No dejéis ninguno vivo
Titulaba su libro el periodista Rodolfo Serrano, padre del cantautor Ismael Serrano, de la manera más atinada posible: .
Así es como se refería a los años que el pueblo español vivió bajo el yugo de la dictadura franquista. El escritor Juan Eslava Galán titula otro libro suyo para referirse a este oscuro pasaje de la historia como Los años del miedo.
Quienes lo han vivido saben muy bien lo que es una tiranía y un régimen asesino.
El pasado fin de semana se cumplieron 87 años de lo que se conoce como “La masacre de Badajoz”. A los pocos días de las tropas golpistas de Franco dar el golpe de Estado, proviniendo de Sevilla, los soldados del caudillo llegaron a Badajoz bajo orden del asesino Juan Yagüe. Lo que hicieron allí quedó marcado en la historia.
Se trató de una batalla sangrienta durante la noche del 14 de agosto y la mañana del 15 del año 1936. Los mercenarios de Franco se ensañaron especialmente con la capital extremeña porque en tiempos de la anterior República Española existía una reforma agraria que había otorgado muy buenas condiciones al campesinado. Y entraron en la ciudad directamente a matarlos.
La sangre corría calle abajo y Badajoz olía a muerte. Entraban ya no solo a casa de los sindicalistas, socialistas, comunistas o anarquistas. Sino a casa de los trabajadores. De los campesinos.
Los llevaban a la tapia del cementerio y los fusilaban. También a la plaza de toros y los ejecutaban frente a miles de personas obligadas a observar.
Luego dejaban los cuerpos días sobre el albero de la plaza o sobre el pavimento en la calle para que sirviera de ejemplo. Porque trajeron el miedo y el terror.
Violaron a las mujeres y a muchas de las personas les hacían cavarse sus propias tumbas sabiendo que luego sus cuerpos serían depositados ahí. Las ejecuciones fueron masivas. El propio carnicero de Badajoz, Yagüe, reconoció que fueron 4 000 los ejecutados en esta masacre. De hecho ya había dicho: “No dejéis ninguno vivo”.
Fue un genocidio que liquidó al 10% de la población de la época. Ya en la primera década del año 2000 se denunció a la Audiencia Nacional en España e incluso creo recordar que Amnistía Internacional se inmiscuyó en el tema. Pero no avanzó. Los responsables de la masacre estaban todos muertos y, como hicieron en toda España, destruyeron e hicieron desaparecer todos los archivos municipales y provinciales.
Pero esa herida sigue abierta. No se han reparado los daños. No se ha reparado el dolor. La memoria se hereda generación tras generación. Y si algo tenemos claro hoy día gran parte del pueblo, es de los peligros que conlleva el fascismo y de lo que es capaz de hacer.
Nos arrebataron todo. Y pensaron que así apagarían nuestras voces.
Badajoz, 1936.
Volviendo a los títulos de libros y hablando de Extremadura, región donde se encuentra la ciudad de Badajoz, es obligatorio hacer mención a Dulce Chacón y su novela La voz dormida. Porque quizás muchas voces estuvieron calladas unos años; dormidas en un sueño profundo que sabe que el despertar será glorioso y eterno.
Y cuando despertaron había gente esperándolas para escuchar todo lo que tenían que contar. Sus hijos, sus nietos, sus amigos. La voz no entiende de rejas.
Claro exponente de ello es el poeta Marcos Ana, encarcelado 23 años por el franquismo. Su poema Decidme cómo es un árbol es una de las máximas expresiones de sensibilidad de las más de dos décadas que pasó en cautiverio.
Las dictaduras son sangrientas. Se caracterizan por su crueldad, por sus masacres y asesinatos. Por sus desaparecidos. Por sus violaciones a mujeres. Por sus torturas. Por los niños robados a las clases populares para dárselos a las damas de clase aristócrata que son infértiles.
Quien se atreve a hablar de dictadura refiriéndose a Cuba o a países soberanos que no tienen una democracia pluripartidista y han elegido la democracia popular participativa como camino hacia la libertad es por dos motivos: no saben lo que es una dictadura real o les falta todavía mucho conocimiento para entender la diferencia entre dictadura y democracia.
Son simples marionetas que el fascismo siempre ha usado a lo largo de los tiempos para repetir sus doctrinas sin entender bien lo que están diciendo. Lo han hecho siempre y no van a dejar de hacerlo ahora. Tienen peones en diferentes estratos que le ayudan en lo que se requiere para perpetuar su discurso frustrado.
Cada vez tienen que esforzarse más. El miedo ha cambiado de bando.
A la memoria de mi bisabuelo J. Hurtado. Preso en las cárceles franquistas con dos condenas de muerte.
Cubadebate