Argentina: El DNU fue rechazado en el Senado
Ese decreto había entrado en vigencia el 29 de diciembre de 2023. Como necesita el rechazo de las dos Cámaras Legislativas depende de la decisión de Diputados. Derrota del oficialismo, y nuevas fisuras en el gobierno y en los bloques legislativos, con protagonistas cada vez más alejados de las mayorías populares.
La realidad cotidiana de nuestro pueblo humilde son los sueldos que no alcanzan para llegar a fin de mes, los despidos, las jubilaciones miserables, los comedores populares sin alimentos y la inundación que otra vez golpeó los barrios del conurbano y el gran Rosario. Las iniciativas promovidas por Milei que se sintetizan en la Ley Omnibus y el DNU publicado a pocos días de asumir han sido repudiadas por rechazos masivos, como el paro de la CGT, el 8M y las movilizaciones piqueteras.
Desde arriba se escuchan ruidos de choques que a veces resultan incomprensibles. El presidente Milei se pelea con la vicepresidenta, los grandes supermercados se enfrentan a los grandes industriales, el ejército se le planta a Patricia Bullrich, el fondo buitre Black Rock se apodera de bancos y empresas locales. La Corte Suprema hace la plancha, la CGT amenaza con un Paro Nacional y el PRO se alinea con la Libertad Avanza, que responsabiliza de sus tropiezos legislativos a la mano negra de Macri. Aumentando los ruidos, los militares de EEUU toman posesión para controlar el tráfico del Paraná, China desarma inversiones y amenaza exigir que le paguen el 'swap' y los exportadores de granos y carnes se ponen nerviosos.
Desde arriba, nos llega la noticia que el Senado de la Nación no aprobó el DNU, y se conocen poco los detalles. Salvo que Victoria Villarruel llevó el debate al Congreso cuando tenía pocas posibilidades de ganarlo, que Milei se enfureció y después el vocero presidencial salió a aclarar que no había internas en el gobierno, y que los de Unidos por la Patria (peronistas) festejaron una victoria inesperada o la inesperada decisión de Victoria.
Se supone también que esta derrota, que se suma al retiro de la Ley Omnibus, por más errores propios que méritos ajenos, va a agrandar la crisis política, agravada por la irrupción de un proyecto oficialista que no parece sustentable socialmente y que acumula ganancias para un sector muy reducido de las clases dominantes.
La vicepresidenta Victoria Villarruel mirando los resultados de la votación.
Mientras tanto, la realidad de las mayorías populares cada vez tiene menos que ver con ese arriba confuso, salvo por las evidencias prácticas de la gestión de la política. “Estamos mal, muy mal”, me decía una compañera responsable de un comedor popular. Y cuando Milei pierde, se festeja.
El gobierno ha tenido una perversa eficiencia con el funcionamiento de la licuadora y ha mostrado algunas prácticas de motosierra, pero cumplidos 90 días de gestión no ha podido avanzar en las modificaciones en la legislación que exige el FMI y acuerdan las clases dominantes. No hay reforma laboral, no hay reforma previsional, y las ordenanzas del DNU, trabadas por múltiples amparos, cada vez tiene menos legitimidad.
Mientras arriba siguen los chisporroteos y las zancadillas, se advierte una recomposición de la resistencia popular. El hecho de que millones de argentinos pobres o de clase media votaron a Milei, es un ancla que pesa cuando se trata de remontar la autoestima. Pero las heridas se curan con el tiempo, y cicatrizan más rápido en torrentes colectivos. Los pueblos tienen sus tiempos, pero quien quiere aportar a conducirlos, no puede limitarse a hacer la plancha.
La construcción de proyectos alternativos a los que desde hace décadas nos vienen gobernando, puede marcar la diferencia con las rebeliones populares del pasado. Puede ayudarnos a no repetir la constante de que el abajo pone la lucha, los presos y los muertos; y el arriba, las salidas políticas.
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