Elecciones en Uruguay: Los huérfanos del progresismo
Dos grandes bloques se disputan las elecciones del 27 de octubre en Uruguay. Por un lado, está el Frente Amplio. El agrupamiento de izquierda gobierna el país hace quince años y aspira a renovar su mandato. Por el otro, están los partidos Nacional y Colorado de la derecha tradicional. Ambos actuaron como oposición durante el progresismo y ofrecen ahora la alternativa de una coalición de gobierno.
A pocos días de la elección, las encuestas atribuyen a los dos bloques una intención de voto pareja. La consultora Factum adjudica al Frente Amplio 38% del electorado, o sea, una votación diez puntos por debajo de la pasada elección. El bloque tradicional, en cambio, mantiene la votación de la elección anterior y suma 43%. La distancia entre los bloques y los márgenes de error considerados impiden anunciar un ganador de antemano.
La novedad de esta elección, en Uruguay, es la aparición de otro partido en el extremo derecho del espectro político. Cabildo Abierto reúne las adhesiones a la figura de un general que ocupó la comandancia del ejército hasta el mes de febrero y, en unos pocos meses, convocó a un 10% del electorado.
Completan la escena, pequeñas formaciones de izquierda, centro y derecha, que aspiran a lograr representación parlamentaria.
Según estos números, la menor adhesión al Frente Amplio pone en duda su continuidad en el gobierno. El novel partido de derecha podría, no sólo volcar la elección a favor del bloque tradicional, sino colocarse también como un componente imprescindible de una alternativa de gobierno.
La fuga de votantes del Frente Amplio, a diferencia de lo que habitualmente se dice, no ocurre entre las clases medias. Al contrario, su votación en estos sectores sociales crece hasta 42% y supera el promedio nacional. El punto débil son las clases bajas, donde la adhesión de la izquierda cae hasta un 34%, siempre según cifras de Factum.
Esa menor votación, sin embargo, no se volvió hacia el bloque tradicional. Nacionalistas y colorados suman entre los grupos sociales bajos un porcentaje similar al promedio nacional. Es Cabildo Abierto quien recibe una mayor votación entre las clases bajas con 16%, muy por encima de su promedio.
Se puede formular la hipótesis de que las medidas de 'austeridad' del gobierno actual produjeron un desplazamiento electoral entre los trabajadores precarios. Este movimiento es suficiente para amenazar la continuidad del Frente Amplio en el poder, aunque no beneficia directamente a la oposición tradicional. Los huérfanos del progresismo buscan opciones fuera del sistema político actual, en sus dos caras de gobierno y de oposición, tal como había sido en sus inicios el propio Frente Amplio.