Aduana, corrupción y contrabando
Sólo una cuota relevante de obsesión puede transformar algo, en apariencia, tan burocrático y aburrido como la Aduana en un análisis atrapante, escrito con ironía, rigor y trazos de crónica negra.
“Aduana, corrupción y contrabando”, da cuenta de cómo el delito que ya nos detalla el título se convierte en el “deporte nacional” que incluye abultadas cuentas de funcionarios y “suicidios” a la hora conveniente, es decir, poco antes de destapar la olla.
A la vez, este libro de Enrique Vázquez da cuenta que la Aduana de Buenos Aires fue la institución más antigua de este lado del Río de la Plata y de cómo se transformó en bastión de virreyes, revolucionaros de Mayo, Unitarios y Federales, entre otros, que a sangre y fuego se la disputaron en las guerras y de distintos modos en tiempos de paz. Las contradicciones que exhibe el autor son contundentes:
“Desde 1810 y por 140 años la Aduana aportó entre el 80 y el 90 por ciento de lo recaudado por el Tesoro nacional (...)Hoy la Aduana aporta apenas el 1,47 por ciento del PBI”. Así, se aprecia – sin esfuerzos- como mediante el latrocinio mutó la opulencia de antaño a la pobreza de la actualidad.
En una entrevista con un delegado, devenido en millonario, con más de 20 años de antigüedad en el organismo, Vázquez preguntará:
-Para no seguir dando vueltas: ¿Hay gente honesta dentro de la Aduana?
-Si hay alguno, yo no lo conozco, responderá inmutable el representante.
Luego, Vázquez nos dirá: “La Aduana de Buenos Aires indujo suicidios y crímenes resonantes, hizo que un presidente terminara preso (Menem) y futuro presidente (Macri) estuviera procesado, y lo peor es que por debajo de facilismos periodísticos del tipo de 'Aduana paralela’ o 'mafia de la Aduana’ se escurrió la inconmensurable riqueza de un país que produce todo lo necesario para que cada uno de sus habitantes viva como un suizo de clase media y sin embargo tiene a un tercio de la población por debajo de la línea de la pobreza”.
También el conocido economista Julio Gambina será entrevistado en el volumen y detallará: Cuando la Argentina fue un país rico, no casualmente, el aporte de la Aduana orilló el 90 por ciento del PBI. Al tomar los datos de 2016 vemos que tributo aduanero al PBI se redujo al 1,77 por ciento, y en 2017 la caída fue aún peor: El 1,46 por ciento”.
TODOS
Desde el enriquecimiento de Juan Manuel de Rosas, hasta los negociados del genocida de la pata económica de la dictadura cívico-militar, Domingo Cavallo, por caso con la familia del presidente de la Nación Mauricio Macri, pasando por funcionarios del kirchnerismo, Vázquez revela que nadie de la casta política renunció a desplegar sus habilidades en el “gran deporte nacional”.
Así, la moral del Viejo Vizcacha será carne, intención y acción en los dizque honorables funcionarios de la Argentina.
Para que no queden dudas de que el libro se mete con los pesos pesados, Vázquez se lamenta: “No puedo agradecer como querría a los pocos empleados o funcionarios de la Aduana que ofrecieron su testimonio: La sola mención de sus nombres y apellidos los condenaría a las represalias de un entorno hostil”.
El periodista quiere evitar ser vehículo de muertes tempranas o “suicidios” inesperados como por caso, la pretendida autolesión que acabó con la vida del brigadier retirado Rodolfo Echegoyen quien fuera administrador de la Aduana entre febrero y octubre de 1990 y su cadáver apareció con un tiro en la cabeza en diciembre de ese año. Precisamente, Echegoyen investigaba casos de corrupción en el organismo, que incluían subfacturaciones, tráfico de drogas y lavado de dinero.
La actualidad de la Aduana solo cambió para peor y en este valioso trabajo, editado por editorial Planeta, Enrique Vázquez, reconocido por sus voz en el éter y sus notas en la legendaria Humor, descolla en el periodismo de investigación. Allí, mezcla diversos géneros narrativos para develar lo oculto en los ásperos serpenteos de una de los mayores depredaciones de la Argentina.
Agencia Para la Libertad