Desinformémonos hasta que el cuerpo aguante
Vivimos en un tiempo donde la información es un campo minado. Los poderosos siempre han usado diversos medios de comunicación para confundir y crear imágenes de la realidad que encubren sus abusos, injusticias y despojos. Ahora multiplicadas a través de los llamados medios sociales, las noticias falsas se han convertido en un factor de poder y un gran negocio. Se vende la manipulación de elecciones de todo tipo, políticas, de consumo, educativas, de salud. Se generan posverdades contradictorias entre sí, todo lo cual genera confusión, desconfianza, desánimo. Estados de ánimo que nos aíslan, hacen más manipulables a las personas y menos capaces de actuar sobre los temas que nos afectan.
Ante esa avalancha y en medio de la tormenta, nació hace ya 15 años el portal Desinformémonos, una herramienta útil para sacudirnos esas capas de palabrería dirigidas a que no pensemos críticamente, que no nos reconozcamos ni nos organicemos. Desde el inicio con un impulso colectivo y abierto que convocó su directora, Gloria Muñoz Ramírez, periodista, tejedora de mundos y mucho más, también colaboradora de este diario (https://desinformemonos.org/).
Desinformémonos, cuenta el colectivo que lo sustenta, es un espacio de comunicación global, desde abajo, desde las luchas y las realidades del campo, los barrios, los centros de estudios, las fábricas y las comunidades indígenas. Un espacio de las calles y llanos, con testimonios de hombres y mujeres invisibles para los grandes medios de comunicación masiva: migrantes, indígenas, refugiados, artistas, trabajadoras sexuales, niños y niñas que viven en las calles, campesinos, obreros, estudiantes y un largo etcétera conformado por las clases desposeídas, Los Nadies, como los nombra el escritor uruguayo Eduardo Galeano.
La tarea era tan necesaria y urgente, que muchas y muchos respondimos con entusiasmo y corazón, agradecidos de poder caminar juntos, aunque sea algunos pasos, en esta construcción. Así también notables fotógrafos y artistas acompañaron esta tarea. La diversidad de información, la riqueza de texto e imágenes de este portal, de esta revista barrial como también se llama, sólo es posible justamente por ser colectiva, por ser sin fines de lucro y sumarse al río de los medios libres y desde abajo en muchas partes del mundo.
Este 25 de octubre, como celebración y revista del camino recorrido, Desinformémonos organizó en el Colegio de San Idelfonso, en la Ciudad de México, una extraordinaria mesa de 15 mujeres con historias de lucha y vida increíbles, pero muy reales, que viajaron desde todos los rincones del país para encontrarse en un gran abrazo. Su sola presencia fue como desplegar un mapa del México desde abajo, un tejido que mostró las luchas, los porqués, el empeño en la resistencia, el corazón y la fortaleza de pueblos y comunidades, del campo y la ciudad.
Ahí estaban, comparte Gloria Muñoz, Araceli Osorio, que desde que asesinaron a su hija Lesvy sigue luchando contra la impunidad en un país en el que se cometen alrededor de 12 feminicidios diarios. Y Ana Enamorado, que sigue buscando a su hijo Óscar y ahora forma una red para buscar a los migrantes desaparecidos en territorio mexicano. Se tomaron las manos con Trini, campesina emblemática de la lucha por la tierra de Atenco. También se tendieron los brazos de Haizel de la Cruz, que defiende el territorio maya, y los de Juana Ramírez, que lo mismo hace con las del Istmo de Tehuantepec; y Teresa Castellanos, que persiste en la defensa del agua y las tierras nahuas de Morelos heredadas por la lucha del general Zapata; y Maya, orgullosa de que los pueblos cholultecas de los Volcanes, en Puebla, lograron echar a la multinacional Bonafont y recuperaron el agua de sus manantiales.
También Argelia Betanzos, mazateca en defensa del territorio en Oaxaca; Patricia Espinosa, hermana del periodista asesinado Rubén Espinosa; Joaquina Paulio, otomí en lucha por vivienda digna; Krizna y Bety, trabajadores sexuales, periodistas y activistas; Laura Rocha, de Barro Rojo; Cristina Bautista, madre de Benjamín Ascencio, uno de los 43 normalistas desaparecidos de Ayotzinapa; doña Fili, vecina y fundadora de la defensa de los Pedregales de Santo Domingo (https://desinformemonos.org/el-abrazo/).
Un abrazo acompañado también con una mesa de periodistas que rompen velos e iluminan ese mapa, como Blanche Petrich y Hermann Bellinghausen, en el marco de una notable exposición de fotógrafos y fotógrafas, también colaboradores de Desinformémonos. Y muchas y muchos más, que desde el auditorio o a la distancia, nos sentimos parte de este encuentro que nos abraza y abrazamos.
La Jornada