Un grito desde Sevilla

Andoni Amonarraiz ha escrito en Noticias de Gipuzkoa (6 febrero) una
breve nota o comentario un tanto raro sobre las basuras, el puerta a
puerta y el silencio por miedo en Gipuzkoa. Hay que recordar que nunca
se ha hablado tanto de basuras como con el puerta a puerta, y sobre
todo en Gipuzkoa. Antes no era tema, ocurría como con el tabaco, que
se contaminaba en silencio, sin problemas. Se habló, y habló mucho,
cuando se prohibió seguir como hasta entonces. Y hoy hay hondo respiro
general, se ha convertido en agradable y placer el viaje en bus y tren
o el tomar un tinto en una taberna.

Arrojamos las basuras a la calle si en Bilbo juega el Athletic y
caminamos por Licenciado Poza y alrededores. Tras cualquier
acontecimiento de envergadura, celebración o fiesta dejamos nuestro
paso y recinto tapizado de basura y deshecho. ¡Hasta el escupitajo lo
lanzamos fuera! Los basureros la barren a containers, que es donde
los ciudadanos “cultos” arrojan la suya. ¡Nuestra mierda lejos, no en
nuestra casa ni en el bolsillo! Basura que termina, con gran silencio
y colaboración, contaminando nuestros ríos, fuentes, tierra y aire.

Hoy nuestra basura debe tener otro recorrido: más familiar, más de
puerta a puerta, más de cambio propio y reflexión y menos contaminante
de elementos y salud. La basura nos debe ayudar a ser limpios, a
gastar menos material imperecedero, contaminante…, a darnos cuenta de
la mucha basura que producimos, a convertirla en abono y reciclaje.
Debemos ver y oler nuestra basura y pensar en cómo reducirla. Porque
es verdad, la basura puede hacernos más limpios.

La huelga de Sevilla es seria reflexión y grito estridente: ¡en pocos
días, quizá en sólo una semana de huelga, contaminamos nuestra ciudad
y ponemos en peligro nuestra salud. Con estos comportamientos corre
grave peligro la ciudad, nuestra salud, los ríos, las fuentes, la
tierra, el aire… y el futuro.

¡Sevilla es un grito alarmante!