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Medio Oriente, Medio Oriente :: 31/12/2024

El genocidio ya no es una línea roja para el partido alemán Die Linke

Tim Anderson
Die Linke (La Izquierda) expulsó al activista palestino-alemán Ramsis Kilani por su oposición abierta al genocidio

El 7 de diciembre, el partido de centroizquierda alemán Die Linke (La Izquierda) expulsó con efecto inmediato al miembro y activista palestino-alemán Ramsis Kilani por su oposición abierta al genocidio en curso de Israel en Gaza. Con ello, siguió los pasos del otro partido de centroizquierda tradicional del país, los Verdes, al exhibir la infame excepción palestina a la política progresista.

Kilani, que se define como marxista, calificó su expulsión como "un triste accionar de un partido izquierdista e internacionalista", según informó el diario de centroizquierda Junge Welt (JW). La decisión tomada por la Landesschiedskommission, el organismo de arbitraje a nivel estatal del partido, fue perjudicial "para todos los que luchamos por los DDHH universales", escribió el activista en Instagram.

Katina Schubert, una de los dos miembros del ala derecha del partido que presentó la moción para expulsar a Kilani, negó que su activismo solidario con Palestina tuviera algo que ver con la decisión, diciendo que se basaba en su "relativización del terrorismo de Hamas, la crítica selectiva de la violencia contra las mujeres como arma de guerra y la negación del derecho de Israel a existir", continuó diciendo el informe de JW.

El discurso hegemónico alemán sobre Palestina e Israel

Cualquiera con una disposición crítica que haya seguido el discurso islamófobo y misógino de Alemania sobre Palestina/Israel desde el 7 de octubre del año pasado, sin duda reconocerá en la declaración de Schubert los signos reveladores de una propaganda por defecto copiada y pegada directamente de la burocracia israelí habitualmente facciosa.

Entre ellas se incluyen el doble rasero racista del discurso terrorista hegemónico de Occidente, el feminismo blanco que niega rotundamente el uso sistemático por parte de Israel de la violencia sexual contra las mujeres palestinas como arma de guerra, así como la normalización discursiva del colonialismo de asentamiento eurooccidental en tierras robadas a un pueblo indígena.

Kilani ha rechazado con vehemencia las acusaciones que se le han hecho. “Alegan que cuestiono el derecho de Israel a existir y la solución de dos Estados, pero no demuestran cómo llegan a esas conclusiones […] Aproximan artificialmente mis posiciones al antisemitismo”, declaró al portal de noticias independiente etos.media.

Su caso pone al descubierto las profundas divisiones ideológicas dentro del partido respecto al derecho de Israel a existir y el derecho de los palestinos a resistir.

"No es este Estado [israelí] el que tiene derecho a existir, sino todos los habitantes del territorio que controla, la Palestina histórica. Mientras no sea así, la resistencia contra la guerra, la opresión y la ocupación está justificada", se lee en una declaración de Sozialismus von Unten (SVU), una organización antifascista y pro palestina de la que Kilani es miembro, en reacción a las acusaciones difamatorias de Schubert.

Una centroizquierda política hecha trizas

La camarilla de Die Linke contra Kilani no sólo es emblemática del virulento racismo antipalestino de la centroizquierda alemana establecida, sino también un ejemplo más de comportamiento autodestructivo dentro de un partido que ha ido maniobrando para llegar a la irrelevancia política a lo largo de los años mediante incesantes luchas internas y una evidente complacencia hacia los votantes de derechas, muchos de los cuales pueden oler el hedor de la desesperación de la centroizquierda a kilómetros de distancia y comprensiblemente votaron por el partido real, el ultraderechista AfD.

"¿Cómo es posible que un partido de centroizquierdas ya no pueda ni siquiera posicionarse contra el genocidio? ¿Cómo es posible que un partido de centroizquierdas se deje llevar por fuerzas de derechas?", preguntó Kilani a la multitud que se manifestó en su honor en Berlín tras la decisión de expulsarlo.

La expulsión de Kilani se produce en un momento en que una nube de incertidumbre se cierne sobre Alemania tras el reciente colapso del gobierno de coalición liderado por los socialdemócratas. Las elecciones anticipadas previstas para febrero del año próximo podrían hacer que el fragmentado Linke, otrora un elemento fiable de la política partidaria alemana posterior a la reunificación, no vuelva al Bundestag.

Más aún después de la salida de su miembro más destacado para fundar su propio partido a principios de este año: la Alianza Sahra Wagenknecht (BSW) ya ha conquistado a miembros clave del partido Linke y a bloques de votantes para ganar porcentajes de dos dígitos desde el principio en tres elecciones estatales de Alemania del Este en septiembre.

Trauma generacional y revictimización

En la Alemania posterior al 7 de octubre de 2023, con su autoritarismo desenfrenado y su represión sin precedentes de la solidaridad con Palestina, la traición oportunista de Die Linke al pueblo de Gaza en tiempos de genocidio como un partido nominalmente de izquierda que afirma basar su razón de ser en "las luchas por los DDHH y la emancipación, contra el fascismo y el racismo, el imperialismo y el militarismo" no es nada menos que un suicidio político.

Sin mencionar la pura crueldad de infligir un dolor innecesario a Kilani, cuya propia vida es emblemática de la experiencia palestina de trauma transgeneracional y extraordinaria resiliencia frente a la constante revictimización: en el verano de 2014, los ataques aéreos israelíes en Gaza mataron a siete miembros de su familia, incluidos su padre, su madrastra y sus medios hermanos.

Una causa penal presentada en Alemania por el Centro Europeo de Derechos Constitucionales y Humanos, con sede en Berlín, y el Centro Palestino de DDHH en Gaza en nombre del hijo en duelo fue finalmente desestimada en 2021 por el Fiscal Federal.

En una conversación telefónica que mantuve con él después de su expulsión, Kilani dijo que tiene intención de impugnar la decisión de Linke. Pase lo que pase, sigue firme en su postura de que no admitirá ninguna culpabilidad.

"Seguiré oponiéndome al genocidio de los palestinos y a favor de la igualdad de derechos para todas las personas, así como del fin de la opresión, la ocupación y el terrorismo en Medio Oriente", prometió en la entrevista con etos.media .

Si Die Linke quiere seguir siendo fiel a su nombre, debería empezar a hacer lo mismo. La readmisión de Kilani en el partido sería un gran paso para demostrar que el genocidio es, en realidad, una línea roja para la izquierda tradicional alemana.

Al Mayadeen

 

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