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Colombia, Colombia :: 06/05/2021

Colombia: el gobierno genocida debe renunciar

Oscar Rotundo
Balcanizar al país y avanzar hacia Venezuela

Mayo 3/21. –La furia descontrolada de un gobierno incompetente y ahogado por la apetencia insaciable de una clase política empresarial empeñada en seguir con la fiesta de rapiña al erario público, desconociendo la brutal y caótica circunstancia en la que se encuentra Colombia, no solo es producto de la crisis estructural del capitalismo global en pandemia, es también producto del agotamiento de la mascarada política con la que se mantenían en el poder y que, los deja ante el mundo siendo lo que realmente son; una banda de asesinos saqueadores.

La protesta popular y multisectorial contra esta nueva embestida económica y social que el gobierno de Iván “Uribe” Duque pretendía imponer contra los millones de ciudadanos que apenas subsisten con salarios miserables y que empujaba a sectores medios y pequeños propietarios y empresarios, a la quiebra y al desempleo, no ha terminado.

El retiro del proyecto de reforma tributaria se produce ante el descontrol político que generó la represión militar y policial en todo el país, mostrando ante el mundo a esa Colombia que no se puede ocultar con mentiras, ni con discursos formales y acartonados.

Las calles del país están bañadas con la sangre de un pueblo combativo cansado de los abusos del poder inescrupuloso de la misma sanguijuela que gobierna década tras década.

Un Parasito que corroe hasta las entrañas los frutos del trabajo incansable de obreros, campesinos y profesionales, que mina las posibilidades de un futuro digno a cientos de miles de estudiantes que tratan de abrirse paso en una sociedad manejada como un “Contry club” al servicio de una casta privilegiada que termina viviendo en el exterior después de haber usufructuado del estado benefactor en la “fiesta para pocos” que organizan los gobernantes de turno.

Duque plantea, de manera descarada que «La reforma no es un capricho. La reforma es una necesidad. Retirarla o no, no era la discusión. La verdadera discusión es poder garantizar la continuidad de programas sociales»

Para el 29 de abril de 2021, el DANE (Departamento Administrativo Nacional de Estadística), indicaba “La pandemia por el coronavirus llevó a un aumento de 6,8 puntos porcentuales de pobreza monetaria, que ascendió a 42,5% en 2020. Eso significó que 21 millones de personas están en esa condición durante ese periodo.Por su parte, el indicador de la pobreza extrema ascendió a 15,1%, lo que quiere decir que hubo un incremento de 5,5 puntos.

Asimismo, el Dane también actualizó la línea de pobreza extrema y señaló que está en $145.004 pesos, y la monetaria en $331.688, que también cambia según las zonas geográficas y su nivel de ingresos”.

Con estos datos suministrados por el Estado colombiano, el presidente Iván “Uribe” Duque presentó al Congreso el proyecto de reforma tributaria con dos ejes centrales: el aumento del IVA y ampliación de la base impositiva sobre los salarios.

Su cantinela de que la reforma no era un capricho, queda más clara; es una imposición por parte de la oligarquía y lo de que era necesidad, También.

Su estratagema política se derrumba y con ella su gobierno. No alcanza con la renuncia de Carrasquilla, Iván «Uribe» Duque tiene que renunciar para que se pare la sangría al pueblo colombiano y para que se adelanten las elecciones y se democratice y pacifique el país.

Esta posibilidad parece lejana, porque hace décadas que los amanuenses del imperialismo están atornillados al poder y las organizaciones políticas, que deberían representar al pueblo, vuelven a demostrar no estar a la altura de los acontecimientos, cuando todavía las hordas militares y policiales y sus cómplices civiles siguen cometiendo atrocidades sobre la población.

Escenas como estas se están sucediendo en todo el país ante la mirada indiferente de “gobiernos democráticos” de la región para los cuales la vida de las personas no vale nada; ni que hablar de la bochornosa Organización de Estados Americanos y sus correlatos Humanitarios, que no piden una reunión urgente para terminar con esta violación flagrante a todos los pactos y convenciones internacionales.

Esta Colombia de las imágenes representa a la verdad desnuda que los hipócritas politiqueros tratan de ocultar con agravios y mentiras.

Es la cara del fascismo, que no se detendrá y al cual ni la legalidad cómplice, ni las campañas cosméticas de los multimedios mercenarios, harán que aparezcan de forma diferente.

Militarizar al país, ensangrentar al pueblo e impedir las elecciones, forma parte de una trama que sin lugar a dudas se corresponde con un guion extranjero, que pretende elevar la conflictividad y convertir a la región en un teatro de operaciones bélica para poder avanzar con el viejo sueño fascista de derrotar al supuesto «castro-Chavismo».

Balcanizar al país y avanzar hacia Venezuela, parece un plan fantasioso y descabellado, pero cuando la oligarquía se desespera, de un momento a otro se puede pasar del horror al espanto.

PIA Global

 

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