El MIR frente a las elecciones presidenciales de segunda vuelta
Dos candidatos, un solo proyecto neoliberal; millones de oprimidos, una sola opción:¡Lucha y organización!
A los trabajadores y al pueblo de Chile
A nuestros simpatizantes y colaboradores, al pueblo mirista
A nuestros militantes.
Este domingo no fue un día de fiesta democrática, ni mucho menos una jornada de participación ciudadana real, donde los trabajadores y el pueblo ejercen un poder sobre su destino. En estas elecciones estuvimos frente a dos candidatos y un solo proyecto, el de los intereses de las transnacionales y el empresariado nacional. En chile, el voto se impone como el ejercicio de soberanía y expresión mas importante, siendo históricamente un elemento de legitimación para las clases dominantes, al servicio de la desidia y la desorganización. El actual período de estabilización de la lucha de clases, nos presenta un escenario propenso al circo electorero, donde la clase dirigencial mantiene conforme autoritariamente las expresiones de participación real y rearticulación del movimiento popular. Los frei y los piñera y el apoyo de los que quedaron en el camino en estas elecciones, son una cara más, del proyecto de la clase dominante, que hoy fundamenta su política en el sistema neoliberal, que se traduce en la explotación y miseria de millones de chilenos que todos los días dan una incansable lucha por sobrevivir en la jungla impuesta por los poderosos. La respuesta a las más de 7 millones de personas que votan este día, no es más que la pasividad que nos baña el actual sistema dominante, el sometimiento a una cultura cívica al servicio de los más ricos y a la subordinación de un discurso legitimador para mantener el estado de derecho; los mismos que apaciguan desde su creación las contradicciones de clases.
Hoy después de 4 años del primer gobierno encabezado por una mujer en la historia de Chile, los dos candidatos se proclamaban herederos del alto apoyo popular que alcanza su imagen. Pero detrás de la figura de madre protectora que proyecta Bachelet, nos encontramos con una gran lista de conflictos sociales que no han encontrado solución a sus demandas y necesidades. Por el contrario, la herencia que deja este gobierno es el reflejo de un manejo administrativo al servicio del capital transnacional y la burguesía nacional, donde la legislación de leyes se pone en sintonía con el razonamiento mercantil neoliberal, precarizando a la vez las condiciones laborales de las amplias mayorías del pueblo. El gobierno ciudadano tan publicitado en la campaña electoral del 2005, más que animar e incentivar la creación de espacios de participación ciudadana, resultó ser la fórmula desarrollada para el período, para así coartar la participación e institucionalizarla, de ahí que emerjan numerosas comisiones ad-hoc que pusieron paños fríos a la movilización social.
Sin duda alguna, que el primer gobierno de una mujer en Chile, no va a pasar a la historia como un gobierno que fue defensor de los intereses del pueblo y de los más pobres. La historia tendrá que juzgar sobre un gobierno que derramó sangre Mapuche y denigró a sus profesores, ignoró a sus jóvenes rebeldes, aprobó y avaló el saqueo ambiental y la destrucción de los recursos naturales para entregarlos a capitales extranjeros, negó los derechos sociales básicos de los más pobres. Continuó y profundizó la obra de la dictadura militar. Los candidatos que participaron de este proceso eleccionario no venían a proponer otra cosa distinta. Por el contrario, ellos quieren seguir defendiendo los privilegios e intereses de la burguesía y todo lo que han construido en estos últimos años. Esto lo decimos por que todo el pueblo ha sentido la opresión, la miseria y humillación de la clase política.
De Eduardo Frei planteamos que proviene y representa a la burocracia que se anquilosó en los servicios del Estado estos últimos 20 años. De este candidato destacamos su ambición por el poder, la que se intentó ocultar cuidadosamente. Ejemplos claros de esto fueron sus gestiones para traer de vuelta a Chile al dictador, Augusto Pinochet, bajo supuestas “razones de Estado”, su aceptación sin asco del cargo de senador vitalicio, el mismo que el dictador había inventado para permanecer activo en la política chilena. A nivel programático este candidato cayó en evidentes contradicciones entre lo que es y dice ser, y entre lo que fue y dice que será en el futuro. Así podemos señalar que en su gobierno en lo que se refiere a Derechos Humanos, casi no existió una política encaminada a avanzar en verdad y justicia para los familiares de detenidos desaparecidos, optando al contrario, por impulsar una política de impunidad hacia el dictador y militares. Hoy día aparece con un discurso radicalmente opuesto, proponiendo entre otras cosas la derogación de la Ley de Amnistía, quizás como forma de llegar a una parte del electorado de izquierda que se encontraba disperso entre las candidaturas de Marco Enríquez-Ominami y Jorge Arrate.
En lo que se llamó “temas valóricos” en estas elecciones, se demuestra de forma más evidente el cinismo de la concertación. Las posibilidades de cambio que da la política del consenso impulsada por la clase política dentro de esta área son mínimas y como es sabido por todos, Frei proviene de una tradición religiosa conservadora y de una visión de mundo confesional. Por ello sus propuestas no iban mucho más allá de simples consecuencias patrimoniales para las parejas homosexuales (el llamado pacto de unión civil) y la distribución de la píldora del día después en consultorios, siendo esto último,el techo máximo a que una candidatura como la suya puede aspirar, cerrando de paso la discusión sobre los derechos sexuales y reproductivos, y la autodeterminación del cuerpo de la mujer.
Quizás lo más controversial de sus apuestas programáticas es lo referente al “nuevo” rol del Estado en su eventual gobierno. Frei es el mismo que privatizó numerosas empresas durante la década de los noventa, profundizando la lógica subsidiaria del Estado. Él argumentó en ese entonces que “eran otros tiempos y había que hacerlo”, pero lo claro es que pudieron frenar en su momento la avalancha neoliberal y no lo hicieron, sino que al contrario la estimularon. Frei y su conglomerado político representó por tanto un travestismo político que nada positivo tiene para entregarle a los intereses del pueblo, una ambición por el poder desarrollada en estos 20 años de gobierno, una candidatura que más allá de los simbolismos que representa, termina siendo funcional a los grandes grupos económicos que hoy son dueños del país. Sebastián Piñera y la derecha son la fuerza política que con más claridad representa los intereses del gran empresariado, no sólo por su condición de tal sino por sus propuestas que evidentemente pretenden seguir profundizando el neoliberalismo. Con Piñera se incrementa también la represión y criminalización a los movimientos sociales en lucha, aunque esto no significa necesariamente que se agudizarán las contradicciones de clase en su Gobierno. Se mantiene la estrategia de contención de la pobreza desarrollada por la concertación, por ser eje constitutivo de la democracia neoliberal Latinoamericana como forma de control social.
Piñera, hoy presidente electo de Chile, encarna los intereses empresariales de un grupo de familias poderosas como los Luksic, los Angelini y los Matte. A pesar de esto la derecha gana hoy las elecciones con el apoyo de los votos de una gran parte de los sectores populares. El esfuerzo de años de trabajo hecho principalmente por la UDI, de insertarse ahí donde otrora fue hegemónica la izquierda, a través de dirigentes sociales que se apoderaron de las juntas de vecinos, y de otros organismos comunitarios, con la clara intención de desmovilizar al pueblo y atomizarlo, claramente hoy da sus frutos. Desde el MIR frente a esta coyuntura electoral, siempre pensamos que ante cualquier candidato que saliera elegido nuestra postura sería la misma que hemos venido creando y nutriendo en nuestros espacios. Las tareas y objetivos para los revolucionarios están determinadas por las necesidades y urgencias que tienen los sectores populares en su desarrollo, son estos los que dan la pauta de nuestros pasos hoy. Creemos que como pueblo tenemos un desafío enorme para este período, el cual no esta sujeto al recambio que haya en el equipo dominante, sino que a un esfuerzo de desarrollo y unidad dentro de los incipientes gérmenes de organizaciones populares que hoy rebrotan en Chile.
El llamado del MIR entonces es a organizarse, a reconstruir, a trabajar por una alternativa popular para Chile. Debemos seguir contribuyendo a la acumulación de fuerza social revolucionaria en cada barrio, sindicato, liceo y universidad. En todas partes. Doscientos años de lucha y resistencia de los de abajo nos dicen que solo podemos confiar en nuestras capacidades, en nuestro proyecto. Ese proyecto crece ahora, fuera de las cifras electorales y los candidatos de la burguesía. Dentro de nuestros sueños y rebeldías.
NUESTRA ÚNICA ELECCIÓN: ¡LUCHA Y ORGANIZACIÓN!
¡ES LUCHANDO COMO AVANZA EL PUEBLO!
DIRECCIÓN NACIONAL MOVIMIENTO DE IZQUIERDA REVOLUCIONARIA- MIR de Chile
Chile, 17 de enero de 2010
www.chile-mir.cl