Coyuntura e historia en la izquierda del Perú
No es ni un día para celebrar, ni para escuchar a la vieja o a la nueva fauna de mediocres analistas que ahora se sienten envalentonados para escribir sobre los muertos
El deceso de Abimael Guzmán, lamentablemente no es la muerte de un pensamiento cuasi religioso, escolástico, que basado en supuestas verdades científicas y una linea correcta trato de imponer a rajatabla entre sus creyentes y fue una de las causas de su derrota. Otra de ellas, fue impulsar a una guerra sin un consentimiento hegemónico entre los pueblos. Era necesaria una conciencia política derivada de la lucha, nunca hubo en la historia un automatismo mecánico entre la opresión colonial-miseria-dominación y la rebelión.
Era indefectible que las clases se constituyan en la lucha para que descubran la necesidad de la violencia. La muerte del filosofo no invalida el derecho a la rebelión, no niega la necesidad de la revolución en determinadas circunstancias, pues los grandes avances de la historia fueron así. Así nació el capitalismo y así se intento destruir los Estados de pocos para construir el socialismo.
La intelectualidad de la izquierda se limito a condenar este pensamiento y esa práctica mientras se dedicaba a tratar de aprovechar de los cambios que vivía el capitalismo, las cúpulas de muchos grupos se hicieron neoliberales o corruptas. Mientras que la universidad y la educación neoliberales se quedaron en el atraso y se acrecentó el embrutecimiento. La educación quedó en manos de los nefastos medios de comunicación de la ultraderecha y así tenemos una Lima mayoritariamente reaccionaria y unas provincias incapaces de responder a la contaminación neoliberal.
Veamos sus repercusiones en el momento que vive el país.
- Las grandes potencias occidentales encabezadas por EEUU están debilitadas pero no dejaran a América Latina escoger un camino alternativo al capitalismo.
- La hegemonía del pensamiento y la práctica neoliberal se mantiene en América Latina, no solo en el pensamiento sino en la práctica, como lo demuestran todos los casos de gobiernos progresistas: Lula-Dilma, Correa, Kirchner-Cristina-Alberto Fernandez, Daniel Ortega, Bachelet, etc. solo lograron reformas al neoliberalismo hegemónico. Coincidieron en el Foro de Sao Paulo. No existieron líneas de acción, ni proyectos alternativos, que transformen a fondo las estructuras de explotación, despojo, ecocidio, patriarcalismo, racismo, violencia, desigualdad, ausencia de derechos, opresión, sufrimiento, injusticia y muerte. Solo hubieron reformas y complicidad con la corrupción. Salvo algunas medidas excepcionales en algún país [Bolivia, Venezuela, Cuba].
- El triunfo de Castillo, a pesar del planificado fraude fujimorista, apoyo institucional y una ingente derroche de recursos, fue consecuencia del sentimiento antineoliberal del pueblo y el rechazo a las mafias criminales en el poder real. No fue obra de Perú Libre, aunque no podamos negar su contribución en el mercantilizado y privatizado sistema electoral. Sin Castillo Perú Libre no hubiese ganado y a la inversa, pero lo decisivo fue la fuerza del pueblo y la izquierda popular que quiere romper con esa hegemonía.
- La izquierda peruana es un conglomerado de grupos cuyas cúpulas y un pueblo andino de izquierda, que en algunas regiones y localidades llegaron a gobernar, fueron sometidas a la práctica neoliberal, incluyendo sus prácticas corruptas (¿Jiménez, Santos, Villarán, Zenón Cuevas, Cerrón?, etc.). Un sector -"caviar"- trabajó para gobiernos neoliberales y defendió su proyecto y la Constitución, lo hicieron como consultores, ONG o privados. Otro, más popular y menos contaminado, vergonzantemente también lo hizo a su modo y aspiró a llegar al gobierno central electoralmente sin luchar por cambiar siquiera las estructuras, instituciones y leyes electorales.
- Producto de someterse a un Estado privatizado y mercantilizado por un lado y no haber renovado su aparato ideológico, que dejo en el aire la ideología de la lucha armada prevaleciente en ese medio durante los años 1960-70, por otro; ya en el gobierno, parcelaron el gabinete y retribuyeron con cargos a quienes lideraron la lucha electoral. Mientras el pueblo organizado y en lucha continúa igual y con las mismas demandas. Filtrándose una evidente incapacidad más técnica que política, para confrontar el proyecto neoliberal o incluso siquiera para continuar implementándolo.
- De lo anotado se sirvió la ultraderecha neoliberal racista para deslegitimar al gobierno. Con la colaboración de las instituciones aun controladas por ellos: FFAA, Dircote, gran parte del sistema judicial y los medios; acusan a este gobierno de terrorista y hasta de ser un gobierno del Movadef. Cuando todos deberíamos saber que esta ideología de la vía armada -hegemónica en la izquierda de los 60-70 fue abandonada por Gonzalo y SL hace 29 años (15 de septiembre de 1992) y para los otros solo era una narrativa legitimadora. La derecha intencionalmente identifican al Militarizado Partido Comunista del Perú, que continúa en su guerra y ve a Gonzalo como un enemigo, como si fueran una sola entidad.
- Es muy fácil -al ser parte de su incultura teórica- que el gobierno y las cúpulas de la izquierda para evitar la vacancia oscilen con facilidad entre el espontaneismo economicista y el antineoliberalismo discursivo. También es muy útil para ellos, abandonar algunas banderas del programa y establecer nuevas relaciones y nocivas alianzas que lo llevaran como máximo a los brazos del foro de Sao Paulo y a la izquierda neoliberal progresista. Tampoco podrán evitar el entreguismo y la inherente corrupción institucional, que ya es parte del imaginario de la gobernabilidad liberal.
- La defensa del neoliberalismo, de las ecocidas y antitributarias mineras (¿garantía de crecimiento y estabilidad?), la aceptación de la neoliberal "autonomía" del Banco Central de Reserva (que maneja nada menos que el tipo de cambio, la política fiscal y la inflación), el presupuesto, el endeudamiento, el abandono de la lucha por la nueva Constitución, la postergación de los derechos del pueblo y los trabajadores, la autolimitación de los cambios puede llegar hasta la represión de los reclamos y las luchas populares. Las lecciones de la historia nos llevan a pensar en esa posibilidad.
- La salida coyuntural solo puede estar en la defensa del proyecto inicial: esclarecimiento de la relación con los grupos que aún están en la lucha armada, colocar un gabinete transicional pero con capacidad cultural y técnica que sea coherente con el programa inmediato y mediato de cambios, superar la guerra mediática (apoyando las radios comunitarias populares, uso de las herramientas informáticas y abriendo eficientes canales institucionales) con un decreto ley sobre medios que los condicionen a trabajar por la verdad, la cultura, el arte a cambio de apoyo. Aparentemente solo pueden salvar a Castillo de la vacancia y su neoliberalismo progresista. De otro modo, habrá que cerrar el Congreso obstruccionista y elegir a otro, aunque tampoco tendrá garantías de ser mejor dado que seguiremos con ese marco establecido por el poder real que antes deberá cambiarse.
CALPU