¡Alto a la guerra contra Ferguson!
Cuando el presidente Harry Truman envió tropas a Corea en 1950, lo llamó una “acción policial”. Él escogió esas palabras por una razón: Fue la primera vez que un presidente de Estados Unidos enviaba tropas a la guerra sin autorización del Congreso.
Al llamarla una “acción policial”, él y el complejo militar-industrial evadieron el artículo de la Constitución que confiere al Congreso, no al presidente, el poder de declarar una guerra.
El Congreso nunca la declaró una guerra, incluso después de la muerte de millones de coreanas/os y 33.700 soldados estadounidenses. Tampoco lo ha hecho en ninguna de las decenas de guerras destructoras que desde entonces ha llevado a cabo el Pentágono, lo que ha desatado un caos en todo el mundo.
Avancemos rápidamente al año 2014. Una guerra se está librando en contra de la comunidad afroamericana de Ferguson en Misuri, pero también se denomina acción policial. Los cuerpos policiales locales, del condado y estatales, la Guardia Nacional, el FBI, la CIA y quien sabe que otras entidades armadas más se han movilizado. Están equipados con tanques de tipo militar y armas de alto poder. Los helicópteros sobrevuelan y los satélites transfieren información a los puestos de mando.
Definitivamente es una guerra, y todo para evitar que la gente manifieste su ira y frustración contra el régimen de terror racista emprendido contra su comunidad.
El colmo llegó en agosto, cuando oficial Darren Wilson disparó y mató al adolescente negro desarmado, Michael Brown. Desde entonces, mujeres y hombres valientes, la mayoría jóvenes, han estado exigiendo justicia protestando diariamente. Rehúsan ser intimidadas/os por la fuerza armada de ocupación de su comunidad, a pesar de un creciente número de arrestos por “asociación ilícita”. Al declarar un estado de emergencia, el gobernador de Misuri ha militarizado aún más la represión en Ferguson.
En todas las guerras de opresión, un arma importante en las manos del Estado son los medios de comunicación. Ferguson sólo confirma esta regla. Los editores de los principales medios de comunicación corporativos han estado ocupados difamando a las/os héroes de Ferguson.
Los actos más violentos por parte de los hombres armados del estado – como los disparos contra Brown – son presentados en los medios como una reacción justificada a una amenaza percibida.
Pero si la comunidad negra y sus aliados van a las calles, se sientan en las calles, exigiendo llevar al policía asesino a juicio, y terminan incomodando a los automovilistas, esto se trata en los medios de comunicación como “violencia” que debe ser reprimida por las fuerzas de la “ley y el orden”.
Esto no es sólo propaganda o información tendenciosa. Es una guerra psicológica.
Y esta es una guerra de clases. Está dirigida contra los sectores más oprimidos de la clase obrera. Sí, las comunidades negra, marrón, nativa y musulmana están ocupadas precisamente porque de lo contrario serían “ingobernables” – lo que significa que se negarían a ser dictadas por los ricos y privilegiados. La clase dominante capitalista sabe que están listas para la rebelión. Por eso ordena a sus políticos comprados a que destinen miles de millones de dólares a prisiones, campos de detención y a la ocupación por la policía y el ejército de las comunidades oprimidas en lugar de aumentar los salarios o hacer gratuita la atención médica de calidad y la educación para todas/os, como debe ser.
Al escribir esto, las fuerzas represivas se están preparando para la indignación masiva si, como se espera, la decisión del gran jurado sea no procesar a Wilson por asesinato y ni siquiera por homicidio. Las/os habitantes de Ferguson no lo tomarán pasivamente; ni tampoco sus hermanas, hermanos y aliados en todo el país y el mundo. Resistirán. Y deben recibir el apoyo más amplio posible de los movimientos progresistas y de la clase trabajadora.