La nueva fase del conflicto colombiano
Los primeros, la mayoría hecha por los “spinn doctors” oficiales (intoxicadores) del régimen que reclaman su triunfo después de la intensa y descarada intervención a favor del candidato ganador, arrecian su ofensiva mediática sobre el eje Victoria/ Derrota, para luego pasar a darle “recomendaciones” al gobernante elegido de cómo debe enfrentar el difícil escenario que ha surgido del resultado electoral del 17.6.2018 en Colombia.
Trampa mediática y encubridora de la realidad en la que han caído algunos prestigiosos analistas “alternativos” e incluso algunos que se reclaman seguidores de la concepción marxista de la Historia, quienes para reforzar el cuento del artificio construido en los centros del Poder sobre un supuesto “centro del espectro político”, tratan de tapar el contundente e importantísimo proceso de toma masiva de conciencia colectiva que está en marcha en Colombia (como parte de un proceso mayor que se está dando en toda Latinoamérica) manifestado en estas elecciones pasadas, olvidando exprofeso aquella sentencia del manifiesto comunista de 1848, esa si labrada en la piedra dramática de la Historia que dice:
“Toda la historia de la sociedad humana, hasta la actualidad, es una historia de luchas de clases. Libres y esclavos, patricios y plebeyos, barones y siervos de la gleba, maestros y oficiales; en una palabra, opresores y oprimidos, frente a frente siempre, empeñados en una lucha ininterrumpida, velada unas veces, y otras franca y abierta, en una lucha que conduce en cada etapa a la transformación revolucionaria de todo el régimen social o al exterminio de ambas clases beligerantes ."
A continuación, los intoxicadores prepago pasan a seguir “moliendo” en los medios del régimen la obligada y amañada interpretación del proceso de paz, también en desarrollo (tanto del ya firmado con las Farc-EP, como de que está por concluirse con el ELN) para reforzar la idea contrainsurgente de la “derrota total de las insurgencias” agenciada durante años por la clase dominante en espacial en los gobiernos de Pastrana, Uribe Vélez y Santos:
El hecho más notorio de estas elecciones, dicen, es “la desaparición e irrelevancia marginal de la otrora poderosa guerrilla comunista de las Farc y la derrota o la muerte que les espera a los guevaristas y camilistas del ELN”. Acostumbrados como están al quietismo escolástico, no les cabe en la sustancia gris del cerebro la mínima idea de lo que puede significar el complejo movimiento dialectico en la sociedad con sus avances y retrocesos, identificaciones y proyecciones, trasformaciones y desplazamientos, en incluso superaciones dialécticas.
Algunos, los más atrevidos, han llegado a sugerir tímidas semejanzas entre el fenómeno Gaitán ocurrido antes del 9 de abril de 1948, con lo ocurrido en las pasadas elecciones; olvidando el magma social diferente (económico y supra estructural concreto) donde se gestan los fenómenos sociales y obviando, claro está, la terrible lección histórica aprendida por todo el Pueblo colombiano sobre la carencia de un partido popular comunero organizado, disciplinado y bien pertrechado ideológicamente que hubiera guiado e impedido la explosión caótica y la borrachera anárquica en la que degeneraron los acontecimientos de aquel luctuoso “nueve de abril” y lo que se dio a continuación.
Hoy, ya no es posible hablar de “caos organizativo” en Colombia. Hay incluso demasiadas organizaciones comuneras que será imposible destruir una por una, y que de seguro impedirán se trunque el Proceso Constituyente Territorial en marcha y el avance en la toma de conciencia que se está dando en Colombia. Habrá deserciones, lloros de liquidadores contratistas de los millonarios fondos de la farsa Santista del post conflicto y hasta “bajadas del bus”, pero el proceso social histórico seguirá su curso, porque sencillamente la crisis social general no se ha resuelto ni se va a resolver con unas elecciones deslegitimadas por la sospecha del fraude y la abstención masiva como las sucedidas y las seguras políticas que el nuevo gobierno impondrá. Además, el entorno geoestratégico sigue siendo cada día más crítico, frágil y vidrioso. El asunto del Poder, como decía Lenin, sigue estando en el centro de la cuestión, y eso (a pesar de la renuncia del candidato Petro) solo se podrá resolver en una Constituyente Territorial amplia y democrática.
A lo anterior, se debe agregar un SEGUNDO elemento protuberante que como lo escribí en una primera reacción a los resultados electorales es el triunfo de la fracción de Uribe Vélez sobre la fracción de su rival Santos en la disputa por la hegemonía dentro del Bloque de Poder contrainsurgente dominante, que se ha saldado con la elección de Duque.
Pero no es Duque solamente, y su entorno mafioso de latifundismo premoderno “modernizado y financiarizado” que se ha recompuesto y se presenta ya unido bajo su nombre (lo que ha dado origen a un interesante debate sobre si lo premoderno se puede prolongar más allá del pre-capitalismo), sino todas las 11 fracciones políticas, económicas, empresariales, mafiosas, militares, burócratas contratistas, judiciales y hasta religiosas que conforman ese Bloque de Poder, cuyo cemento es la ideología contrainsurgente y el neoliberalismo, y del cual forma parte esencial el Imperialismo Global: Es el capitalismo mafioso global y neoliberal con toda su geoestrategia depredadora, lo que se ha afianzado definitivamente en Colombia, reforzado con el ingreso del país a la OTAN y su conversión en el brazo armado de esta organización militar Global, lo que se debe entrar a analizar detenidamente.
Como consecuencia, surge un TERCER elemento analítico cual es el papel como punta de lanza de Colombia y su nuevo gobierno dentro del escenario geoestratégico andino-amazónico de la reactivación de la “guerra contra las drogas”, el que sin duda se proyecta incluso a una región más amplia en donde además de Venezuela, se están librando intensas luchas de clases y procesos sociales como en Brasil, Argentina, Perú, y hasta en Méjico; confirmando también nuestra sospecha de que Colombia se estaba convirtiendo en el Israel de América Latina
Es muy probable que, con la intervención directa de la OTAN en el llamado conflicto armado colombiano, “la lucha armada revolucionaria” tal como se ha desarrollado en estos 70 años con un alto componente político- ideológico esté agotada y que lo más probable sea su mutación completa hacia una forma más parecida al post conflicto centroamericano e incluso se asemeje cada vez más a la violencia que se está dando en Méjico. No es descartable la “mejicanización total de Colombia” como lo habíamos previsto en junio del 2012, cuando el presidente Peña Nieto nombró como su asesor de seguridad al generalísimo colombiano (luego vicepresidente de Santos) Oscar Naranjo.
Un CUARTO elemento a considerar es, el que a pesar de la renuncia inútil del candidato Petro a la Constituyente Territorial, el elemento territorial deformado por las mafias electorales locales bipartidistas, ha adquirido plena conciencia de sí. De la importancia que tiene para las comunidades, para sus vidas y futuros, el desarrollar desde la base y hacia arriba procesos Regionales, Locales y Comunales organizativos, en defensa del medio ambiente y las fuentes de agua, contra el extractivismo minero energético y contra la Guerra química del glifosfacho y el Ecocidio. Es decir que la llamada “cuestión ecológica” y la llamada “acción comunal” ya no son un asunto de un ministerio oficial y de la manipulación de unos burócratas en altos cargos, sino que se le ha quitado de las manos para integrarlo como parte intima de las reivindicaciones populares y comuneras de base, empezando a generar una estimulante y prometedora organización popular y comunera hacía arriba.
Por ULTIMO, queda pendiente la elaboración colectiva de la “hoja de ruta de la movilización popular y territorial”, que deberá afrontar seriamente los desafíos que se van a plantear en este nuevo escenario.
CALPU