Juntos pero no tanto
Y se pudo apaciguar la bronca pasando a cuarto intermedio. El retiro del Padrino (Macri) sin instalar un claro sucesor, ha provocado una agria disputa entre los aspirantes a sucederlo. Se discutió sobre los ingresos de Espert y Schiaretti, pero hay otras diferencias por debajo de la mesa.
La discusión sobre el poder en Juntos por el Cambio (derecha) no es una cuestión abstracta. Todas las encuestas anticipan que esta es la fuerza política con más posibilidades de ganar las elecciones de octubre de 2023.
Subidos a la calesita de la disputa electoral son lógicos los empujones cuando se acerca la sortija, pero en esta disputa hay un poco más que ambiciones personales.
Larreta se convenció que la fórmula ganadora es hacer una gran coalición entre los partidos mayoritarios. Por eso se preocupó por acercar a Gerardo Morales del radicalismo y trata de arrimar a Schiaretti del Peronismo Federal. Esta perspectiva es la aconsejada por los Demócratas norteamericanos. Así lo expresó el embajador Marc Stanley, y también Lilita Carrió quien muchas veces actúa como vocera de esa misma política.
Bullrich hace su apuesta afirmándose en los sectores más antiperonistas del PRO y plantea que se presenta una oportunidad para arrasar con el peronismo y cualquier concesión a gobernadores, movimientos sociales o estructuras sindicales. Esta concepción está más vinculada a la que propuso Donald Trump en EEUU y a la estrategia que Macri le comentó a Vargas Llosa: "Hacer lo mismo, pero más rápido".
En elecciones que se pronostican muy polarizadas, Bullrich se presenta como opción ganadora y desde esa fortaleza bloquea el ingreso de Schiaretti y los que hacen cola (Espert, Randazzo) para sumarse a la fuerza con más chance de ganar las presidenciales.
El gran derrotado por este portazo, además de Larreta, es el radicalismo. El gobierno de Macri lo redujo a una comparsa de acompañantes y con Bullrich le puede ir peor.
El 14 de junio es la fecha límite para presentar las alianzas. Larreta, Carrió, los radicales y otros que se sienten perdidosos en Juntos por el Cambio, conspiran para patear el tablero. Parece que no les queda el tiempo suficiente para hacer esa movida y que el escenario les es desfavorable. El gran socio peronista para esa jugada, que era el ministro de Economía Sergio Massa, quedó atrapado en la telaraña de la gestión.
Pero en la Argentina, puede pasar cualquier cosa. Es difícil hacer pronósticos.