“Extranjeros”
El vocero presidencial Manuel Adorni anuncio que el gobierno “va a impulsar una serie de modificaciones en el régimen migratorio” y a establecer nuevos criterios de residencia para arancelar la salud y la educación universitaria.
En muchos pueblos del país se distingue a dos tipos de “porteños”. A los porteños ricos, con campo, se los adula. A los porteños pobres, sospechosos de venir del conurbano, se los rechaza como si fuera una plaga. El gobierno esta promoviendo en el país la misma lógica con los “extranjeros”.
Importa el color de piel, pero mucho más el estado de la cuenta bancaria, el carácter de propietario, etc. Si llega al país Elon Musk, un jeque árabe, un ejecutivo europeo, o un empresario chino o estadounidense, le pondrán la alfombra roja. Si llegan a trabajar una familia de bolivianos, paraguayos o peruanos, tendrán que dar explicaciones, ser puestos bajo la lupa de antecedentes penales, etc.
Los “extranjeros” en la Argentina son solamente el 4,2% de la población. Entre esa población inmigrante quienes provienen de otros países de América del Sur son alrededor del 80%. Las comunidades más numerosas son la de familias paraguayas (30%), bolivianas (19%) chilenas (9%) y peruanas (8,7%).
La Ministra Bullrich se ha ocupado de aportar a la discriminación contra los y las “extranjeras” pobres asociándolas al delito. Llego a afirmar que en la población carcelaria, el 20% es “extranjera”. El dato es falso. Los datos que aporta el Sistema Nacional de Estadísticas de Ejecución de la Pena (SNEEP), del Ministerio de Justicia de la Nación, señalan que los “extranjeros” detenidos son el 6% de la población carcelaria, muy parecida al porcentaje sobre la población nacional. Y se debe tener en cuenta que, por su condición social y la ausencia de redes de contención familiares, en muchos casos no llegan a contratar a abogados cuando son sometidos a los tribunales.
Por ahora las declaraciones de Adorni son puro humo. Cualquier estudiante “extranjero” ingresa hoy a la universidad argentina con papeles de residencia. La concurrencia de “extranjeros” no residentes a hospitales públicos no llega al 1% de las consultas.
Las declaraciones de Adorni parecen sacadas de una estantería de provocaciones con que el gobierno trata de ir imponiendo su agenda. En un país donde por decisiones oficiales se desarticularon las redes estatales de ayuda por violencia de genero cuando estallan los femicidios, se hace aparecer un supuesto comando narco que amenaza con armas de fuego a las autoridades. Cuando el tema que nos preocupa es que se sacó a buena parte de los jubilados los medicamentos gratuitos, sacan a relucir el tema de los “extranjeros”. En este juego, el papel de Adorni es estelar. Con una 'fake news' o la instalación de un falso debate por día, promueve que no se discuta lo importante y millones de habitantes de este país sigamos navegando por una realidad virtual, que cada vez se parece menos a la realidad verdadera.
De paso, estas declaraciones no son inocentes. Están preparando el terreno para identificar enemigos cuando el programa económico se venga abajo y el pueblo empiece a buscar responsables. El “narcoterrorismo” y “los extranjeros”, son dos blancos para entretenerse tirando flechas acusatorias.
La palabra “extranjeros” reniega de la historia de Nuestramérica, de la gesta independentista protagonizada por ejércitos de distintas nacionalidades hermanas. Del esfuerzo común que en el siglo XIX nos hizo libres políticamente, aunque no pudimos romper los lazos de la dependencia económica. Pero también reniega de realidades más cercanas, como es el hecho que la mayor parte de la producción hortícola que abastece a las grandes ciudades son producidas por manos bolivianas y que buena parte de las construcciones realizadas en la Argentina en las últimas décadas emplearon mano de obra paraguaya. Agrego que las familias binacionales integrados por parejas de distinto país de origen, o de residentes latinoamericanos con hijos e hijas argentinas son numerosísimas.
Todo vale, cuando se trata de debilitar al pueblo fragmentándolo, promoviendo la diferencia, demonizando identidades. Está en nuestras manos no caer en ese juego perverso.
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