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EE.UU., EE.UU., Mundo :: 31/03/2025

Los archivos JFK y América Latina

Juan J. Paz-y-Miño
En los análisis de la vida interna de los países latinoamericanos siempre toca observar las geoestrategias de la seguridad nacional de los EEUU

En su primer mandato (2017-2021) Trump decidió mantener en secreto buena parte de los documentos sobre el asesinato de John F. Kennedy; pero la semana pasada, habiéndose autonombrado presidente del Kennedy Center, dispuso desclasificar todos los documentos (80 mil) relacionados tanto con ese hecho, ocurrido el 22 de noviembre de 1963, como los relativos al asesinato del senador Robert Kennedy en 1968 y al que se perpetró contra Martin Luther King este mismo año. Los archivos están en línea desde el 18 de marzo en la página web del National Archives (Maryland), sección "JFK Assassination Records - 2025 Documents Release" en esta dirección: www.archives.gov/research/jfk/release-2025 . También se hallan en National Security Archive: https://t.ly/qhZ78

A pesar de las preocupaciones de distintos funcionarios por las consecuencias imprevistas de tan gigantesco material, incluso de ciertas prevenciones iniciales de John Ratcliffe, director de la CIA, el equipo de seguridad quedó "atónito", según refiere el New York Times (https://t.ly/rnq18), ante la orden de Trump que debió cumplirse, y en 24 horas fueron publicados 64 mil archivos. Por cierto, EEUU es un país singular en cuanto al manejo de bibliotecas, archivos e informaciones de todo tipo, ya que existen no solo repositorios privados y públicos, sino una extendida facilidad académica para investigarlos. Las universidades de renombre tienen documentación valiosa. También en el gigante país del norte se desclasifican documentos reservados. Esta tradición toma un giro inédito y grave en la nueva era Trump, pues la Casa Blanca ha ordenado cerrar la oficina estatal que publicaba estadísticas económicas como datos sobre inflación, empleo o PIB (https://rb.gy/4wbca2). Comparativamente, en Ecuador no solo falta cultivar bibliotecas y archivos por el interés histórico que tienen, sino que desde 2017 se ha venido ocultando información otrora pública y que estuvo en las páginas web de diversas instituciones, además de que, cuando se propone conseguir material relevante, que no tiene razones para ser ocultado, la respuesta oficial es que se trata de documentación "reservada" y de "seguridad" o de "inteligencia" que no puede darse a conocer. No ha faltado el tratar de inculpar a personas con respaldo de información supuestamente "confidencial" y "reservada", rompiendo así todo principio de inocencia.

De lo que hasta el momento se ha logrado avanzar en los archivos sobre Kennedy no aparece algo excepcionalmente nuevo, sino que se ratifica un complot en el que ocupa lugar central el asesino Lee Harvey Oswald. También se conocen nombres colaterales. Pero resultan relevantes los detalles sobre las actuaciones de la CIA y sus métodos. A inicios de la década de 1960 el anticomunismo era la obsesión de la agencia por las repercusiones de la Revolución Cubana (1959). Y sus acciones por el mundo incluyen espionaje, escuchas telefónicas, interceptación de correspondencia, seguimiento a personas, infiltración en instituciones, captación de colaboradores, financiamiento de agentes, sin descartar operaciones de asesinato selectivo, secuestro, experimentos con humanos, tráfico de drogas, uso de terroristas, paramilitares, torturas, cárceles clandestinas, violación de derechos y convenciones internacionales, etc., según documentos desclasificados de la misma agencia.

El anticomunismo de la Guerra Fría facilitó la penetración en las fuerzas armadas latinoamericanas y la CIA impulsó golpes de Estado e instauró gobiernos convenientes a los EEUU. Cuba era el objetivo primordial y Kennedy tuvo un papel central en dirigir las acciones contra el gobierno revolucionario de la isla, que incluyó la fallida invasión por bahía de Cochinos en abril de 1961. Para contrarrestar al "castrismo" Kennedy impulsó el desarrollista programa "Alianza para el Progreso" en el continente. De modo que no hay país ajeno a las acciones de la CIA y del anticomunismo en América Latina, algo que ha merecido numerosos estudios. Los archivos sobre Kennedy han aclarado, por ejemplo, los vínculos de la CIA en México (https://t.ly/FagVK); y en Ecuador conocemos bien de esas actividades desde que en 1975 el exagente Philip Agee publicara el libro Inside the Company. CIA diary que incluye los nombres de los agentes ecuatorianos (https://shorturl.at/4HF2V) y cómo actuó esa agencia para derrocar al presidente Carlos Julio Arosemena M. (1961-1963).

De hecho, esas actividades tampoco son nuevas y los EEUU tienen una larga historia sobre seguridad nacional y labores de inteligencia para el país, que vienen desde el siglo XIX. En el siglo XX dos instituciones han sido esenciales: el Federal Bureau of Investigation (FBI) creado en 1935 y la Central Intelligence Agency (CIA) fundada en 1947. El profesor Marc Becker ha demostrado en su libro The FBI in Latin America. The Ecuador files que Franklin D. Roosevelt (1933-1945) encargó al FBI la vigilancia de actividades alemanas nazis en América Latina, particularmente en Argentina, Brasil, Chile y México, pero que incluso en Ecuador actuaron 45 agentes encubiertos (www.yachana.org/fbi). Y en otro libro: The CIA in Ecuador (https://t.ly/hSYAH), Becker da cuenta de cómo, paradójicamente, esta agencia nunca comprendió los orígenes ni las bases sociales e ideológicas de las izquierdas del país, que no tenían que ver con vínculos supuestos con la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), algo que tampoco ocurría en los países latinoamericanos con izquierdas comprometidas, por sus propias causas, en la transformación social. De otra parte cabe subrayar que Marc es un académico que ha sostenido los archivos fundamentales de la historia del movimiento indígena ecuatoriano y que sigue desarrollando una labor ejemplar en estos campos (yachana.org).

Desde aquellos años a la actualidad la CIA nunca ha dejado de actuar y hoy sus acciones se facilitan por el progreso tecnológico. Sin embargo, casi es normal que la gente no crea en esas intervenciones o por lo menos dude sobre ellas, pues parecerían fantasiosas y dignas de cualquier teoría conspirativa. Podrían tener al menos una rápida visión sobre las capacidades de la inteligencia norteamericana en la entrevista a Peter Kornbluh, experto en el tema, publicada por Democracy Now (https://t.ly/_mXUJ).

Quienes trabajan con las ciencias sociales no dudan sobre las injerencias en los países latinoamericanos de las actividades abiertas o encubiertas de la CIA. Pero hay suficientes huellas de ese injerencismo monroísta, además de pruebas expresas, como los financiamientos que en América Latina y, sin duda en Ecuador, han realizado instituciones como USAID, ILV o NED, atrás de las cuales estuvo la CIA, captando medios de comunicación, periodistas, líderes sociales, profesionales, etc. para librar la batalla contra los progresismos latinoamericanos, a los que el nuevo monroísmo les tiene en la mira, pues no responden a su interés por contar con gobiernos subordinados. En consecuencia, en los análisis de la vida interna de los países latinoamericanos siempre toca observar las geoestrategias de la seguridad nacional de los EEUU, a fin de articular respuestas capaces de preservar los intereses propios de la región.

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