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Chile :: 11/01/2006

La integración de los discursos políticos

Colaboradores Anónimos Hommodolars
Uno de los fenómenos-al momento de analizar un poco el panorama-más llamativos de estos "nuevos tiempos", es la integración o adaptación de estratos sociales otrora subversos, al "bienestar" depredador del sistema económico capitalista. Por lo menos en países altamente industrializados, en los cuales la clase obrera comienza a perder ese carácter inquieto que lo caracterizó en el transcurso de las décadas pasadas; aun cuando todavía existan disconformidades dentro de esos mismos grupos, ante el orden existente, estas poseen un carácter eminentemente marginal, pues existe una anulación de aquellos "imaginarios" en el seno mismo de la sociedad

x Sebastian Allende

Uno de los fenómenos-al momento de analizar un poco el panorama-más llamativos de
estos "nuevos tiempos", es la integración o adaptación de estratos sociales otrora
subversos, al "bienestar" depredador del sistema económico capitalista. Por lo menos
en países altamente industrializados, en los cuales la clase obrera comienza a
perder ese carácter inquieto que lo caracterizó en el transcurso de las décadas
pasadas; aun cuando todavía existan disconformidades dentro de esos mismos grupos,
ante el orden existente, estas poseen un carácter eminentemente marginal, pues
existe una anulación de aquellos "imaginarios" en el seno mismo de la sociedad.
Marcuse, sin duda, realizó un enorme aporte para los posteriores análisis
ideológicos, pues advirtió la "unidimensionalidad’ como un factor claro en el andar
de la "sociedad de consumo" y su stándar de vida.
Ahora bien, no podríamos forjar un cuadro completo- obviamente con sus límites- si
no mencionamos ni reconocemos la integración de los discursos políticos
revolucionarios al aparataje institucional moderno Pues la adaptación al modelo
social capitalista es a su vez una adaptación a la máquina discursiva del
Estado-nación. O sea, no es sólo material, sino también de índole ideológica, no se
limita a que estratos,otrora marginados, adquieran mayores productos y servicios,
sino que también participen, a modo de ejemplo,en las guerras de sus respectivos
Estados nacionales.
Sobre la integración política.
Entiendo la integración como un proceso por el cual imaginarios y o diversas
filosofías, comienzan a "identificarse" con el modelo en otro tiempo criticado.
Podemos "sacar a colación" lo sucedido a los partidos socialdemócratas que, con el
paso del tiempo y su actuación parlamentaria, fueron lentamente entibiando sus
propuestas, moderando su ardor, en fin...se fusionaron con el "amo" del capital. No
obstante, no tenemos que concebir la integración como un fenómeno relativamente
nuevo, o si no analicemos la lenta fusión del cristianismo con el Imperio romano,
que tuvo su máxima expresión en el "edicto de Milán", del año 313d.c promulgado por
Constantino. Lo que constituye novedad, según mi opinión, es que en nuestra época se
luchaba por algo mayor: se buscaba la libertad del hombre. Si bien los primeros
cristianos también se rebelaban en su tiempo, su rebeldía tenía respuesta: esperaban
la llegada del Mesías ante lo cual lo mundano no ofrecía mayor interés. Su rebelión
tenía un carácter "metafísico" como diría Albert Camus; la de nuestra época un
carácter emancipador. No pretendo buscar el por qué de la adaptación en nuestra
época, pues cada uno formulará sus propuestas, lo que me gustaría resaltar es cómo
la adaptación a la "sociedad de consumo" es a la vez una integración al discurso del
Estado nacional.

El proletariado ¿ no tiene patria?
Uno de los eslóganes más escuchados es el "internacionalismo proletario". Este tenía
firmes bases en el sentimiento de desdicha que unía a los obreros, independientes de
razas o naciones. Para muchos esta idea se asentó firmemente en su actuar
socialista, guiado por la sinceridad más desnuda, más profunda, más humana. Los
trabajadores conocían su hermandad mediante la explotación de la cual eran parte.

No obstante las buenas intenciones de muchos grupos sindicales, ya se comienzan a
vislumbrar -en pensadores socialistas como Lasalle-esbozos de posturas netamente
nacionalistas. Esto último lo llevó a polemizar con el mismo Marx. Pues para este
último el proletariado "no tiene patria", ya que no puede quitársele lo que no
posee. La actitud de Marx demuestra claramente el elan internacionalista que
predominó en los orígenes del pensamiento socialista*.
A pesar de ello, y con el paso del tiempo, dice Camus en el "Hombre rebelde": "La
quiebra de la Segunda internacional demostró que el proletariado estaba determinado
por algo más que por su situación económica y que tenía una patria contrariamente a
la famosa fórmula."**. Esto que podría escandalizar a más de uno, posee más de un
agarre. Y no quiero parecer un "pequeño burgués contrarrevolucionario", como más de
un rebelde "comprometido" habrá de calificarme, sino combatir esa peligrosa
tendencia de nuestra época que lleva a creer a muchos jóvenes que ante la crisis
material del capitalismo, los pobres así como así, deberían abrazar el socialismo.
Un determinismo tal, empequeñece y hace parecer-según mi opinión-simple, algo más
bien complejo: la lucha contra el modelo social capitalista es sólo posible, no
inevitable históricamente; la experiencia del nazismo- me refiero al apoyo popular
con el que este contó- debiera hacernos pensar si las problemáticas sociales tienen
soluciones obvias, o si plantean dudas más que firmes seguridades de juicio. Y lo
que enuncio no es algo tan descabellado. O si no, observemos la colaboración
estrecha que tuvieron corrientes políticas como la socialdemocracia alemana, con el
gran capital durante la primera guerra mundial, y como muchos sindicalistas-bajo la
influencia de aquella- también fueron parte del "sentir nacionalista". Olvidando el
tan cacareado "internacionalismo proletario". En relación con este punto anota el
olvidado anarquista Rudolf Rocker: " ...es indudable que el nacionalismo moderno
encuentra también en las vastas masas de los pueblos un eco nítido. Nada sería más
peligroso que el querer cerrarse contra ese reconocimiento". Por lo tanto "..es
necesario ante todo adoptar frente a las aspiraciones nacionalistas una posición
sólida y clara y no mecerse continuamente en extremos que se expresan en consignas
políticas baratas, pero que no tocan de ningún modo el núcleo de la cuestión". Más
adelante apunta: " En los distintos países, particularmente en los Estados
anglosajones, el problema del internacionalismo no ha despertado nunca profundo
interés en las grandes masas del proletariado sindical y políticamente organizado.
Pero también allí donde en las organizaciones obreras ha existido un tiempo ese
interés, hace mucho que desapareció y que ha dejado el puesto a un eclecticismo
político que brilla en todos los colores"***. Rocker escribe estas significativas
palabras en 1931; demostrando claramente que "la adaptación al Estado nacional es al
mismo tiempo la adaptación al orden económico capitalista que sirve de base a
aquel"****. En resumidas cuentas, Rocker insinúa más de 20 años antes que Marcuse la
idea de la unidimensionalidad, si bien por factores diferentes a los aludidos por el
filósofo de la escuela de "Frankfurt", plantea que las influencias ideológicas han
calado hondo en muchos estratos sociales, incluso en los más postergados.
Ante lo cual palidece la posibilidad revolucionaria del proletariado; al fin, parece
que los "proletas" si tenían patria, por desgracia para el socialismo.

Qué podemos hacer
La pregunta planteada es difícil de responder; si bien es necesario ir construyendo
cosas, siempre debemos tener en claro la posibilidad de que nuestro actuar puede
estar guiado por algunos errores, inspirados, tal vez, en la doctrina que buscamos
como refugio. Seguir con panfletos, o consignas, puede servir netamente en el plano
de la propaganda barata, pero no más allá. Si intentamos forjarnos un cuadro sobre
el presente y el futuro, tenemos que realizarlo sin doctrinarismos que achaten
nuestro espíritu. Lo que, sin duda, nos hará más libres.

Citas y bibliografía
*en relación a este punto , muchos critican la actitud de Marx frente a la guerra
franco-prusiana del año 1871. Mas, lo que ahí fulgura no es patriotismo, sino el tan
presente "fatalismo histórico".
**Camus, Albert. "El Hombre rebelde", página 253-254. Editorial Losada, Buenos
Aires, 2003.
***Rocker, Rudolf. "El nacionalismo", página 4. Ediciones Cuadernos internacionales,
Santiago de Chile, 1931.
****IbiD.

 

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