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Colombia, Colombia :: 21/08/2019

Exjefe paramilitar relata masacres y acusa a quienes las financiaron

Camilo Rengifo Marín
Cuando las AUC ganaban terreno, otros venían atrás comprando tierras o haciendo empresas

En medio de una de las peores crisis humanitarias de Colombia, Jorge Iván Laverde o ‘El Iguano’, exjefe del Frente Fronteras de las paramilitares Autodefensas Unidas de Colombia , recordado porque quemó cadáveres de sus víctimas campesinas en hornos de hacer ladrillos, relató con crudeza (¿y arrepentimiento?) su accionar en el norte del país.

La de Laverde, responsable de al menos 5.000 muertes ocurridos en el conflicto en Norte de Santander, fue una de las intervenciones más impactantes del encuentro Hablemos de Verdad en Cúcuta, apoyado por la Embajada de Alemania en Colombia.

“No se movía una hoja sin que yo lo supiera. Coordinábamos acciones con la Policía y el Ejército. Se hacían retenes, patrullábamos juntos, nos entregaban información de inteligencia. Para nadie es un secreto que nosotros infiltramos todo: el Departamento Administrativo de Seguridad (DAS), la Fiscalía, la fuerza pública, las alcaldías, la gobernación”, dijo.

Laverde pidió perdón a las víctimas del conflicto armado, entre ellas representantes del campesinado de la zona del Catatumbo e indígenas del pueblo Barí, y se comprometió con la no repetición y a relatar la verdad que, según él, ya ha sido contada en más de 800 audiencias que el país hoy desconoce porque las autoridades de la Fiscalía General no han permitido su difusión.

También pidió perdón a las víctimas de desaparición forzada, un delito que calificó como “lo más trágico del conflicto armado” y exlicó que su accionar hacía parte de una directriz de las escuelas de entrenamiento, con la que, creían, que las familias no iban a denunciar. “Desafortunadamente hay que decir las cosas crudamente: eran cifras. Era evitar que los medios registraran la cantidad de homicidios que se cometían en los municipios y era evitarle problemas a la fuerza pública”, denunció.

“En una ciudad donde diariamente se ejecutaban 10, 15, 20 y hasta 40 personas en un solo día, eso le traía problemas a los comandantes de las entidades legalmente constituidas. La fuerza pública era la que nos decía: desparézcanlos, no me dejen todo esos muertos, para que a ellos no les quedara en la hoja de vida.”, puntualizó Laverde.

Quiénes financiaron a los paracos

Asimismo reclamó que se escuchen las verdades de [los pocos] paramilitares que están en las cárceles y que no han podido ni siquiera asistir a una audiencia. Mencionó que varios excomandantes fueron asesinados con el objetivo de ocultar cómo y quiénes financiaron la guerra en Norte de Santander, un territorio estratégico para el desarrollo económico.

“Una vez que entramos al departamento, muchas personas se vincularon y nos apoyaron. Sí, se benefició mucha gente. Cuando las AUC ganaban terreno, otros venían atrás comprando tierras o haciendo empresa. Se beneficiaron del dolor y la sangre de las personas que han sufrido”, afirmó.

“Desde el principio, con nombres propios y listado en mano contamos cómo y quiénes financiaron las Auc. Ganaderos, arroceros, mineros, comerciantes. Eso se ha entregado a la Fiscalía”, que se ha abstenido de publicar los hechos confesados y las personas mencionadas.

Hoy, territorio en conflicto

Norte de Santander es uno de los departamentos que no respiró un minuto de paz después de la firma del Acuerdo de Paz con las Farc. Durante la época más fuerte del conflicto armado en Coolombia (1999-2006) esta región del país, limítrofe con Venezuela, registró los índices más altos de homicidios, desplazamientos y masacres, asociados a la incursión y proceso de consolidación de los grupos paramilitares.

La guerra se vivió en los barrios de Cúcuta, en la zona de frontera y, principalmente, en el Catatumbo. Entre 1999 y 2002, se presentaron más de 60.000 desplazados, cerca de 300 víctimas de minas antipersona y, solo en el Catatumbo, se registraron 877 homicidios en un año (2002). Las cifras en los años siguientes bajaron, en parte, por la consolidación de los paramilitares y su posterior desmovilización.

Hoy, el territorio que abandonaron las Farc tras el acuerdo de paz, se lo disputan cerca de 30 grupos y bandas criminales asociadas al narcotráfico, el contrabando, la trata de personas y la venta ilegal de combustible, en medio de la crisis migratoria de Venezuela.

“La guerra fue un terrible error, una horrible noche. Para nosotros es sumamente vergonzoso. Empuñar un fusil y hacerle daño a otros campesinos que cultivaban la tierra es vergonzoso. Después de 13 años de estar en Justicia y Paz y darle la cara a las víctimas e intentar explicar algo que no tiene explicación ni justificación es difícil. Sólo sé que eso nunca debió haber pasado ”, dijo el exjefe paramilitar.

Finalmente, ante la audiencia en Cúcuta, relató una historia de perdón con una mujer: “Una madre en una audiencia me dijo que me perdonaba por quitarle a su esposo y a su hijo. También me contó qué pasó después de esa incursión. A la comunidad le dio miedo ayudárselo a recoger. Así que esa madre cogió a su hijo y con él al hombro caminó un kilómetro y lo llevó hasta la orilla de un camino. Luego se devolvió por su esposo. Así los arrimó a la vereda donde vivían, para darle cristiana sepultura”.

La madre, que lo vio afligido, le pidió al exparamilitar un abrazo que, según ella, le ayudaría a perdonarlo. “Eso me marcó”. Desde entonces dice que la única posibilidad de reconciliarse es contar la verdad, esa que el gobierno del presidente Iván Duque trata de que no salga a la luz.

CLAE

 

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