Barcelona bajo un cartel que avisa: «zona controlada por videovigilancia». Y que, cuando vayas a dormir y llegues a casa y cierres la puerta, leas un cartel que dice: «Por la noche cierren la puerta con llave. Por seguridad».
Falsos miedos teledirigidos, alarmismo artificial al por mayor, histéricos e histriónicos estados de opinión preparados desde despachos oficiales. Que todo el mundo desconfíe de todo el mundo y confíe úni­camente en la policía. Que cada uno se vuelva agente de la autoridad y desarrolle el inquisidor que lleva dentro. De eso viven y con eso se enriquecen. La expansión geométrica y desbordante de la seguridad privada. Todo un ejército privado.
Ladrando con el miedo, mantienen la desigualdad. La parálisis social. Para que nada se mueva... Sobre todo, que no se mueva ni un palmo la permanente inseguridad vital de los 2.800 millones de pobres del mundo. De los 50 millones de pobres en la UE. Del millón de pobres en Cataluña.

Corpus teórico de la represión
Objetivos del Poder: imposición de patrones de pensamiento y conducta social. Debilitar la lucha popular y evitar la transformación social. Desideologización y reeducación, desvirtuar la conciencia colectiva, des­­truir la subjetividad individual. Polarización social y mentira institucionalizada. Propaganda y guerra paralela.
Psicología de la represión: deshumanización. Absolutización, idealización y rigidez ideológica, cristalización de las relaciones sociales. Desatención selectiva y aferramiento a prejuicios. Escepticismo evasivo, defensividad paranoica, desarraigo, desvinculación, soledad. Sentimientos de odio y venganza.
Psicodinámica del miedo: angustia y culpa, inhibición, impotencia y confusión, sublimación, autoaniquilación, incertidumbre, regresiones, huida, alienación, evasión. Disociación, destrucción, desvalorización. Negación, aislamiento, depresión. Shock.
El estrés postraumático de los y las represaliadas, las contradicciones de ser libre, la reconstrucción. El apoyo mutuo y la solidaridad, la única alternativa. La única solución.
Quien crea que la represión, los impactos y los efectos «secundarios» no están teorizados y planificados desde despachos oficiales, es más utópico que nosotros cuando afirmamos que hay que cambiar el mundo y las relaciones sociales. De arriba abajo.

El pez tiene agua
Aislar. Aislarnos. La pretensión de cualquier Estado que se precie. En la década del divorcio entre sociedad civil y clase política, entre palabras y hechos, unos muchos nos ayudamos. Nos ayudan. A respirar.
La FAVB, la Comisión de Defensa del Colegio de Abogados, Entrepueblos, la CGT, el Observatorio del Sistema Penal y los Derechos Humanos de la UB, el Colectivo de Solidaridad con la Rebelión Zapatista, la Coordinadora contra la Marginación de Cornellà, Sodepaz, Justícia i Pau, la Acción de los Cristianos para la Abolición de la Tortura y la larga lista de 100 entidades que en 1999 exigían la disolución de la Brigada de Información. Y también, claro, Manel Delgado, Clara-Simó, Joan Subirats, los mails abiertos de Vicent Partal, Arcadi Oliveres. Otra larguísima lista.
Que revelan un país diferente: el otro país posible. Que existe.
Es lo que más trae de cabeza al Grupo 6. Valdecasas ya lo soltó: gente respetable que da cobertura y están siendo engañados. Y bautizaba la letanía para acrecentar el miedo social: «kale borroka catalana». Paralelamente, y por ello, en un informe confidencial remitido a los medios de comunicación y donde se pretendía enumerar actos tan «violentos» como 65 manifestaciones, cortes de tráfico o encarteladas, la Brigada de Información es diáfana: «Sorprende la escasa denuncia pública de los representantes políticos, sociales, vecinales y mediáticos» y el «apoyo entre grupos y colectivos profesionales de abogados que pueden argumentar públicamente en apoyo a su causa».
Ya saben de qué hablan. Del pequeño país posible. Y del pez que tiene agua.
Y de que están perdiendo la batalla de la información. Que se pierde y se gana cada día.

 

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