Brasil: La derecha organiza marchas por la destitución de Rousseff
Cientos de miles de personas se movilizaron el domingo en numerosas marchas en Brasil contra el Gobierno de Dilma Rousseff. La jornada que fue azuzada desde hace semanas por las corporaciones mediáticas y la oposición, aunó en las calles gritos como “No a la corrupción”, “Fuera Dilma” e “Intervención militar ya”. Un nuevo impulso a la derecha que presiona con una campaña de desgaste desde las elecciones del año pasado.
Tras la consigna del “no a la corrupción” supo encolumnarse la derecha que alzó banderas nostálgicas por el regreso de la dictadura militar: “Intervención militar, ya”, “S.O.S. Fuerzas Armadas”. Las consignas se vieron en las calles de Brasil el domingo, el mismo día que se cumplieron 30 años del regreso a la democracia tras la dictadura de 1964 a 1985. Otros carteles estaban escritos en inglés, pidiendo también “SOS” a privatizadores que pudiese enfrentar al Estado.
Las marchas del domingo 15 de marzo estaban siendo convocadas desde hace semanas en las páginas impresas, portales y pantallas de las corporaciones mediáticas. Las movilizaciones se reprodujeron en más de 70 ciudades y de acuerdo a datos de la Policía Militar fueron más de 1,4 millones de manifestantes, citó Carta Capital. Con especial fuerza en Sao Paulo, también reunieron a miles de brasileros en Belo Horizonte, Brasilia, Río de Janeiro, Copacabana, Curitiba, Porto Alegre y Recife, entre otras.
El “Fuera Dilma” fue la consigna más repetida. La interrupción del Gobierno electo fue avivada desde el “impeachment” – juicio político- o a través de la renuncia de la mandataria y del oficialista Partido de los Trabajadores (PT). Rousseff inició su segundo mandato el primero de enero. Desde entonces, la investigación por corrupción en Petrobras fue la punta de lanza de la derecha para desgastar y acorralar al Gobierno Nacional y al partido oficialista.
Desde el Gobierno reconocieron que las manifestaciones fueron masivas, tomaron el reclamo de la corrupción y tendieron puentes de diálogo con la oposición, según indicaron en una conferencia de prensa en la noche del domingo, el secretario general de la Presidencia, Miguel Rossetto y el ministro de Justicia, José Eduardo Cardozo.
De las elecciones al 15-M
Brasil, el exponente americano en el BRICS, tuvo en las elecciones de octubre pasado una fuerte puja por detener la posibilidad de retorno del neoliberalismo feroz. En la campaña electoral, el ex mandatario Lula Da Silva, luego de ratificar el apoyo a Rousseff, había definido dos modelos de país contrapuestos y advirtió sobre el imperio del capital financiero. También puso en discusión el lugar de las organizaciones populares en el modelo político, única salida posible en una correlación de fuerzas en la que la derecha rearma la contraofensiva.
Luego, tras dos meses de gestión de su compañera del PT, Da Silva exigió mayor definición y confrontación con las fuerzas que empezaban a delinearse como destituyentes. En el escenario actual se reveló también la maniobra continental contra los gobiernos que avanzaron en soberanía: la dura arremetida imperialista contra Venezuela y la denominada “Operación Nisman” contra Argentina.
En ese marco, el mensaje de Da Silva fue también para el sector popular, al que llamó a resguardar la soberanía, con Petrobras como emblema. Bajo esa bandera, el viernes pasado hubo una masiva movilización que aunó a la Central Única de Trabajadores (CUT), el Movimiento de Trabajadores sin Tierra (MST), la Federación Única de Petroleros (FUP), y la Central de Trabajadores y Trabajadoras de Brasil (CTB), entre otros.
Las organizaciones populares advierten desde hace años que las concesiones a la derecha les saldrían caras. Hacia el interior del gabinete Rousseff cuenta con dos exponentes del neoliberalismo y la oligarquía: la ministra de Agricultura Katia Abreu, una de las máximas representantes de los agronegocios en Brasil, y el líder de la cartera de Economía, Joaquim Levy, un ortodoxo neoliberal formado en la Universidad de Chicago de Estados Unidos y con larga trayectoria en organismos financieros internacionales, como el Fondo Monetario Internacional.