El fuego en la mirada de Darío Santillán
Este 26 de junio recordamos a Darío Santillán y Maximiliano Kosteki en un marco de persecución encarnizada contra el pueblo y sus organizaciones. El saqueo, la pobreza y el desempleo crecen como ocurría también en 2002 cuando las organizaciones piqueteras, en otras condiciones, definían un corte histórico. En esta entrevista, realizada al calor de la conmemoración del 25 de junio en la Estación que lleva su nombre, Alberto Santillán recuerda a su hijo Darío y renueva un reclamo de justicia.
¿Qué implica este 26 en este contexto particular para el pueblo?
Este 25 y 26 como cada año hay actividades. Los compañeros de distintos sectores tienen la posibilidad de mostrar cómo se trabaja hacia adentro de las organizaciones populares, con asambleas, una olla popular, exhibiciones. Como todos los 25 de junio, como todos los días, no encontramos, más en este contacto de represión donde quieren instalar el miedo. Pero evidentemente acá estamos en las calles, como hace muchísimos años. No tenemos miedo, pero sí nos tenemos que cuidar. Por eso este 25 decidimos hacer la jornada un poco más acotada, hasta las 9 de la noche, y tampoco vamos a hacer la marcha de antorchas ni la vigilia, como todos los años, porque en este contexto no podemos dejar a los compañeros y las compañeras solas, para preservarlas y cuidarlas, por lo que optamos por no hacerlo.
Este 25 está toda la militancia. Como padre de Darío puedo ver a tanta juventud y entre tanda de juventud y entre tanto flaco barbudo también veo a mi hijo. No es únicamente en el aspecto, sino también cuando los miro a los ojos, y cuando las miro a las ojos también representan mucho de lo que era la mirada de Darío, una mirada donde hay fuego para bancar lo que viene.
En este momento de nuevo ajuste y de hambre, ¿qué importancia tienen las organizaciones como de las que formaba parte Darío y que ahora siguen resistiendo a pesar de que el Gobierno da palos y no da nada más que palos?
Considero que las construcciones sociales que se hicieron siempre, por el 2002 y más para acá, no las daba ni el gobierno nacional ni el provincial, siempre la dieron los movimientos de desocupados. Por eso, más allá de que hoy no quieren “bajar” la comida, o que pretenden esconder la comida, o darla en muy mal estado, sigo insistiendo que los movimientos sociales son los que realmente están bancando la necesidad del pueblo.
Alberto Santillán.
Porque cada vez son más y más. Y te das cuenta en los comederos, porque la gente no tiene para comer. Y entonces se genera esto, que los cumpas y las cumpas tienen que poner del propio bolsillo para generar un poquito más de alimento, y tratar de darle una comida digna como todos lo merecemos.
¿De qué manera hoy se renueva el reclamo de justicia de cada año?
Nosotros los 365 días del año venimos gritando y venimos exigiendo justicia para que verdaderamente los ideólogos políticos que llevaron adelante la Masacre de Avellaneda y que nosotros pagamos con la sangre de Darío y Maxi, más a los 33 heridos de plomo, tengamos una verdadera justicia.
Nosotros como familiares trabajamos muchísimo más que los fiscales y el propio juez, en esto de presentar testimoniales, para que una vez por todas de tanto golpear una puerta se tiene que abrir. Que alguna vez, estos políticos que nos mandan a reprimir, que nos mandan a matar, y que siguen pululando por todos los medios como si no tuvieran ninguna responsabilidad, paguen. Sobre todo hablo de Eduardo Duhalde, que sigue teniendo un verdadero poder en el conurbano, y de Felipe Solá, que parece que no hubiese sido el gobernador de la provincia. Me da muchísima bronca ver que él sigue estando en los lugares de poder político, cuando se manifiesta públicamente diciendo que a él le gusta hacerse el boludo. No únicamente él se hace el boludo, sino que también la justicia hace lo mismo y todo el arco político, prácticamente.
Yo quisiera tener a mi hijo conmigo. Quisiera también decir que creo en la justicia, pero hace 22 años que venimos luchando pero realmente la justicia mira para otro lado cuando se trata de investigar a los poderosos, de investigar a los políticos. La propia fiscal y los propios jueces están digitados por el gobierno de turno.
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