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EE.UU., EE.UU. :: 24/08/2020

'Cruela' Kamala Harris, una neoliberal heredera de Obama

Mirko C. Trudeau
La derecha disfrazada de progresista

Kamala (“Flor de loto”) Harris, de 55 años, seleccionada por el candidato Demócrata Joe Biden como su vicepresidenta, tiene, a sus 55 años, la imagen de mujer "combativa", poco frecuente en la política de EEUU, opuesta a la de su compañero de papeleta, que tiene 77 años y lleva cuatro décadas en Washington, e incluso a la de sus rivales.

La caracterizan "su moderación y su pragmatismo político" (eufemismos usados en EEUU para las posiciones neoliberales) y se identifica con el centroderecha del partido, aunque en algunos asuntos ha modificado ligeramente sus posiciones hacia la centroizquierda por la influencia de políticos como Bernie Sanders y Elizabeth Warren, pero advierte que “No estoy intentando reestructurar la sociedad. Sólo estoy intentando atender a los asuntos que despiertan a la gente en mitad de la noche”, com dijo al 'New York Times'.

Como dice Noam Chomsky, EEUU está dirigido por el sector empresarial para sus propios beneficios y Harris está lejos de ser la “fiscal progresista” promocionada desde que presentó su candidatura en 2019. Su historial no guarda ninguna similitud con otros progresistas como Larry Krasner o Keith Ellison. Varios analistas destacan que Harris se destaca por su crueldad.

Y como prueban señalan que luchó por mantener a gente inocente en la cárcel, bloqueó las indemnizaciones a personas injustamente condenadas, defendió que los delincuentes no violentos permanecieran en la cárcel y siguieran trabajando como mano de obra barata, ocultó pruebas que podrían haber liberado a numerosos detenidos, intentó desestimar una demanda para terminar con el régimen de aislamiento en California y negó la operación de reasignación de género a presos transexuales.

Harris nada tiene que ver con el ala progresista en la que destaca la senadora por Massachusetts Elizabeth Warren, quien ha impulsado "un gran cambio estructural" en las instituciones económicas y políticas de EEUU, junto al “squad” (escuadrón) femenino que conforman Alexandria Ocasio-Cortez, Rashida Tlaib, Ilhan Omar y Ayanna Pressley, el  nuevo aire que llevó a los Demócratas, en las pasadas elecciones legislativas, a recuperar la Cámara Baja del Congreso.

Ocasio-Cortez, hija de padres puertorriqueños y con apenas 30 años, es la congresista más joven de la historia en entrar en el Capitalio; Omar llegó a EEUU con 12 años desde Somalia y también hizo historia cuando se convirtió en la primera legisladora de origen somalí; Tlaib, Demócrata de Michigan, es la primera mujer de origen palestino en servir en el Congreso; Pressley, hija única de una madre soltera, es la primera mujer afrodescendiente electa al Congreso en representación del estado de Massachusetts.

El proceso de selección de la vicepresidencia ha sido especialmente caótico porque había bandos distintos y antagónicos (desde informantes de Biden, hasta activistas progresistas, funcionarios demócratas y grupos de donantes principales), compitiendo por influir, persuadir y hasta amenazar a Biden para que eligiera a su favorito.

Hubo ávidos contendientes que subieron hasta lo más alto, se reunieron en privado con Biden, aparecieron en televisión con él, recaudaron fondos para su campaña con ansias y luego, de repente, cayeron en desgracia. En algunas ocasiones aplastó cruelmente sus esperanzas en directos de televisión y en otras se hundieron bajo una tormenta de filtraciones que pretendían debilitarlos.

La derrota de los progresistas

El posible ascenso de Harris a la Casa Blanca consolida la derrota, al menos de forma temporal, de la centroizquierda Demócrata a manos de la facción corporativa del partido, y la fijación de sus élites por seguir adelante con la política superficial y corporativa de la era Obama, que se basa ante todo en rebajar las expectativas de la gente común y corriente.

Harris se parece a Barack Obama en sus opiniones neoliberales y guerreristas, con quien mantiene una relación estrecha desde que compartieron curules en el Senado en 2004, en lo referente a una experiencia personal más multicultural e internacional que la mayoría de sus colegas en Washington.

Pero cuenta con una identidad racial más compleja que la de otros afroamericanos: su madre era india (de la India) aunque la consideraban negra. Harris la define como “brown” (“marrón”, el adjetivo que se utiliza a menudo en EEUU para incluir a latinos, asiáticos y otras personas de distintos orígenes) que los republicanos y muchos Demócratas tratan de olvidar.. Donald Trump, al conocer su selección, dijo que la senadora fue “nasty” (“cruel” o “desagradable”) con el juez Kavanaugh. Pero lo cierto es que los republicanos están preocupados por esta nueva fuerza en la campaña de un apático Biden contra Trump y contra el vicepresidente Mike Pence, a quien Harris se enfrentará en el único debate de los aspirantes a vicepresidente, previsto para el 7 de octubre en la Universidad de Utah. 

Uno de los primeros debates de las primarias Demócratas fue, quizá, el momento más exitoso de la fallida campaña presidencial de Kamala Harris, cuando acorraló a Joe Biden por haber elogiado a senadores racistas y por haberse opuesto a aplicar en todo el país la práctica de llevar escolares de barrios más pobres a barrios más ricos para integrar los colegios, que -aunque fuera ilegal- siguen segregados por raza.

Harris estudió en la segunda clase integrada de su colegio, y ella dice que iba en autobús cada mañana a un barrio más rico y más blanco que el suyo. “No creo que seas racista, pero…”, le dijo a Biden en ese debate. Biden, tras sufrir en la respuesta, acabó cediendo su turno: “Se me ha acabado el tiempo”. Este tipo de opiniones, aunque luego no las sustente en la práctica, son las que le dan el aura de "progresista".

Harris nació en Oakland, en el norte de California, de padres inmigrantes, profesores universitarios. En los años 50, su padre emigró de Jamaica y su madre, del sur de la India, y se conocieron como estudiantes en Berkeley. Su madre, Shyamala Gopalan, fue la que educó a sus dos hijas, Kamala y Maya, tras divorciarse cuando. llegó a ser una reputada investigadora del cáncer de mama, aun cuando la confundieran con una limpiadora. 

Como Obama, Kamala Harris, quien incluso fue acusada de no “ser suficientemente negra” y estar casada con Doug Emhoff, un abogado blanco rico, se educó en colegios donde la mayoría de los estudiantes eran blancos.

Extractado por CALPU

 

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