"En Ucrania la expresión de la opinión personal se considera delito"
Mientras la prensa corporativa en Europa y EEUU se han llenado la boca diciendo que la guerra en Ucrania es una disputa entre autoritarismo y democracia, silencian los permanentes ataques y violaciones a los derechos más elementales por parte de la camarilla que gobierna desde Kiev. El contraste de la respuesta de los países de la OTAN ante la carnicería en Gaza sencillamente demuestra el cinismo y la hipocresía de los autoproclamados defensores de la libertad. Reproducimos esta carta, enviada por un colaborador frecuente desde Ucrania, quien en estos precisos momentos está siendo víctima de una persecución feroz por exponer algunas cuantas verdades incómodas sobre la actual guerra, alentada y apoyada directamente por la OTAN. Dejamos al criterio de nuestros lectores juzgar si esto que nuestros gobiernos respaldan puede llamarse democracia.
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Agradezco a Rebelión que haya publicado mis artículos sin miedo, a pesar de que los gobiernos occidentales y la mayoría de los medios de comunicación mantienen una política de silencio sobre la situación real en Ucrania.
Recientemente ustedes publicaron mi artículo sobre cómo todos los que discrepan del gobierno son ahora declarados «traidores al Estado» en Ucrania.
Apenas unas semanas después de la publicación de este artículo, el 12 de octubre de 2023, el Servicio de Seguridad de Ucrania (SSU) llevó a cabo un registro en mi apartamento de Kiev, durante el cual se incautaron los efectos personales y los ahorros para pensiones de mis padres, ya que las autoridades punitivas no pudieron encontrar nada ilegal. A continuación, el Servicio de Seguridad de Ucrania y la fiscalía, como si siguieran el algoritmo que mencioné en ese reciente artículo, me acusaron en rebeldía de cometer presuntamente actividades de información a favor del agresor y de justificar la agresión contra Ucrania.
Enviaron un escrito al tribunal para mi detención e ingreso en prisión. Al mismo tiempo, el propio documento acusatorio no me fue entregado ni enviado de acuerdo con el procedimiento establecido por la ley, lo que viola gravemente mi derecho a la defensa.
¿En qué se basaron el SSU y los fiscales para hacer una acusación tan grave? ¿Poseían alguna prueba seria de culpabilidad: datos operativos, datos no clasificados, resultados de interrogatorios a testigos, resultados de escuchas telefónicas, registros e inspecciones? De ningún modo. ¿Quizás de espionaje, sabotaje, intento de golpe de Estado, asesinato, corrupción? Tampoco. Porque no era ni podía ser: siendo abogado, siempre actúo exclusivamente en el ámbito jurídico. Hoy en día en Ucrania no se necesitan pruebas de culpabilidad para procesar a los opositores: basta con publicaciones en las redes sociales y declaraciones sobre las causas y consecuencias de la guerra en Ucrania, una posición diferente, que no coincida con la de las autoridades oficiales ucranianas.
¿De qué he hablado o escrito en mis artículos, entradas en redes sociales, discursos o entrevistas? He hablado de la necesidad de un cese inmediato de las hostilidades y el inicio de conversaciones de paz; he escrito sobre la catástrofe nuclear que se avecina; he señalado quiénes son los beneficiarios de la guerra en Ucrania, principalmente la oligarquía y el complejo militar-industrial; he escrito sobre la inimaginable corrupción de la guerra y la sangre y el florecimiento del neonazismo en Ucrania; he trazado el paralelo histórico para compararlo con las circunstancias modernas. En resumen, he escrito y me he manifestado acerca de lo que lleva tiempo pasando en Ucrania, en EEUU y en el mundo.
En la Ucrania actual, la expresión de la opinión personal se considera un delito, un grave pecado a ojos del gobierno, porque la disensión, la objetividad y la verdad socaban las bases de su poder y eso se castiga con la detención sin orden judicial, hasta 15 años de prisión y la confiscación de todos los bienes.
Mi procesamiento penal por motivos políticos es uno de los ejemplos indicativos de la falta de legalidad y la política represiva sistemáticamente construida por el régimen de Zelensky, dirigida a la destrucción total de la disidencia y la oposición en Ucrania y a la creación de una dictadura.
En las condiciones actuales, cuando la oposición en Ucrania está prohibida y perseguida, cuando los medios de comunicación opositores están cerrados y los que quedan retransmiten sólo propaganda oficial, cuando la ley no está en vigor y los derechos humanos son violados sistemática y manifiestamente por las autoridades, el apoyo y la ayuda mutua de personas decentes y activas es vital.
Traducida del inglés para Rebelión por Paco Muñoz de Bustillo