Asamblea por la vida y balance sexenal del EZLN
A pocos días de finalizar lo que se ha denominado como el primer piso del sexenio de la 4T, en los sótanos de la capital de este país, invisibles para los medios (tanto para los hegemónicos como para los de la izquierda oficial), de manera simbólica, se realizó en la Casa de los Pueblos Samir Flores Soberanes, renombrada así por la comunidad otomí en resistencia que ocupa desde hace 4 años el inmueble sede del Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas, la V Asamblea Nacional por el Agua, la Vida y el Territorio. A ella se registraron poco más de mil asistentes de 24 estados, también se contó con presencia de personas de una decena de países diversos. De manera destacada, por su testimonio y denuncia, hubo 200 delegados del Congreso Nacional Indígena, durante las intensas jornadas entre el 17 y 18 de agosto.
En su pronunciamiento demandan parar la violencia en contra de los pueblos originarios y las comunidades rurales: “En la mayoría de nuestros territorios, los cárteles criminales se han convertido en la mayor amenaza a nuestras posibilidades de existencia y a nuestros bienes naturales. Los cárteles tienen un poder político concentrado, siempre operan en clave de contrainsurgencia y niegan la autodeterminación y la autonomía de los pueblos y comunidades indígenas. Con distinta intensidad de acuerdo a diferentes momentos, los cárteles actúan en nuestras comunidades y territorios”…”muchas veces vinculados a grupos o caciques locales que conocen a las personas y la región, explotan las minas, talan clandestina e indiscriminadamente el bosque, cobran derecho de piso, obligan a los hombres jóvenes y adultos a incorporarse a sus filas para participar con ellos en todas las actividades criminales e incluso asesinar a sus hermanos”.
A tal grado se ha deteriorado el tejido social de las comunidades por el poder del del narco que ahora los desplazados del sureste se refugian en Guatemala. Históricamente México había sido un país de asilo y refugio para quienes huían de las dictaduras en otras latitudes del mundo. Lastimosamente ahora la Guardia Nacional cumple las funciones de Border Patrol que le ha asignado el imperio en esa región. El mismo Biden afirmó hace dos años que Latinoamérica ya no era su patio trasero sino delantero. El chantaje del menos peor funciona para la alternancia pero no para una transformación real. Todo lo que ha venido ocurriendo fue advertido por el neozapatismo, en reiteradas ocasiones, pero se les ignoró y ninguneó. Sin embargo, ahora que el vocero del EZLN en escasas líneas, muy en su estilo de posdata ha renovado su crítica a la clase política; los medios racistas e hipócritas que guardaron silencio frente los asesinatos y desapariciones de los defensores del agua, la vida y los territorios (más de 100 en este sexenio), atizan el fuego de manera descontextualizada e injusta.
Habría que iniciar por comprender que la lógica del Estado no es la misma que la de los Movimientos Sociales antisistémicos, que los pueblos indígenas siguen siendo víctimas de aquel que con el poder de la administración pública podría haber cumplido sus propias promesas de campaña en lugar de relegar la transformación a un catálogo de “buenas intenciones” y a una transformación sólo discursiva, narrativa, mientras las condiciones estructurales neoliberales se agudizan en el país.
El México de abajo, profundo, parafraseando a Bonfil Batalla, sigue no sólo resistiendo a la catástrofe que amenaza la reproducción de la vida comunitaria, los ecosistemas, sino que resguarda con sus prácticas la biodiversidad ante el asedio de megaproyectos, crimen organizado y narco gobierno que, efectivamente como puede constatarse, no inició en este sexenio; también desde los subterráneos de la nación clama justicia y nos recuerda: “Para todos, todo, nada para nosotros, para nosotros la alegre rebeldía”.
CALPU