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Argentina, Argentina :: 22/08/2024

Juicio por el intento de asesinato de Cristina Fernández: Conspiración y silencio

Guillermo Cieza
Cristina Kirchner, dos veces presidenta y una vez vice, fue víctima de un intento de asesinato el 1 de setiembre de 2022, por sus virtudes, no por sus defectos

Por el lugar institucional que ocupaba Cristina cuando se produjo el atentado y había ocupado antes, este juicio tendría que haber tenido una gran repercusión nacional. Sin embargo, ha sido silenciado por la gran prensa y parece solo interesarle a sus partidarios más cercanos.

El juicio fue rebajado, por quienes instruyeron la acusación judicial, a la discusión sobre la condena de un grupo de perejiles, facilmente manipulables, que fueron los ejecutores del intento fallido. La jueza actuante y sus fiscales no tuvieron intención alguna de investigar las conexiones políticas o económicas del grupo de "Los Copitos", con quienes decidieron el atentado.

El Fiscal Rímolo, que es el mismo que se ocupa de dictar ordenes de allanamientos y secuestrar celulares de cooperativas de trabajo textiles organizadas por movimientos sociales, no tuvo la menor intención de averiguar por qué, en la oficina de Patricia Bullrich, se borraron celulares que podían tener información relevante sobre el atentado contra la vicepresidenta.

Los grandes medios, que ocultan o ningunean que se está celebrando un juicio trascendente por ser un intento de magnicidio contra una figura pública que ejerció enorme influencia política en el país en las ultimas dos décadas, son los mismos que promovieron con grandes titulares que fuera acusada por el caso Vialidad y condenada.

Es correcto el diagnóstico de Cristina que, en los últimos tiempos, los grandes grupos económicos y poderes imperiales ya no necesitan a los ejércitos para imponer sus políticas y que les basta el poder judicial y el poder mediático. También, fueron correctas sus iniciativas para condenar a los genocidas, promover la Ley de Medios, ampliar derechos, promover la inclusión social y mostrar algunos rasgos de autonomía en el plano internacional. Por todas esas acciones, la demonizaron mediáticamente, la condenaron judicialmente y la trataron de asesinar.

Por el contrario, sus decisiones y medidas tomadas para tratar de empatizar con poderes como los demócratas estadounidenses y algunos grupos económicos locales, no le fueron suficientes para zafar de su condena e invisibilización. No alcanzaron los guiños de aprobar la ley antiterrorista, sus manifestaciones a favor del capitalismo, su critica a la "intermediación" en los planes sociales, su apoyo al acuerdo con el FMI, su desmarque del feminismo, o de algunos países puestos en la lista negra por Estados Unidos.

También fue insuficiente su sobrevalorada confianza en las jugadas politicas superestructurales, la estrategia de reducir la movilización popular a la escucha de sus clases magistrales, o la pretensión de que la Campora pudiera organizar el peronismo mas autocrítico y combativo. Propugnando un Estado fuerte, como única posibilidad de garantizar soberanía, fue incapaz de crearlo. Quizás debería haber tomado algunas lecciones con los dirigentes venezolanos que subestimó.

De este juicio invisibilizado, poco puede esperarse. Ya tienen un seguro condenado, Sabag Montiel. El Fiscal Rímolo acusa también a Brenda Uliarte como, partícipe necesaria y a Nicolás Carrizo como partícipe secundario. Limitarán el debate a decidir si condenan a la perejila, Brenda, o al "financista" Carrizo.

La sola pretensión de que estos 3 marginados delirantes, decidieron, planificaron y atentaron contra la vicepresidenta, sin ningún tipo de apoyo político, material o psicológico, es tomarle el pelo a nuestro pueblo.

Los vínculos de Los Copitos con Revolución Federal; la explicación de por qué la familia Caputo decidió hacer una inversión millonaria en un carpintería sin antecedentes de trabajo; las dotes adivinatorias del diputado Gerardo Milman; los celulares que se rompen cuando son transportados por personal del juzgado de la doctora Capuchetti, o los que se borraron en las oficinas de Patricia Bullrich; son temas que no son parte del juicio.

Como es de suponer, sectores importantes de la clase política, del poder judicial y del periodismo argentino, por acción u omisión, están comprometidos en este atentado y hay demasiadas personas interesadas en hacer "control de daños".

Para sumar males, la ex presidenta, está pagando en este momento el dislate político de haber depositado su confianza en Alberto Fernández. El justicialismo, que arrastra la responsabilidad de haber precedido a Milei, está a punto de una implosión. No quedan dudas de que lo que hoy se está representando en los Tribunales, es un mamarracho judicial. El problema es que no aparece fuerza social y política suficiente para desenmascararlo.

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