¿Por qué no convertir el Parlamento de Inglaterra en un Memorial del holocausto?
Cinco primeros ministros británicos, algunos de ellos renombrados criminales de guerra, se reunieron ayer en un llamado para construir un memorial del holocausto en las proximidades del Parlamento. "Una misión nacional sagrada" es la forma en que Theresa May describió la idea y, por una vez, estoy totalmente de acuerdo con esta mujer triste y trágica. Lo llevaría más lejos: no solo construya un santuario del holocausto en Westminster, haga que el Parlamento se convierta en un monumento del holocausto. Realmente no necesitamos una Cámara de los Comunes, como están las cosas, es mejor que recibamos órdenes directas de nuestros verdaderos gobernantes de Tel Aviv.
Pero hay una razón ética más profunda que justifica la construcción de un memorial del holocausto en el lugar de nuestro Parlamento disfuncional. Todos los comentaristas políticos en Gran Bretaña ya saben que cuanto más aterrorizan los grupos de presión judíos al reino, a sus defensores de los derechos humanos, a sus artistas, escritores y poetas, más se dan cuenta los británicos de los crímenes del sionismo, de Israel y su despiadado lobby. Cuanto más se unen los políticos británicos a los clubes de amigos parlamentarios de Israel, menos británicos confían en su sistema político. Mientras más nos introduzcan el adoctrinamiento del holocausto por las gargantas, más sospechan los británicos de la manera en que se cuenta la historia.
La Sra. May dijo: "Al colocar nuestro Centro Nacional de Educación y Memorial del holocausto al lado de nuestro Parlamento, hacemos una promesa solemne y eterna de que Gran Bretaña nunca olvidará lo que sucedió en el holocausto". ¿Es esa la verdadera razón, Sra. May? ¿Realmente quiere decir lo que dice? ¿Nuestro memorial del holocausto sacará a la luz el hecho vergonzoso de que Gran Bretaña hizo muy difícil que los refugiados judíos buscaran un refugio seguro en el Reino o en otras partes del imperio?. En 1937, a medida que aumentaba la tasa de refugiados judíos que buscaban emigrar a Gran Bretaña, el Gobierno británico creó estándares más estrictos para aquellos a quienes admitiría. Uno de ellos era que los refugiados tenían que depositar 50 libras en un banco extranjero, pero en Alemania era ilegal poseer moneda extranjera. Si esto no fuera suficiente para detener la inmigración judía de Alemania, el Gobierno británico limitó el número de inmigrantes en 1938 y 1939. En términos prácticos, el Gobierno británico dio la espalda a los judíos alemanes y austriacos.
La Primera Ministra prometió que "ante la despreciable negación del holocausto, este Memorial podrá preservar la verdad para siempre". Estoy aquí para decirle en confianza que el Memorial del holocausto británico actuará intensamente para ocultar la complicidad británica en la destrucción de la judería europea.
A la Sra. May se unieron todos los ex primeros ministros vivos: David Cameron, Gordon Brown, Tony Blair y John Major. Con la excepción de John Major, todos nuestros primeros ministros vivos están involucrados en muchas muertes y matanzas. Mientras Blair y Brown llevaron a este reino a una desastrosa guerra criminal en Irak que cobró millones de víctimas, fue Cameron quien logró llevar a este país a una cadena de desastres en Libia, Siria y más allá.
Tony Blair, a quien la tercera parte de los británicos ve como un criminal de guerra, dijo en su mensaje que "el antisemitismo y el odio no terminaron en 1945. Desafortunadamente, hoy en día parte de este veneno ha regresado de la marginalidad a partes de la corriente política". Blair probablemente se estaba refiriendo a su propio partido que lucha por desconocer el criminal pasado que él mismo infligió. Pero la verdad del asunto es que el antisemitismo no murió en 1945, ciertamente no en Gran Bretaña. El Gobierno laborista de la posguerra hizo todo lo posible para hacer que las vidas de los judíos sobrevivientes del holocausto fueran inviables. En la historia sionista, el Secretario de Relaciones Exteriores británico Ernest Bevin (laborista) es recordado como uno de los enemigos más encarnizados del pueblo judío. Este importante político laborista se había opuesto a eliminar la limitación de la inmigración judía a Palestina. ¿Se va a explorar esta crónica sionista de la política antijudía laborista en el monumento del holocausto?
No hace falta ser un genio para comprender por qué Blair y Brown están tan entusiasmados con un museo que describe los crímenes nazis en lugar de un instituto apropiado y oportuno que exploraría sus propios crímenes en Irak. Está bastante claro por qué David Cameron prefiere desviar la atención de sus propios errores en Siria y Libia. Pero va más allá. Gran Bretaña y el Imperio tienen una larga lista de crímenes contra la humanidad: esclavitud, campos de concentración en la guerra Boer, la división de la India, la destrucción de Palestina, las hambrunas en Irlanda y Bengala. Millones de personas inocentes perdieron la vida debido a los crímenes del imperio, pero nuestros primeros ministros, comprometidos éticamente, están comprometidos con la conmemoración de los crímenes cometidos por otras personas. ¿Es este el mensaje ético que debemos transmitir a las próximas generaciones? ¿Es la introspección cero un nuevo valor británico?
Me he enterado de que Jeremy Corbyn, la persona que según las encuestas está destinada a convertirse en nuestro próximo primer ministro, no es para nada diferente de sus predecesores. Corbyn, quien en un cierto momento afirmó que se preocupaba por la mayoría, ahora está suscribiendo la primacía del sufrimiento judío. Corbyn se apresuró a anunciar que también "apoyaría firmemente la conmemoración permanente, incluido un memorial nacional, junto con una inversión adicional en programas educativos". Supongo que apoyar un memorial del holocausto es un boleto de entrada a Downing Street 10.
Hay una buena razón para creer que toda nuestra clase política ha emigrado a Egipto: por el momento, sin excepción, todos ellos viven en un estado de negación.
The Unz Review. Traducido del inglés para Rebelión por J. M. Extractado por La Haine.