Capacidad defensiva de Irán en una región dividida en amigos y enemigos
En primer lugar, es importante destacar que la República Islámica siempre ha manifestado su voluntad de resolver los posibles conflictos a través de la diplomacia intra-regional, reconociendo que son los países de la región los responsables de discutir los fundamentos de una convivencia política. Sin embargo, es evidente que, a pesar de esta "voluntad diplomática", la región presenta una serie de características políticas particulares que no pueden abordarse únicamente mediante esta diplomacia inter-regional.
Por ejemplo, Israel, o la entidad sionista, según la gramática de la República Islámica, no se percibe como simplemente otro país en el panorama de Asia Occidental, sino como la personificación más clara de la ideología occidental y sus peligros políticos. La presencia de Israel en la región plantea una serie de desafíos de seguridad que no pueden abordarse exclusivamente a través de la diplomacia. Además de la entidad colonial sionista, también es importante mencionar la presencia de EEUU, así como la competencia regional con Turquía, como elementos de seguridad a tener en cuenta.
La situación en Irán presenta una serie de circunstancias particulares que impactan en sus capacidades militares. Específicamente, la economía del país está bajo una fuerte presión y atraviesa una prolongada recesión debido a años de severas sanciones. Como resultado, Irán no tiene la libertad para aumentar sus gastos en defensa y militar de manera discrecional.
En este sentido, es importante destacar que las sanciones tienen una larga historia en el sistema occidental. No son simplemente una alternativa o complemento a la guerra, sino más bien una forma de guerra por otros medios. Estas sanciones están dirigidas principalmente desde el núcleo hacia la semiperiferia y la periferia, con el objetivo de causar un daño significativo a las fuerzas productivas internas de los estados-nación y crear poblaciones dependientes.
A pesar de las sanciones, Irán ha logrado desarrollar significativamente sus capacidades militares, lo que, junto con su diplomacia regional, le ha permitido consolidarse como un poder en la región. Desde una perspectiva militar, Irán fundamenta su defensa en una capacidad de respuesta que se equipare al nivel de amenaza al que se enfrenta. Esta capacidad de respuesta se enmarca dentro de una visión asimétrica de la defensa, que implica establecer relaciones basadas en similitudes discursivas, tanto con actores estatales como no estatales en la región. Irán ha buscado maximizar el uso de este enfoque asimétrico, tanto para disuadir cualquier tipo de amenaza como para defender sus intereses en la región.
Esta relación, como se ha mencionado, se basa en similitudes discursivas, rechazando la centralidad de un discurso que presenta la relación entre Irán y sus aliados regionales en términos de dominio por parte del primero. La relación política entre la República Islámica y los demás integrantes del Eje de Resistencia no puede entenderse en términos jerárquicos, sino en afinidades político-discursivas que implican una distribución del poder de manera horizontal.
Se pude decir, teniendo en cuenta todo lo anterior, que uno de los puntos fuertes de Irán desde el punto de vista defensivo es su tamaño. Como uno de los países más poblados de la región, Irán cuenta con unas Fuerzas Armadas que superan el millón de miembros. A este número hay que sumarle los integrantes del resto del Eje de Resistencia, quienes han dejado claro que colaborarán en su defensa en caso de conflicto. En términos generales, el ejército iraní se sitúa en el mismo nivel que los otros dos ejércitos más importantes de la región, como son los de Turquía y Egipto.
Debido a las sanciones impuestas durante años, la República Islámica ha invertido considerable esfuerzo en el desarrollo de una industria de defensa autónoma en las últimas décadas. Esto ha permitido que Irán mantenga su Ejército actualizado en comparación con sus competidores más cercanos. Específicamente, Irán ha logrado un progreso notable en el desarrollo de sistemas de misiles y drones, una prioridad constante para los líderes militares iraníes que se convirtió en una necesidad defensiva durante la guerra con Irak en los años 80. Actualmente, Irán es reconocido como uno de los cinco principales países del mundo en la producción de drones.
Otro punto fuerte en las capacidades defensivas de Irán es su geografía. Varios expertos iraníes han resaltado las características físicas del país que presentan obstáculos considerables contra una posible invasión. En primer lugar, la extensión considerable de Irán, casi cuatro veces la de Irak, le otorga una profundidad estratégica destacada. La mayoría de las fronteras de Irán están resguardadas por extensas cordilleras, especialmente la cordillera de Zagros en el oeste. Además, la mayoría de los centros de población importantes de Irán se encuentran en áreas montañosas, brindándoles protección natural.
No se puede subestimar el acceso de Irán a una vía marítima vital, el Golfo Pérsico, y su control absoluto sobre el estrecho de Ormuz, un paso estratégico entre el Golfo Pérsico y el Golfo de Omán crucial para el transporte de hidrocarburos. Este dominio total del estrecho otorga a Irán la capacidad de bloquear el paso a los buques en caso de extrema necesidad, lo que tendría repercusiones significativas en la economía mundial.
Respecto a las dificultades en materia defensiva, se ha señalado que las sanciones representan la principal adversidad que enfrenta el país. Estas sanciones han generado carencias en los arsenales de armamento convencional de Irán y han impedido que disponga de un presupuesto militar adecuado para superar esta limitación. Es importante destacar que, debido a las sanciones, el país ha experimentado necesidades en áreas como las defensas antiaéreas y el transporte militar, ya que cuenta con una flota de aviones obsoletos.
A pesar de esas dificultades, Irán ha logrado desarrollar su industria militar y, según sus propias estimaciones, tiene la capacidad de infligir daños significativos en respuesta a cualquier tipo de amenaza. El país ha abordado de manera imaginativa las dificultades impuestas por la presión exterior. En este sentido, cabe destacar la construcción de instalaciones militares subterráneas que están protegidas contra posibles ataques aéreos enemigos.
Se puede afirmar que la República Islámica seguirá organizando su defensa en torno a una visión asimétrica. El potencial disuasorio de esta visión ha creado una situación en la que los enemigos de Irán comprenden que cualquier ataque directo contra el país resultaría en una respuesta de igual intensidad.
Por último, como conclusión, es importante recordar que la visión defensiva de la República Islámica se enmarca en una perspectiva política que divide la región en términos de amigos y enemigos, basada en la distinción islámica entre aquellos actores políticos que buscan incansablemente la justicia y la verdad, y aquellos que se fundamentan en la injusticia y la opresión.
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