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Països Catalans :: 28/12/2004

¿Por qué precisamente la izquierda ha silenciado RADIO BRONKA?

Que se vayan todos
El día veintiuno de diciembre, los sirvientes de la separación social organizada deciden que ya está bien de transigir con la existencia de Radio Bronka...

¿PORQUÉ PRECISAMENTE LA IZQUIERDA HA SILENCIADO RADIO BRONKA?

El día veintiuno de diciembre, los sirvientes de la separación social organizada deciden que ya está bien de transigir con la existencia de Radio Bronka, y aplican las amenazas de Montilla, ministro de comunicación (¡!). Las ondas de Radio 5 invaden con potencia el 99.0 de la fm. La transmisión unidireccional de espectáculo toma ese enclave del dial: en adelante, las personas convertidas en audiencia receptora serán informadas de lo mal que están las cosas en el mundo
-sin que, por supuesto, se les proporcione clave de comprensión alguna del orden unitario que se esconde bajo esa locura aparente- y podrán suspirar con impotencia, a la vez que ponen sus esperanzas de salvación en un nuevo mesías gubernamental incansablemente propagandeado por los profesionales de la ilusión. El desierto ha desertizado una franja de tierra más.
No voy a sollozar por algún "derecho de emisión" o cierta "libertad de expresión" que habrían sido vulnerados por un supuesto "mal gobierno"; estoy convencido de que esa mirada a la realidad se sucede desde los ojos del poder. No es una mirada autónoma, una mirada que nos pertenezca, una mirada hecha desde la consciencia.
Igual que el espectáculo es la falsificación de la vida posible pero no permitida por la alienación, la mercancía es la falsificación de las necesidades y el trabajo la falsificación de la actividad social irrealizable bajo el capital, nuestra ineludible auto-organización en fuerza y auto-apropiación de espacios y momentos para comunicar(nos), expresar(nos) y negar en actos el orden que nos niega, es una tarea para la que -¡cómo no!- el capitalismo produjo también su falsificación: los derechos y libertades democráticas.
En ellas se con-funden dos procesos -que aparecen integrados en una sola realidad "beneficiosa a defender" ("las conquistas históricas del pueblo, o de los trabajadores")- pero que son realmente procesos antagónicos:
1. La necesidad que tiene el capitalismo de desplegar unos dispositivos que son condición permisiva para su mismo funcionamiento (libertad de información y de expresión, derecho de reunión y manifestación, derecho a la educación y a la sanidad, derecho a voto en elecciones, derecho a sindicación, etc.).
2. La necesidad -¡no "el derecho" o "la libertad’ sino la necesidad!- que tenemos la clase desposeída, de tomar consciencia de nuestra perspectiva autónoma, difundirla y actuar según la dirección que esa perspectiva imprime (la práctica de la teoría), lo que resulta imposible sin imponer contra el estado -por tanto, no a su amparo- el desarrollo de nuestra prensa, el ejercicio y difusión de los análisis y las lecciones extraídas de nuestra experiencia histórica de lucha, el empleo y comunicación de nuestro conocimiento sobre cómo se produce y funciona la realidad capitalista, etc. De ese movimiento destructor de las condiciones vigentes participa Radio Bronka, y, evidentemente, para eso no hay derechos ni libertades democráticas que valgan.

"¡Qué malo era Aznar; bendita sea la izquierda!". No por casualidad el sabotaje estatal a Radio Bronka se produce precisamente ahora. Llega en un contexto de declive agudizado de la capacidad capitalista para mantener los niveles necesarios de tasa de ganancia.
La política "liberal" obligada en tales circunstancias -y que está ya comportando un empobrecimiento generalizado que irá en aumento- no suele encontrar en la derecha sus ejecutores idóneos, dado que el imaginario espectacular de masas identifica el desmantelamiento asistencial y la "precarización laboral" (aumento de la tasa de explotación) que esta fase del capitalismo determina, como una mera opción política de la derecha.
La "liberalización" tiene que desplegarla la socialdemocracia, pensada por "los ciudadanos" como abogadilla de pobres depositaria de tanta eterna esperanza de cambio, y también aquí ganó las elecciones, previa operación terrorista afianzadora del necesario triunfo.
Convertir a tanto descontento y tanto desengañado de "la política" en átomo individual de un rebaño reunido que camina ilusionado tras el Gran Hombre "diferente" y "del Pueblo" ("amplio consenso social en torno a la labor del gobierno"), como clima propicio a este viaje a la miseria reforzada, exige un fino trabajo periodístico. El consenso mediático crea el social; siendo importante que no haya fisuras ni resistencias entorpecedoras de la única manera que el capital tiene de afrontar el acrecentamiento de sus dificultades (más empobrecimiento, más explotación, más control, más manipulación: más miseria), no sorprende que los medios hayan cerrado filas y de la noche a la mañana se hayan vuelto todos -los de izquierdas, los de derechas, los "privados"- tan gubernamentales. "Incluso" antena 3 les acaricia con suavidad. ¡Todos a una!.
Este silencio compartido de los que deben ser apologetas da al gobierno la impunidad que requiere para cumplir con los desafíos de equilibrio que el navío encargó a sus aguas sin levantar en el camino ni una mota de disenso.
Para esta unión social que evite hacer las cosas más difíciles de lo que son -incluso está resurgiendo cierto patriotismo español progresista y de izquierdas-, había que forjar un enemigo amenazante; se representa la figura del "árabe-islámico-fanático-sexista-terrorista-irracional-energúmeno" a golpe de montaje policial-judicial-periodístico y de sangrientos atentados estatales. "La derecha belicista y sus supervillanos con Bush a la cabeza", "La izquierda redentora", "La maldad que choca" (¡qué es la figura espectacular del "suicida" sino una metáfora cocinada de esa "colisión nefasta"!), "La sociedad democrática con voluntad de conciliación": he ahí los personajes del reparto.
A ese film que políticos, periodistas, profesores, "pensadores" y artstars se ocupan en realizar -por conveniencia o apresamiento en la mistificación- hasta hacer de él la realidad espectacular que rige los pensamientos de las personas y dirige su actividad real, incorporada al espectáculo; a ese film -decía- lo hemos tratado en Radio Bronka como lo que es desde los inicios de su lanzamiento:
Paralizador de masas por división, impotencia e inseguridad.
Legitimador del aumento de la inversión estatal en gasto militar para reflotar provisionalmente la economía, adquirir posiciones de fuerza en la competencia interburguesa por los mercados y liquidar en las guerras -también llamadas operaciones de paz- la población planetaria sobrante al capitalismo.
Reactivador de la adhesión de masas a la democracia y de la popularidad simpática de sus políticos, congregando a los desengañados en torno a unas instituciones "protectoras de la población" que necesitan de los esfuerzos y de la participación activa de todos.

¡Tan pronto como nuestra expresión se ejerce como arma eficaz contra el orden establecido, el orden establecido nos excluye de la libertad de expresión!.
¡No reclames al estado una libertad garantizada sin problema sólo a quienes no se han liberado, en su pensarse y en su pensar la realidad, de las concepciones propias del pensamiento ideológico!.
¡No es una cuestión de "solidarizarse con un supuesto derecho a emitir de una radio a la que el estado ha podido callar"!; ¡Radio Bronka es un medio revolucionario de clase y la lucha por su existencia es una lucha propia de la clase desposeída, por el capitalismo, de la realización de la vida posible pero no permitida!.

¡SIN COMUNICACIóN DE CLASE NO HAY CONSTITUCIóN DE ÉSTA EN FUERZA REVOLUCIONARIA ORGANIZADA: DEFENDAMOS RADIO BRONKA!

PROLETARIADO REVOLUCIONARIO

 

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