Es urgente humanizar la guerra
En anteriores ocasiones hemos afirmado que las conductas de perfidia por parte del Ejército estatal, agotaron las posibilidades de que el Ejército de Liberación Nacional realice Ceses o treguas unilaterales durante la Semana Santa, Navidad y Año nuevo, las elecciones y ante otras situaciones particulares.
Hay que recordar que en el Gobierno de Santos, las partes acordamos un Cese al Fuego bilateral de 101 días, como saludo a la visita del Papa Francisco a Colombia y para alivio de la población que vive en lo que el Gobierno llama Zonas de Conflicto, que son aquellos territorios donde el ELN hace presencia hace más de medio siglo.
Dicho Cese fue pérfidamente utilizado por el Ejército estatal para ocupar militarmente posiciones ventajosas, que en medio de la confrontación no había logrado. Las tropas adversarias aprovecharon que nuestras unidades, no debían confrontarlas para no violar el Acuerdo de Cese, lo que nos colocó en desventaja militar y política, dado que estos asuntos de carácter operativo militar no fueron difundidos tal cual como ocurrieron.
Los informes del llamado Orden Público que entregaban los jefes militares los acomodaron a su conveniencia y todo su accionar militar lo justificaron recurriendo a la leguleyada de que “para las FFAA no hay terrenos vedados”, esto lo dice la Constitución Política de Colombia, la que también dice que la paz es un mandato constitucional; además, ¿por qué antes del Cese bilateral no habían podido copar territorios donde está el ELN y aprovecharon este Acuerdo para hacerlo?
Hacer Acuerdos y aceptarlos requiere de una ética de las partes para jugar limpio, actuar con sensatez valorando y reconociendo a la otra parte, porque si esto no se aplica, es inútil pactarlos y eso fue lo que ocurrió con el Acuerdo de Cese bilateral y con los otros que se firmaron.
Denunciar esta perfidia aporta a ilustrar la degradación de la guerra, donde la trampa y la mentira la convierte en arma de alta peligrosidad, porque si bien éstas a la larga se caen por su propio peso, hacen mucho daño mientras que logran ser puestas en evidencia.
Es necesario esclarecer tales situaciones ante la población, las iglesias, instituciones y personalidades nacionales, así como a los entes humanitarios del exterior, interesados en que haya gestos humanitarios, que alivien el estado de guerra que vive Colombia.
Esas realidades del conflicto son productos de un régimen, un Estado, un Gobierno y unas instituciones, que se acostumbraron a hacer acuerdos para incumplirlos, violarlos o desconocerlos, a lo que agregan la manipulación mediática para enlodar a la otra parte que les reclama cumplimiento.
Pese a esta conducta negativa de las clases dominantes, desde la década de los 80, el ELN consciente de la crisis humanitaria derivada del conflicto interno ha propuesto hacer Acuerdos de Humanización, que no han sido oídos por los Gobiernos de turno; propuestas que nacen de la observancia que hacemos del Derecho Internacional Humanitario y de la auto regulación que ordena nuestra propia legislación y ética de guerra.
Hoy, ante la terrible degradación del conflicto a causa de la guerra contrainsurgente y de la violencia generalizada que golpea la sociedad colombiana, el ELN insiste en su propuesta de Humanización de la Guerra y convoca a la población, así como de los entes humanitarios nacionales e internacionales, a hacer de ello un camino de futuro.