Espías, carpetazos y zancadillas en las internas de la derecha
El agravamiento de las disputas de la pareja presidencial de los hermanos Milei, con la vicepresidenta Villarruel y el lider del PRO, Mauricio Macri, no son el resultado del fracaso del gobierno sino, por el contrario, una consecuencia de su éxito. Se pelean, apelando a las peores prácticas de la política, por el botín de una continuidad que imaginan puede tener dos períodos presidenciales.
Los hermanos Milei han decidido prescindir de la vicepresidenta Victoria Villarruel, que especuló ser la sucesora si el presidente no llegaba a los seis meses de gobierno, y han desatado una ofensiva donde incluyen descalificaciones públicas, una campaña muy agresiva del ejército de trolls y amenazas de carpetazos. Por ser un cargo electivo, Milei no puede echar a Villarruel, pero sí puede hacerle la vida imposible hasta que renuncie. La vicepresidenta tiene sus propios contactos en la inteligencia militar y puede contraatacar con munición pesada.
Respondiendo a uno de los troll que la acosa, le mando un misil al presidente y su entorno: “Si hay algo que no me gusta son las patoteadas de gansos de cotillón. Reacciono mal con los que se hacen los picantes”.
Cuando el senador Edgardo Kueider fue detenido en la Aduana de Ciudad del Este con 200.000 dólares en efectivo, entre quienes conocen como funciona ese paso fronterizo, hubo una coincidencia en que “lo vendieron”. Nuevos datos aportados por el dueño de una inmobiliaria denuncian que la secretaria del senador viajó a Paraguay a comprar 5 departamentos por un valor de 650.000 dólares.
Este hecho, producido poco después de la aprobación de la Ley Bases, abona a la hipótesis de que hubo compra de votos por parte del gobierno, pero también confirman que en Paraguay hay servicios de inteligencia que están operando para desnudar al gobierno de Milei. Y buscando responsables de esta última presunción, no faltan quienes señalan a Macri.
Las peleas entre Macri y Milei tienen el antecedente cercano de la última elección presidencial, donde se disputó el liderazgo de la derecha argentina. Ganó Javier Milei, y Macri lo acompañó a regañadientes. La incorporación de la formula presidencial del PRO (partido de Macri), Bullrich-De Petri, al nuevo gobierno fue leída como una colonización del gabinete por parte de Macri, sin embargo, hoy parece más bien que Milei le robó al PRO algunas figuras públicas.
Las peleas entre los Milei y Macri seguramente va a ser despiadadas, pero también son un síntoma de que la derecha no se siente amenazada por la oposición política, ni por las luchas de los trabajadores. Si esto estuviera ocurriendo, la derecha estaría cerrando filas.
En el caso del peronismo, parece evidente que la estrategia asumida no ha sido la de agitar el árbol, sino la de esperar pacientemente que las peras maduren y se caigan solas. Mientras tanto, tratan de preservar al gobierno de la Provincia de Buenos Aires, aplacando los reclamos sindicales y tratando que no se generen conflictos locales que deriven en saqueos, puebladas, etc.
La CGT y buena parte de los movimientos territoriales, que se identifican como peronistas, están “haciendo la plancha”, esperando una eventual crisis de pagos por parte del gobierno, algo que, por el momento, no ha ocurrido. Un ministro inescrupuloso como Caputo ha ido sacando diferentes conejos de la galera, que han permitido estabilizar algunas variables macroeconómicas.
Primero fue el ajuste brutal a los jubilados, después el blanqueo de 24.000 millones de dólares, más tarde el aporte de los dólares del campo, a continuación vendrá lo recaudado por la venta de empresas del Estado, finalmente se harán los deberes con el FMI para solicitar un nuevo préstamo, etc.
Como le ocurre a cualquier heredero que está liquidando la fortuna recibida, al gobierno no le va a faltar dinero en lo inmediato, y hasta podrá simular un momento de bonanza económica. Recordemos por ejemplo que en tiempos de Menem, en zonas del país donde se cobraron muchas indemnizaciones y retiros voluntarios, hubo un par de años con mucha circulación de dinero y consumo. Y aprovechando la valoración artificial del peso, no faltaron los que viajaron al exterior para comprar barato, convenciéndose de que el país tenía un “peso fuerte”.
Si se hace un balance de las luchas populares en el primer año del gobierno de Milei, hubo más derrotas que triunfos, en particular cuando se trató de revertir despidos. Pero también es cierto que en algunos casos se consiguieron imponer frenos a los ajustes y se están gestando nuevas camadas de activistas no vinculadas a los liderazgos políticos y sindicales de la oposición atornillada a sus sillones. Allí está la esperanza.
Hasta que se conformen las nuevas listas de legisladores y se realicen las elecciones de medio término es previsible que se sigan acentuando las peleas en los espacios de la derecha. Esto recién empieza. Seguramente asistiremos a un festival de denuncias, aprietes, causas judiciales y difamaciones cruzadas. Ojalá todo eso sirva para ayudar a tomar conciencia a las mayorías populares de la catadura moral de quienes nos gobiernan. Como ya lo sabemos, alumbra más una alternativa política popular, que diez años de mal gobierno.
tramas.ar