Comandante Ramiro: Carta abierta al Rodriguismo
“De verdad que siento amor por cualquier pueblo rebelde que rompe los vidrios de este orden mundial de la muerte, es un amor hermano, de clase, de abajo, humano. No creo que te enseñen eso en la escuela, o en la tele, el amor insurrecto, el fuego, la digna rabia, cultivo ese amor, lo protejo…”
A. Carminati.
Es la misma lucha contra la tiranía, la del capital, es lo que enfrentamos estos años, la tiranía pone su violencia invisible, silenciosa, cotidiana. Una violencia que duela más porque golpea el alma, humilla y arrebata la dignidad. Esta realidad de inequidades y desesperanza ha quedado atrás, porque el pueblo, y en particular su juventud, ha dicho basta el 18 de octubre pasado.
Nuestra memoria también ha sido sacudida y nos convoca hoy a ser parte de las luchas de este presente. El rodriguismo es referencia histórica de la lucha popular donde el fantasma de nuestro José Miguel recorre las paredes de las calles insurrectas de este país.
Entendiendo que los procesos históricos no se detienen, la rebelión actual es continuidad de las luchas del siglo pasado, donde las batallas más recientes fueron en los años de dictadura y últimamente la justa y libertaria lucha de los comuneros mapuche.
Todo ello nos impele hoy a aunar fuerzas desde la identidad rodriguista para aportar en los espacios posibles con nuestra experiencia y voluntad al movimiento social en lucha. Quienes reivindicamos lo que fuimos podemos escuchar el grito de la calle – y de los bosques del sur – con la mirada limpia. No solo quienes habitamos esta delgada franja de tierra, sino también la diáspora rodriguista en otras latitudes.
No olvidemos tampoco que en los duros años de lucha contra la dictadura nosotros éramos la primera línea, en el sentido de la autodefensa popular cuando asumíamos el rol de brazo armado del pueblo.
Hoy los “capuchas” juegan ese rol de legítima autodefensa de la lucha callejera.
Es evidente que hoy el contexto histórico es otro, pero las causas de la revuelta son las mismas. Las formas también son otras, pero la rabia es la misma, sobre todo ante una represión que mutila y mata en absoluta impunidad a nuestro pueblo que demanda una vida digna.
Hermanxs, con mucha convicción les digo que el futuro es hoy
!Abrazos!
Ramiro.
Prisión. Santiago de Chile. (A 5 meses)